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¡ASH, CORRE! —Gabriel me empujaba, pero las personas hacían que pasar por la puerta fuera casi imposible.

Yo abrazaba a Lis, fue como si hubiera despertado completamente, regresé a la realidad, estaba asustado, esa emoción de ansiedad porque Lis estuviera a salvo.

Varias personas habían salido, pero cerraron la puerta, y por la desesperación solo se golpeaban, vimos la ventana frente a nosotros, pero era demasiado alto para brincar y sobrevivir.

Recuerdo que Vladimir se acercó a nosotros, nos había visto, apreté el hombro de Lis, estaba asustado de que la lastimara, peor, que también Gabriel corría peligro.

Recuerdo acariciar la mejilla de Lis y ponerme enfrente de Vladimir, su mirada era amarillenta, parecía un animal salvaje.

Se tiró encima mío, yo estaba listo para atacarlo y que Gabriel y Lis puedan escapar, pero justo en eso Gabriel se metió, y lo mordió.

Gabriel estaba convulsionando en el piso, parecía que le quemaba algo, Lis se acercaba a preguntarle qué le pasaba, pero este emitía gritillos y se arqueaba.

Gabriel solo se levantó como si nada, se acercaba peligrosamente a Lis, la jale del brazo atrás mío.

¿Gabriel? —estaba aterrado, la mirada de mi amigo cambió, no era él, o al menos el que yo conocía.

Ash... amigo, tengo hambre— dijo sin más acercándose.

No pude evitar derramar una lágrima, mi amigo estaba sufriendo, lo sabía.

Ambos se lanzaron, yo sujeté a Gabriel de los antebrazos y con mi pie patee a Vladimir, quien cayó, Gabriel se dejó jalar y solo recuerdo sentir una punzada, como un dolor agudo, algo atravesaba mi piel, justo en mi cuello.

La sangre salía a chorros, pero esa parte pasó a segundo plano después de lo que sentía, como si algo me ardiera por dentro, era como tragar agujas, y si algo quemara mis intestinos, mis venas ardían, juraba que podrían haber explotado, bañarme en ácido hubiera dolido menos, mis ojos quemaban de igual forma, en ese instante morir ahogado, quemado, o cualquier tortura, hubiera sido menos doloroso, es casi imposible describirlo, es algo que recorre desde mi cuello donde me mordió, a todo mi cuerpo, dejé de sentir partes de mi cuerpo, recuerdo estar gritando, pero ya no podía escuchar, solo un pitido agudo en los oídos, hasta que quedó oscuridad.

Solo fueron unos segundos lo que me tomó levantarme de nuevo, pero en ese sufrimiento parecían horas, muchas horas sufriendo, como si mi cuerpo muriera, pero pudiera sentir el proceso de la muerte, lento, doloroso y eterno, mi garganta se sentía seca, mi estomago como si llevara meses sin comer, casi como si tuvieras cuchillos atravesados en la garganta, mi cuerpo me pedía algo... el olor de la sangre de algunos cadáveres, me atraía...

Lis estaba atrás de mí, llorando y mirándome.

Su olor era delicioso, peligroso, quería morderla...

A-ASH... —decía con la voz quebrada.

Yo la detuve, si se acercaba, no sé de qué sería capaz, probablemente hubiera sido imposible controlarme.

Quisiera tener tu autocontrol... pero... ¡YA NO LO SOPORTO! —Gabriel gritaba y lloraba, se estaba mordiendo el labio, el cual comenzó a sangrarle, se estaba automutilando el labio, mordía muy fuerte.

Intentó atacar a Lis, como aquella noche en que la vi en peligro, un impulso en mi pecho me hizo reaccionar, le di un golpe en la cabeza, pero ésta salió volando de su cuerpo.

Q...que... —estaba sorprendido y asustado, había matado a mi mejor amigo, quien estuvo conmigo todo el tiempo, con quien crecí, mi hermano...

Comencé a llorar, a gritar, a desear morir, a querer saltar, me senté junto a su cuerpo decapitado, lloré más fuerte, grité hasta sentir que mi garganta se rompía.

Ash... —Lis estaba mirando asustada.

¡¿POR QUÉ TUVO QUE PASARNOS ESTO?! —grité, y grité, maldije mi existencia, ese día, sentí que algo se quebró...

ASH —el grito de Lis captó mi atención, Vladimir se levantó, mi mente no quería creer que fingió estar acostado para disfrutar nuestro sufrimiento.

Vladimir tenía algo en las manos, sus ojos no eran más amarillos, ahora eran rojizos.

Como un sentimiento primitivo, mi cuerpo decía "moriremos aquí"

Corrí sin más donde Lis, ella tendría que vivir, al menos ella tiene que estar bien.

Olerla fue lo más difícil para mí, estar cerca suyo dolía, mordí mi labio.

Ash... —oí que me habló, yo la miré —Te amo...

Lo siguiente que sentí, fue como caí de la ventana, ella me empujó, mis ojos presenciaron como el cristal de aquellas ventanas donde había sido tirado, se manchaban de rojo... mientras que, por una maldita razón, mis oídos pudieron oír sus gritos... ese imbécil no la mordió y la dejó como a Gabriel, la había destrozado... se la había comido.

Reaccioné mientras caía.

¡LISEEEEEEERV! —grité a todo pulmón, más lágrimas... más perdidas...

"Ya basta... por favor..."

Fue lo que pensé durante unos segundos, después sentí el golpe contra el suelo, había sido arrojado desde un edificio de siete pisos, desde el último.

"Siempre te gusta que te lea este libro, aunque también es mi favorito, el personaje de Damon es el que más me gusta, es tan serio y parece alguien frívolo, pero es triste ya que sufre en silencio, creo que me gusta por ser tan humano, a pesar de estar por morir, es como si ese dolor lo hiciera sentirse vivo"

Aún recuerdo lo que me dijiste esa noche... yo también amaba ese libro, un chico valiente, fuerte y capaz de lograr lo que se propone, puede ser así después de perder lo que amó, jamás había entendido, jamás me sentí identificado, te lo dije cientos de veces, pero ahora aferrarme a ese recuerdo, a esas memorias, me recordaban que aun sentía, que aún estaba vivo...

Aún me encontraba en el piso tirado, era extraño pero mis huesos estaban bien ahora, ya no dolía, lo que es más ya no podía sentir nada.

¿Cómo te llamas? —una voz algo grave, solo pude divisar a un hombre mayor quien me miraba desde arriba, no pude responder— ¿Tuviste algo que ver con esta masacre? —volvió a preguntar al ver que no respondía.

No aguanté más, recordé todo de golpe, comencé a llorar, un torrente de lágrimas salía de mis ojos, y mi boca solo emitía gritos, sentía mi pecho ardiendo, todo se había ido, no tenía nada, quería morir, me sentí tan asqueado de mí.

No fui... —apenas podía hablar por el llanto— ¡NO FUI CAPAZ DE PROTEGER A NADIE!

Grité, lloré, no podía hacer más, no podía hacer nada, jamás había sentido la necesidad de morir.

Escucha— el hombre se arrodilló, ya que yo aún permanecía en el piso, no tenía fuerza de levantarme— no es que esto vaya a arreglar algo, nada puede devolver las vidas que se perdieron ahí, pero el responsable ya fue asesinado, llegamos y quemamos el lugar— dijo sin más, mis ojos no podían parar de llorar, ahora sonreía, el que nos hizo esto murió entonces, pero, aun así, ¿Qué me queda? —puedes venir conmigo y encontrar otro propósito para vivir, o puedes quedarte aquí lamentando tu existencia.

¿Por qué haces esto? —le pregunté sin más.

Cuando yo pasé por algo similar, hubiera dado todo porque alguien me hubiera dado la mano, también pensé que todo acababa, pero en realidad solo es un nuevo comienzo, los valientes ven el final como un nuevo inicio— dijo el hombre ayudándome a levantar mi torso— Me recuerdas tanto a mi hijo, siempre pensando que está perdido, y que la vida siempre es oscura, la luz está ahí, levanta la mirada para encontrarla.

La voz del hombre me calmaba, sentí un poco de esperanza al oír aquello.

Por alguna razón sentí como si fuera un abuelo el cual trata de consolarme cuando algo sale mal, no pude evitar aferrarme a su ropa y llorar, nadie además de Gabriel y Lis me habían tendido su mano.

¿Cómo se llama? —pregunté.

La Enfermedad Llamada Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora