43. Campeonas

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Michael

—Mamá hablo en serio, no se molesten.

—No es molestia cariño, debemos ir a apoyar a Maddie —, comenta por décima vez en 5 minutos.

—Mamá, tienen una reunión, si quieren pueden dejar a Sofí, pero deben continuar con sus responsabilidades —, hablo firmemente.

Sí, Camille Evans es insistente.

—Ahora tu pareces el padre aquí —, suspira —de acuerdo, dejaremos a tu hermana en unos minutos.

—Está bien mamá.

—Que conste que queríamos ir a la final y no nos dejaste, se lo dices Michael.

—Que conste que tienen cosas que hacer y de acuerdo, adiós mamá, te quiero.

Tras colgar la llamada y salir de la cafetería con Noah, vuelvo a marcar en mi teléfono. Tres repiques, y esa dulce voz suena en mi oído — ¿Hola?

—¿Cómo está mi hermosa novia?

Escucho una risa y casi puedo verla sonrojarse por la palabra novia —, bien Michael —, habla un poco nerviosa.

—¿Bien? ¿Cómo que bien? Debería ser más bien… ¡Lista y calentando entrenador! —, exclamo robándole otra risa, debo hacerlo, noto la tensión en su voz —¿Maddie?

—¿Si?

—En serio… ¿Cómo estás? ¿Cómo te preparas?

Escucho un fuerte suspiro mientras camino en dirección a mi cabaña —, estoy… Nerviosa, no había jugado una final con el campamento, y menos con Gladiadores.

—Maddie ¿Qué hablamos?

—Sí, lo sé, sacúdete si te sientes nerviosa, suéltate y…

—¿Y?

—Y cree en ti —finaliza con la voz más altiva.

—Así es —, sonrió en satisfacción por su notable relajación —, todos confiamos en tí, pero esa seguridad debe ser tuya, de nadie más… Eres asombrosa, pero eres tu quien debe creerlo y demostrarlo.

—Sí, pero qué tal si...

—Maddie, puedo pasar todo el día diciéndote lo buena que eres… Pero tú eres quien debe creerlo, sentirlo y demostrarlo —, mi tono sube un poco —, has venido dos años, eres la capitana y la mejor armadora, siéntelo, y sin importar que pase allá, disfrútalo.

Suelta una ruidosa exhalación y puedo verla sonriendo del otro lado del teléfono —¡Si coach! —, exclama para luego soltar una risa.

—¡Así me gusta!

—Debo irme… Practicaremos un poco antes del juego.

—De acuerdo, nos vemos allá.

Sin embargo, me quedo con el teléfono en El oído esperando a que corte, quien tampoco lo hace.

—Michael...

—¿Si?

—Gracias —, la sinceridad y alegría en su voz me roban una sonrisa, deja de sonreír como un idiota —. Eres el mejor.

—No, tu eres la mejor… Ahora ve, y disfrútalo ¿De acuerdo?

—De acuerdo —, puedo escuchar de lejos al entrenador gritar a su nombre —¡Adiós!

—¿Y esa sonrisita, romeo? —pregunta un muy divertido Noah, mientras se levanta de su cama.

Esta bien, muchas sonrisas de idiota.

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