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Damon les dijo que los alcanzaría luego, y se quedaría a vigilar a Silver por si algo pasaba, mientras los mayores iban a pedir ayuda.

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Te pondré esto, así que no te sugiero resistirte— le indico un hombre a Axel poniéndole las cadenas.

¿No le hicieron nada a Silver? —preguntó al hombre que le colocaba la cadena en la otra mano.

Desgraciadamente no pudimos jugar con él, el señor Velasco dio órdenes específicas de no lastimarlo— contó el hombre— por otra parte, no dijo nada sobre ti— le dijo acariciando el rostro de Axel.

Ni siquiera me dejaron verlo— pensó Axel bajando la mirada.

El señor Velasco dijo que te hiciéramos muchas pruebas, así que tenemos para divertirnos muchacho— le dijo el hombre poniéndose un traje oscuro y acercando una mesita con ruedas con las herramientas con las que torturó a Frederick.

Cuatro largas horas fueron las que pasaron, ya eran las 04:30 P.M, pero para Axel es como si hubieran pasado cuatro días.

Estaba sudando y jadeando, el piso tenía muchas manchas de sangre, y su cuerpo estaba lleno de heridas.

Ya basta— dijo Axel por lo bajo, no tenía fuerzas para gritar ya, tenía una cortada en el abdomen que no dejaba de sangrar.

Vaya, tomar nota, los mestizos no tienen una buena regeneración, de hecho, es demasiado lenta, más acelerada que la de un mortal, pero más lenta que la de un inmortal promedio, muy interesante, sí que estás en el medio— decía el hombre riendo al mirar aquello— ¿Será que tardes igual con las mutilaciones? O también si eres atravesado con algo, ¿Serás capaz de regenerarlo? —se preguntó el hombre a sí mismo.

Axel no podía dejar de jadear, pues estaba perdiendo mucha sangre.

Ya no puedo— dijo Axel cansado.

Vaya, que sangrado tan abundante, a pesar que tu piel es fría, tienes sangre como la de los mortales, ¿Cómo es posible? Tu cuerpo no produce calor —se preguntó el hombre a sí mismo— tu forma de sudar y lo demás, supongo que puedes deshidratarte, tienes debilidades de humanos, pero veamos a qué sabe tu sangre— decía pasando dos dedos por la herida de Axel y chupándolos, acto seguido escupió de forma rápida emitiendo sonidos de asco— no, en absoluto, no sabe ni cerca a la de los humanos, es como si estuviera podrida— decía recuperando su postura— quizá es un tipo de sangre única que produce tu cuerpo, o tienen los mestizos, una cualidad única que los hace tener sangre y las debilidades que esta conlleva, pero le ayuda de ésta, no es ingerible para nosotros, así que no está en riesgo con los inmortales— decía tomando nota.

¿Soy alguna clase de experimento? —preguntó Axel jadeando con más calma pues al fin sus heridas comenzaban a cerrarse, aunque de manera lenta.

Es una forma de decirlo, alégrate quizá aprendas más de ti— decía el hombre buscando otro instrumento filoso— no hueles a mortal, en definitiva, cada humano tiene un olor único que lo caracteriza, nosotros podemos olerlos desde la distancia y saber la ubicación de nuestras presas, pero algo que comparten que ante nuestro olfato todos huelen agradable, en cambio, el mestizo no diría que apesta pero tiene un olor extraño— decía el hombre a otro que se encontraba en unas rejillas, el cual ingresó en la habitación.

El virus que nos hace inmortal elimina nuestro olor, entonces podríamos decir que el mestizo al ser mitad mortal su cuerpo intenta desprender su olor, pero el virus en su cuerpo lo repele, y se genera ese olor tan característico que tiene— agregó el otro hombre mirando la escena.

Aún no sabemos si es nuestro mismo virus, una mutación del mismo, o alguno diferente resultado de la mezcla de una humana a un inmortal portador de nuestro virus— decía el primer hombre tomando una jeringa con un líquido verdoso.

¿Qué haces? —preguntó Axel al mirar aquella herramienta aterradora.

Tenemos que recolectar datos tuyos, debemos explorar tu mortalidad— le comentó el segundo hombre.

Es un ácido que inyectaremos en tus venas, veremos cómo reacciona tu cuerpo, o qué efecto causará— le dijo el otro hombre como si nada.

¡¿ÁCIDO?! —Axel estaba aterrado ante aquello.

Usualmente esas cosas no causan nada en nosotros, pero es interesante saber cómo reaccionaría en tu cuerpo, ya que pareces tener muchas cualidades mortales— le explicó el hombre que se quedaba mirando.

Solo quédate quieto —decía el que sostenía la jeringa inyectándolo en su brazo.

Axel escupió sangre una y otra vez, al igual que comenzaba a sacar sangre de los ojos a manera de lágrimas.

Vaya, el chico no está muerto aun, bastante interesante— dijo el hombre anotando algo.

Sí, al parecer su cuerpo es resistente, aunque provocó derrames —dijo el otro quien sostenía la jeringa.

Su mitad mortal al parecer es la responsable de que sufra daños, aunque por otra parte su otra mitad hace que estos no sean daños considerables para no comprometer la vida del huésped, el virus actúa de una forma diferente, no busca consumir el cuerpo de su huésped, busca prevalecerlo— decía el otro hombre mientras anotada.

¿Crees que sería una variante del virus que tenemos? —consultó el otro tirando la jeringa y buscando alguna otra herramienta.

Puede ser que se haya desarrollado a la hora de la gestación, o algún factor haya provocado que este se adaptara, pero necesitamos hacerle más pruebas, no sabemos hasta qué punto pueda ser peligroso, o inútil— le comentó el hombre que anotada guardando sus apuntes.

De todas formas, su mitad mortal es una debilidad considerable, te hace sentir mucho dolor, además de carencias, como el cansancio—

Ciertamente su cuerpo sufre de cansancio, y necesita del sueño para poder reponer energías, además, pese a su temperatura, podemos decir que es menos fría que la nuestra, así que no produce el suficiente calor de un mortal, pero tampoco está como el nuestro, es la clara muestra de un mestizo— decía el hombre que anotaba saliendo del cuarto— hazle más pruebas, cánsalo todo lo que puedas, y también corrobora lo del cambio de temperaturas, iré a informarle al señor Velasco lo que llevamos.

Será un placer— decía el hombre tomando un bisturí, mientras que el que anotaba salía de la habitación dejando atrás a Axel.

El día ya había terminado, el cielo oscureció, y la luna brillaba más intensamente, como si quisiera consolar dos almas separadas que lloraban sin saber que habían perdido a su otra mitad.

Axel... definitivamente no me suena de nada— decía Silver para sí mismo apoyado en el marco de la ventana de su habitación, miraba al cielo pensando en las personas que lo habían visitado ese día— quizá solo se equivocaron, pero ¿Por qué sigo teniendo esta sensación en el pecho? Que extraño.

Silver miró a un árbol que se encontraba a un lado de su casa, era grande y ayudaba a que el sol no fuera tan brusco de vez en cuando, en una de las ramas donde apenas podía dar la luz de la luna vio una silueta sentaba en esta, lo reconoció, era el pelinegro que se encontraba con los dos chicos de la mañana.

Así que realmente te olvidaste de él— dijo Damon descansando donde estaba acostado meciendo su pie.

Oigan, acaso ¿Están acosándome? —preguntó el menor algo confundido de cómo ese chico había llegado desde tan alto, más cuando no veía una escalera por ningún lado.

No, es extraño, como si algo me impulsara a cuidarte, no interferiré en tus decisiones ni deseos, solo soy un espectador— dijo el pelinegro cerrando sus ojos y con un tono neutral.

La Enfermedad Llamada Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora