La Enfermedad Llamada Amor.

2.2

Tranquilo Ron, tu presencia siempre es más que bienvenida — declaró Blas sonriéndole a aquel hombre— el invitado inesperado iba a comentar algo sobre el suceso con los humanos.

El señor Ron se sintió incomodo al escuchar sobre aquella raza que tantos recuerdos dolorosos le traían.

Disculpe mi intromisión señor, pero ¿Quién es este hombre? —preguntó Ron mirando al desconocido.

Se hace llamar Velasco Autumn— respondió inmediatamente Blake.

Ron tenía la misma mirada que todos los presentes de incredulidad y duda.

Y lo que yo quisiera saber, es sobre la propuesta que mencionaste—demandó Blas posicionando su mentón en sus manos cruzadas, las cuales estaban apoyadas en la gran mesa frente a los tres.

Simple señor... una guerra—

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Me puedes responder ¿Por qué no estamos ahí con papá? —reprochaba una mujer, la cual se encontraba apoyada en el barandal del balcón de una mansión.

Dejó muy claro que no quería que lo acompañemos— le respondió un hombre con un semblante más serio que contrastaba con el suyo infantil y berrinchudo, pese a ser una mujer hermosa, podías notar la clase de actitud que tenía con solo verla.

Siempre vamos con él, no comprendo— volvió a reprochar mirando las afueras, las casas de las personas y quienes pasaban, mientras el viento movía sus sedosos cabellos.

Con todo esto ¿Has visto a Israel? —consultó el hombre mirando a la misma dirección que ella.

¿Qué no estaba con el bastardo de su hijo? Y si no, debe estar haciendo algo relacionado con ese engendro— agregó la mujer.

Merlín, si papá te escucha sabes que... — el hombre fue interrumpido por aquella dama tan hermosa, con una mirada hipnótica.

Pero papá no está aquí, además como si nunca lo hubieras pensado, el hijo de Israel es una vergüenza para el apellido Ossian, cuando el consejo se entere, seguro mataran al bastardo; Es un delito relacionarnos con humanos tan amenamente, así como el que ellos sepan de nuestra existencia ¿Y qué es lo primero que Israel hace? Tener un hijo con una mortal— agregó la mujer ante la mirada atenta del hombre— y lo sabes Jared.

De igual forma no quiero que papá me escuche diciendo eso, no quiero que me reprenda— agregó el hombre.

¿Qué te escuchen diciendo qué Jared? —una voz masculina desde atrás, ambos se giraron bruscamente con el temor que sea el hombre del que hablaban, sintieron un alivio al darse cuenta que este no era el caso.

Fredo— bromeó la mujer.

Ya estás grandecita para esas tonterías, Merlín— le reprendió el hombre recién llegado.