Capítulo 6

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Narrador

La noche había caído una vez más, la familia Ossian cada vez estaba más preocupada sobre el paradero de Frederick, no se preocuparían tanto, pues al ser un inmortal sabían que estaría a salvo, solo les desconcertaba no saber la ubicación de su paradero.

¿Estás preocupado por tu tío? —Le consultó Silver al mayor.

Claro, aunque ellos me detesten, a fin de cuentas, son mi familia, crecí con ellos, pese a todo lo que piensen de mí, no desearía que les pasara algo— confesó Axel mirando al menor, el cual estaba atento a lo que este decía.

Eso es admirable, cualquier otra persona no dudaría en abandonarlos— le mencionó Silver sentándose en el escalón donde el mayor estaba.

¿Tú lo harías? —le preguntó el mayor mirándolo.

No lo sé, creo que no sabría qué hacer en tu posición, pero me parece admirable la postura que tomas— le dijo Silver poniendo su mano arriba de la del mayor, la cual descansaba en el escalón— yo sé lo que es no ser deseado.

La mirada de Silver ahora era nostálgica, la oscuridad de la noche hacía un contraste con la luz que venía de la casa.

Axel lo miró algo sorprendido por lo que dijo, jamás se imaginó que su tímido amigo lo comprendiera, pero con verlo sabía que así era.

Ambos cambiaron su vista al paisaje, era mejor cambiar de tema.

¿Sabes algo de tu tío? —preguntó el mayor.

Le llamé anoche, después que te durmieras, están bien, solo se preocupó por dónde estaba, por suerte el gobierno estuvo moviendo a la población a refugios para que estén a salvo— le contó el menor.

Quizá deberías ir con ellos— le sugirió el mayor poniendo una mirada triste.

¿Qué? ¿Quieres que me vaya? —

No es por mí, no quisiera separarme de ti, pero es peligroso que te involucres con nosotros, puedes salir herido mientras Axel decía aquello, los escenarios en los cuales Silver saliera herido o peor, llegaron a su mente, y cada vez se sentía más culpable de que el menor siguiera ahí.

No pienso dejarte solo— le confesó el menor.

No hay nada que puedas hacer, Silver—

Silver solo miró a su amigo por un momento.

Axel, sé que solo quieres cuidarme, pero yo también deseo cuidar de ti, todo el tiempo estás atrás de mí viendo que esté bien... sabes que no solo me refiero a todo eso— le decía el menor— por una vez quiero sentir que también puedo apoyarte, no quiero sentirme inútil.

Eres un... idiota— le dijo el mayor mirándolo directo a los ojos— siempre cuido de ti, no por que sienta una obligación al hacerlo, ni porque crea algo tan absurdo como que el destino me forzó a conocerte y a protegerte, yo elegí hacerlo— le dijo el mayor poniendo su mano arriba de la del menor y apretándola— sentir tu respiración es suficiente motivación para seguir haciéndolo, además pelear por alguien no es la única forma de salvarlo.

Quisiera hacer más por ti— dijo el menor bajando la mirada, el mayor le tomó el mentón para que volviera a mirarlo.

Lo has hecho todo por mí— le dijo el mayor chocando sus frentes.

De los ojos del menor salían pequeñas gotas de agua y una sonrisa tierna, apoyó su cabeza en el hombro del mayor, para poder llorar en esta, mientras el mayor hundía su cara en los cabellos del menor, aspirando su aroma y dejarlo llorar.

Mientras tanto Caín y Abel observaban desde la oscuridad, estaban sentados en el techo.

Asco— dijo Caín.

Creo que sería difícil separar a esos dos— agregó Abel— quisiera una amistad similar, pura, sincera, y real.

No hablaras en serio, es asqueroso que se relacione con los humanos— le dijo Caín— ese mortal solo será una carga para todos nosotros, y cuando el consejo se entere que nuestro dulce hermanito le dijo nuestro secreto sabes que tendrán que ejecutarlo, y Axel lo sabe perfectamente, no sé por qué decide tener una mascota que al final deberá de ser sacrificado.

¿Crees que Axel lo dejará ir tan fácil? —agregó Abel.

No tendrá otra opción, sería él contra todo el consejo— mencionó Caín cruzándose de brazos y meciendo sus pies en el vacío.

Las relaciones humanas son tan fascinantes... tienen una vida tan corta, fugaz... —decía Abel recostando su cuerpo y mirando al cielo estrellado.

Sus decisiones son demasiado relevantes en sus vidas, son tan cortas que cada cosa que eligen si se equivocan lo arrastraran hasta morir...— decía Caín tomando la misma postura que Abel— pero, a fin de cuentas, eso los hace felices, equivocarse, aprender y llegar al final sabiendo que todo valió la pena.

¿Por eso los odias tanto? —le preguntó Abel.

Cuando era humano, no fui muy diferente a ellos, solo estaba construyendo todo, para que cuando llegara al final, todo lo malo se vaya conmigo, al igual que lo bueno... pero ahora, mi vida es tan larga... como si pudiera vivir miles de vidas una y otra vez, si fracaso en una, solo tengo vivirla de nuevo y de nuevo, y de nuevo...— decía Caín— también pensé seriamente... para los humanos ¿De qué sirve desperdiciar sus vidas construyendo su futuro...si al final acabará? ¿Tiene algún sentido vivir por algo cuando a fin de cuentas tendrás un final? No te llevarás nada...

Los humanos son cambiantes, sus formas de vivir se han vuelto de esta manera al paso de los años, todo eso los vuelve fascinantes, a veces extraño mi vida humana, ser tan frágil, saber que en cualquier momento podrías morir, imaginarías que, con eso, ellos atesorarían cada momento en sus vidas, pero no es así, al menos yo jamás lo hice, no fue hasta volverme lo que soy ahora que me di cuenta que las cosas saben diferentes en el momento que sabes que probaras lo mismo siempre— dijo Abel.

Es curioso ¿No crees? valoras más tu vida cuando logras ver lo bueno de ella dijo— Caín mirando al cielo oscuro más nostálgicamente.

¿No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes? —

No, te esforzaste tanto en querer perderlo, y nunca quisiste ver lo que tenías— le corrigió Caín, recordando su época cuando era humano.

No todos los humanos son iguales— una voz masculina se unió a la conversación, ambos chicos miraron atrás donde prevenía la voz.

Era Israel quien subió de un salto al techo junto a los menores, estos al verlo se incorporaron y vieron como el hombre se sentó en medio de los dos.

Padre...yo...— Caín iba a hablar, pero Israel puso su mano en su hombro.

Se que repeles mucho a los seres humanos, créeme, jamás fue mi intención forzarte a nada, lamento haberte enviado a esa escuela sin consultar si estabas de acuerdo— se disculpó Israel, mientras que Abel miraba la escena sonriendo.

Lo sé padre, no te preocupes por ello, de todas formas, creo que no sirvió mucho, nunca tuve amigos ahí— le confesó el menor.

Israel y Caín miraron abajo, Axel y Silver estaban riendo y hablando amenamente, quizá estaban bromeando o diciendo estupideces.

Tu hermano parece que se adaptó bien— dijo el hombre sonriendo.

Siento no ser el hijo que esperabas... eres un buen padre, me hubiera gustado ser tu hijo de verdad— dijo Caín algo triste.

Israel solo rio y puso su mano en la cabeza de Caín revolviendo sus oscuros cabellos, Abel tenía una mirada similar a la de Caín, pues él tampoco era hijo de Israel biológicamente.

Por dios, el único queinsiste en hacer esa distinción eres tú Caín, yo los amo... a los dos— decíaabrazándolos por el cuello, y jalando a Abel también, y miró a Axel —bueno a los tres, no quiero más a Axel porque biológicamente sea mi hijo, los tres lo son, y los amo por igual, daría mi vida por cualquiera de los tres, eso es lo que un padre hace por sus niños.

Abel sonrió, primero pensó que Caín no diría nada, pero tanto Israel como Abel se sorprendieron cuando Caín abrazó a Israel fuertemente, realmente aquello que dijo el hombre lo había hecho muy feliz.

La Enfermedad Llamada Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora