7. El trato I

622 42 0
                                    

1/2

Michael

—Muy bien jóvenes, vamos a hacer clavados, desde la segunda plataforma —exclama el entrenador.

Estamos en la última práctica de la primera semana, sábado y domingo son libres para salidas o visitas, pero yo no tengo planes. Luego de casi 200 piscinas van clavados, aunque no soy clavadista me gusta, pero aun así debo salir más adelante, para acortar tiempo.

—Oigan ¿Soy yo o el agua está lenta? —pregunta David con el ceño fruncido mientras se posiciona en la fila.

Río, aunque sé perfectamente de que habla, y aún cuando suena como una incoherencia, para los nadadores tiene mucho sentido, a veces "el agua está lenta".

—¡¿Verdad que si?! —inquiere Apolo —pensé que ya me estaba volviendo loco.

—Ya estas loco Polo.

—¡Ey! —da un golpe en mi nuca que me hace reír mientras avanzo en la fila.

—Pero es cierto, sí se siente lenta.

¿Para que mentir? Hoy no está siendo mi día, tal vez esa sea mi excusa. Sí amigos el agua está lenta.

—Ese fue genial —, comenta Apolo quien está detrás de mí.

—Te dije que Derek es bueno.

—Sí, pero también influye su familia.

—Deja de decir esas cosas Polo —digo antes de que continúe —. No te contamines con cosas así — él suspira.

—Evans sube —brama el entrenador.

Con eso comienzo mi serie de clavados, esto me recuerda a aquel risco en casa de los abuelos, ellos también influyeron en mi amor por este deporte, mi abuelo me lanzaba de pocos años en la playa cerca de su casa por lo que más que aprender desarrolle un instinto de supervivencia, me gustaría decir que no me gustaba, pero la verdad es que lo amaba, me hacía sentir capaz, siempre se sorprendían por como salía de la corriente y me mantenía por largos periodos debajo de la superficie.

Al terminar vamos a nuestras cabañas a asearnos, debemos prepararnos para cenar y luego asistir a la asamblea, cuando salgo del baño, ya listo, llega Noah, una carcajada se me escapa. Se ve terrible, está lleno de tierra, sus ganchos rechinan porque está arrastrando los pies al caminar y sus eyes black se corrieron por todo su rostro, sin mencionar su expresión de cansancio y fastidio.

—¿Y a ti que te paso? —Pregunto entre risas.

El gruñe —. No preguntes esas cosas, tuve que hacer varios drills y…

—¿Y eso es? —Lo interrumpo.

—Pareces idiota —ríe —. Soy jardinero, ese ejercicio es básicamente atrapar flies —suspira —. Además corrimos las 60 yardas y apenas pude llegar a los 6.4 segundos.

—Oye, eso suena genial —digo pensándolo —, pero parece que te pasaron una aplanadora por encima.

—Ja ja –Ríe sarcásticamente con una mueca, y eso es todo lo que necesito para soltar una carcajada —. Espérame, me bañare e iremos a cenar.

—Está bien —me acuesto en mi cama y me dedico a mi celular.

Madisson no ha respondido mi mensaje de esta mañana, tal vez me pase un poco, pero ya puedo ver su foto de perfil, significa que me ha agregado, lo que creo que no esta tan mal, así que decido enviar otro mensaje.

Yo: ¿Estas?

Madisson: Para ti no.

Yo: Uy, que dura.

Jugando por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora