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Suenan de lo peor, si usted lo ordena, estaría honrado de cumplir sus órdenes- dijo el pelinegro.

La mujer sonrió y Velasco también.

Entonces esta dicho, Frederick, Leila y tú estarán al mando de esta misión, no se preocupen si no matan a nadie, solo es un saludo de que estás de vuelta con nosotros, y sepan lo que les espera, aunque si matan a alguien, tampoco es que importara- dijo Velasco, el pelinegro solo asintió y se retiró.

El pelinegro ahora usaba ropas de color negro con adornos rojizos, y unas botillas oscuras de igual forma, que hacían contraste con su blanquecina piel y hacían juego con sus oscuros cabellos y su mirada.

Hola Sebas- saludó una mujer de cabellos oscuros y una mirada rojiza, sus ropas eran oscuras como las del pelinegro, aunque tenía adornos violetas en vez de rojizos- soy Leila, parece que seremos compañeros.

¿y Frederick? -preguntó el pelinegro mirando a los lados.

Debe venir ahí- señaló la mujer a una caja cerrada de madera que era tirada por un caballo café.

La caja se abrió dejando ver a un hombre encadenado del cuello, piernas y manos, el cual soltaron seguidores de Velasco, con los tres encargados por Velasco se agregaron 5 personas de negro como apoyo de los chicos.

Él solo nos seguirá, es como un muñeco que obedece, no estorbará- dijo Leila refiriéndose a Frederick.

Como sea, no es mi incumbencia, si me retrasa lo abandonaré, hay que cumplir con lo que pidió el señor Velasco- dijo el pelinegro partiendo junto a la mujer y Frederick tras ellos, quien no hablaba ni veía a nadie.

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¡OYE IMBÉCIL, DEJA DE DECIR IDIOTECES! -gritó Caín.

A ver, no creo que eso fuera... ¿A quién mierda le dijiste imbécil, idiota? -le respondió Abel.

Perdón, no te diré imbécil, idiota te va mejor- dijo Caín.

Los que les dicen idiotas a los demás lo son- replicó el castaño- además no entiendo tu enojo, solo me llamó Jenny y le dije cuñada- decía Abel reprimiendo una carcajada.

¡ese es el maldito problema, esa mujer es una loca! -se quejó Caín- desde el baile de la luna roja no dejan de acosarme, temo por mi vida- lloriqueaba Caín.

Eres patético- le informó Abel.

Cállate-

Patético- otra voz se unió a la conversación, por lo que Abel y Caín miraron de donde provenía esa voz, aunque Caín más para matar a la persona.

¿Damon? -dijo Abel confundido de su presencia.

Tú, maldito hijo de...- Abel interrumpió a Caín antes que siguiera maldiciendo gente.

¿no dijiste que vigilarías la casa de Silver? -consultó el castaño.

Damon se giró un poco mostrando que traía a Silver colgado en su espalda, el cual tuvo menos confianza en ir con el pelinegro al saber que la casa de Israel estaba donde un bosque.

Vino conmigo igual- mencionó Damon.

Ya vimos, imbécil- se quejó Caín en un tono de obviedad.

Abel saludó con la mano a Silver el cual escondió su cabeza en la espalda de Damon ya que no sentía la misma confianza.

Auch- dijo Abel tocando su pecho donde su corazón y lloriqueando al ver que Silver ya no sentía confianza con él.

¿Descubrieron como revertir lo de la memoria de Silver? -preguntó Damon a los chicos esperando algo positivo.

Aunque estos solo negaron con la cabeza.

Israel sospecha que quizá fue causado por el don de alguno de los seguidores de Velasco, y los efectos de los dones no pueden revertirse a menos que la propietaria del don lo haga, o en caso de ser un efecto débil, hasta que el propietario muera- le informó Caín.

Sí, que sea el efecto de algún don suena más convincente, aunque de igual forma debe de haber otra manera- dijo Damon algo frustrado.

O de ultima averiguar quién podría hacer algo como esto y matarlo, no existen muchos inmortales que tengan dones los cuales sean irreversibles ante la muerte de este- dijo Caín.

Solo existían dos antes, y eran dones espirituales, fuera de eso dudo que la persona que hizo esto también tenga esa característica rara entre los dones, que ya un don es algo raro- agregó Abel.

No podemos correr riesgos, si matamos a la persona y era el uno por ciento de posibilidad que el efecto no desaparezca, será imposible hacer algo- dijo Damon.

Buen punto- comentó Abel.

Silver no entendía en absoluto de lo que estos hablaban, solo se preguntaba por qué Damon no lo bajaba, aunque le daba algo de pena decir algo.

Es un riesgo que debemos correr- les señaló Caín- tomar ese riesgo es una apuesta alta, pero es lo mejor que tenemos.

Los tres tenían la mirada en el piso, hasta que Abel escuchó una rama romperse en el bosque, por lo que miró bruscamente donde provino el sonido.

Caín...- le llamo al mayor.

Lo escuché- le mencionó el mayor sin levantar la vista, como esperando alguna otra cosa que confirme su sospecha- Mierda, mal momento para que Silver esté aquí- pensó Caín aun mirando abajo, no quería que lo que fuera que produjo ese ruido supiera que lo había notado, era una forma de estar alerta y no alertar al peligro.

Abel buscaba con la mirada disimuladamente.

Damon, entra con Silver- le dijo Abel al mencionado, el cual trató de disimular al darse cuenta de la situación.

Oye Silver, vamos a ver a Israel, seguro estará feliz de verte- dijo Damon, el chico no había oído aquello, así que no estaba ni enterado lo que pasó.

¿Cuántos crees que son? -preguntó Abel por lo bajo, con una cara neutral disimulando su nerviosismo.

Escuché solo una pisada, pero dudo que solo sea uno, probablemente estén enfrente de nosotros esperando, o nos estén rodeando- le informó Caín en un tono bajo.

Damon entró a la casa con Silver, las puertas eran corredizas y de cristal, por lo que podía ver afuera y vigilar con los chicos que aún se encontraban sentados en las escaleras de la entrada de la casa esperando.

¿Damon? ¿eres tú? -la voz de Israel saliendo de su cuarto.

Hola tío, mira, te traje un regalito- dijo el pelinegro revolviendo los castaños cabellos de Silver el cual se sonrojó un poco, aunque se sentía incomodo ante la presencia del hombre llamado Israel.

¡Silver! Por dios, ¿Cómo estás? ¿te duele algo? ¿te sientes bien? -preguntó el hombre frenético al ver al muchacho.

Silver se sentía incomodo, pues para él, aquel hombre era completamente un extraño, al menos a Damon lo conocía mejor.

Tío, no te recuerda- le recordó Damon al hombre quien suspiró pesado.

La Enfermedad Llamada Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora