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Traté de animarlo, aunque claro ¿Cómo podría?

Finalmente lo alenté y entramos a la escuela, caminábamos hablando sobre otro tema para no tocar lo que había pasado con Caín hace poco, como hoy era miércoles, tendríamos más de la mitad de clases separadas, y eso solo significaba una cosa, tendría que pasarlas con Arturo a solas.

Axel miró el reloj que estaba pegado a la pared de la escuela en una parte alta.

Si ese idiota te molesta, tienes que decirme, ¿Entendiste? —dijo, o más bien ordenó, a él no le gustaba enterarse por terceros, dice que le gusta cuidarme, aunque, no soy un niño para que lo hiciera.

Finalmente nos separamos, él tuvo que tomar sus clases y yo las mías; caminando por el pasillo me topé con una rubia cabellera bastante familiar, hizo que mi piel se erice y sintiera mis músculos tensarse, casi se me escapa un grito cuando esos profundos ojos azules se posaron sobre mí, instintivamente agaché la cabeza.

¡Sil! —dijo el rubio con euforia, casi emocionado de verme, supongo que ya necesitaba a quien molestar— ¿Acaso te escondías de mí? Casi no te había visto, y yo pensando que ya no éramos amigos— dijo con un tono bastante irónico y casi burlesco, yo permanecí con la cabeza abajo, su presencia me intimidaba, y tenerlo a lado era aterrador, solo es una persona ¿Por qué me sentía tan asustado?

Cerré los ojos apretándolos con fuerza, deseando que desapareciera o que Axel pasara por ahí... cualquiera...

¡Hey! ¿Qué demonios está pasando aquí? —una tercera voz atrás de nosotros, era ligera pero autoritaria, ambos nos giramos a mirar de quién se trataba; era Alexa, una de las primas de Axel. Arturo palideció un poco al mirarla, y yo sin entender qué pasaba.

¡Alexa! ¿Q-Qué tal? ¿Cómo va tu día? —decía el rubio con las palabras algo cortadas, y relajando su tono.

¿Acaso estabas molestado a este pequeño chico? —preguntó sonriendo, a lo que el cuerpo de Arturo dio un pequeño saltito negando frenéticamente con la cabeza.

Eso creí, ahora ¿Por qué no vas a tu salón? Es tarde— dijo la chica cruzándose de brazos a lo que el rubio asintió y se fue corriendo.

Ella era de una altura similar a la mía, no pasaba de los 1.50 cm, pero aun así hizo que un mastodonte de 1.80 saliera corriendo, me pregunto a qué se deberá eso.

G-Gracias por eso— dije con la voz baja, ella me miró, tenía unos penetrantes ojos ámbar, se veían muy intensos, hacían un lindo contraste con su piel clara y su cabello castaño, como los demás, era hermosa.

Bueno, al menos llegué a tiempo, pero jamás lo menciones, mi primo se enojará si se entera que hablé contigo— dijo preparándose para irse, supe que se refería a Caín y la vi irse sin más.

Creo que todos le hacen mucho caso a Caín; con eso en mente me fui a mi salón a tomar mis clases, al menos estaba más tranquilo de no haber recibido algún golpe de Arturo.

Las horas pasaban, clase tras clase, sonó la campana para el receso, supuse que Axel me estaría buscando, tendría mucho que contarle, como que Arturo no me había molestado en todo el día, o que una de sus primas me habló. se escucharon pasos por el largo pasillo oscuro, donde habían unos casilleros separados por las puertas de algunos salones, me puse por la que se suponía que debía salir ya que, escuché una voz familiar.

La Enfermedad Llamada Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora