Narra Damon
La luz del sol, aquel brillo caliente, lleno de vida, a veces quema, otras veces cansa, estuve tan acostumbrado a vivir en oscuridad, aquel manto que me abrigaba cada vez que la luz me lastimaba.
Ash, ¿Qué demonios haces ahí parado? —una voz algo joven me hablaba, pero había algo... familiar en ella, como una melodía que había oído antes, pero solo recordaba la melodía, más no la letra.
Abrí los ojos de golpe, el cielo azulado me recordaban a los ojos de alguien, pero, ¿Quién?
Miré alrededor, solo había un campo verde, y enfrente de mí, se encontraba la fuente de aquella voz tan familiar y dulce.
Gabriel... —dije algo bajo, al fin pude reconocer a mi amigo.
Vamos idiota, llegaremos tarde a la fiesta de Vladimir, y sabes cómo se ponen todos— bromeó dándome la mano para que me ayudase a pararme, a pesar que dudé un momento, acepté esta ayuda.
Caminar por las calles, era algo diferente, el ambiente tenía cierto color café, tranquilo y todos tenían un lenguaje refinado.
La expansión que habrá hará varios cambios, espero que buenos para nosotros— comentaba mi amigo caminando mirándome, siempre tuve la costumbre de caminar un poco atrás que los demás.
Siempre y cuando los conflictos se solucionen— agregué a lo que decía.
Dime, ¿Sigues ganando dinero sucio? —consultó mi amigo disgustado, y ya sabía el porqué.
Si así le quieres llamar a mi forma de sobrevivir pues sí— le comenté riendo.
El boxeo es ilegal, Ash, estás jugándotela— dijo en un tono preocupado y deteniendo su caminar, yo hice lo mismo por consecuencia.
Gab, seamos sinceros, a nadie le interesa en lo más mínimo, he visto "figuras de autoridad" animándome cuando peleo— le dije haciendo énfasis en figuras de autoridad.
No creo que a Lis le guste eso— dijo sin más siguiendo su caminar.
Me desconcertó un poco que la metiera, aunque entendía que solo se preocupaba por mí, demasiado.
Lis, por alguna razón cada que alguien lo pronunciaba, salía una dulce melodía, me gustaba mucho sonreír, pero al oírlo, lo hacía más, siempre estaba de buen humor, pero oír aquel nombre, hacía que todo mejore.
Tendré que pelear hoy en la noche— le informé, a lo que solo asintió sabiendo que no podría hacer o decir algo que me detuviera, solo podría apoyarme, lo cual siempre hacía.
Hablando de la doncella, creo que alguien te espera— señaló para que mirase, lo cual al hacerlo me encontré con su castaña cabellera, su piel blanquecina resaltaba con la luz del sol, además sus hermosos ojos azules cual bello océano, me miraban fijamente, acompañada con su brillante sonrisa.
Ella se apresuró a llegar donde estaba y abrazarme, siempre olía a manzanas, o alguna fruta, siempre olía dulce y era la mujer más hermosa que haya visto en toda mi vida.
Depositó un dulce beso en mis labios, era inmensamente feliz, para mí no había nada más perfecto que ella.
Los recuerdos llegaron a mí en ese momento, todos en conjunto, cuando asistimos a un baile de luna roja, y como era de esperarse, al final pesé que no empezamos bailando juntos, acabamos juntos, yo me sentí mal así que nos atrasamos y no pudimos seguir bailando, por lo que salimos de la pista, de todas formas, saber que estuvo en mis brazos fue lo mejor que pudo haber pasado.
Si vieras a Ash pelear pensarías que es alguien serio, aunque este pequeño demonio es demasiado sentimental y carismático— dijo burlándose Gabriel, a decir verdad, era cierto, siempre me encontraba riendo o feliz, mi vida era lo mejor que tenía, ¿Cómo no estar contento?
Bueno, a la mayoría de personas les gusta ver en el rostro de alguien si se siente cómodo, triste, enojado o algo por el estilo— Decía Lis riendo con Gabriel, pues en sí, todos cuando van a verme pelear y me conocen en personas creen que soy serio o frívolo, cuando no es así —si no ven la persona tan emocional que eres aquí —agregó Lis, aunque antes de terminar aquello tocó mi pecho donde estaba mi corazón— entonces, busca personas que lo hagan, aunque parezca que alguien no siente nada, no sabemos lo sentimentales que pueden ser.
Me gustaba cuando me decía cosas como esas, ella sabía cómo era en realidad, me entendía y me amaba tal como soy, eso me hacia la persona más feliz, tener a alguien que pueda aceptarte.
Aquellas vistas a los verdes pastos que teníamos juntos, cuando salíamos, o las comidas, a veces con Gabriel y a veces solos.
Te amo, Ash —aquellas palabras me hacían sentir el ser humano más contento, sabía que eran sinceras, viniendo de ella, sabía que todo era verdad, el tiempo se detuvo justo ahí...
En ésta, y en todas las vidas que tengamos que pasar, quiero seguir encontrándote— le dije besando sus rojizos labios, eran suaves y adictivos, era la mujer perfecta, era valiente, independiente y siempre me demostraba que, así como ella podría sostenerse de mí, yo podía hacerlo de ella.
Ella rio suave, y me abrazó, creo que podría morir en ese instante y hacerlo sin arrepentimientos y feliz.
Siempre hablábamos de cómo seriamos en nuestras siguientes vidas, y lo mucho que queríamos que el destino nos cruzara de nuevo, quizá para siempre, a ella le encantaba lo que decía su padre respecto al tema.
"No importa la apariencia que tengas, cuando te vea, sabré que eres tú, siempre te reconoceré, y el destino hará que me vuelva a enamorar de ti, como si fuera la primera vez que nos conocemos."
Recuerdo cuando nos conocimos, yo caminaba sin esperar nada de la vida, mis padres me echaron de la casa y caminaba a casa del único amigo que tengo desde niño, caminaba entre la noche sin saber que, en esa larga oscuridad, encontraría mi rayo de luz.
ahí estaba, cual hermosa figura, esperando para irse a casa, cuando alguien trató de lastimarla, sin pensarlo dos veces corrí para ayudarte, lo que comenzó como un impulso, terminó siendo la mejor decisión de mi vida, pues esa noche, no solo te salvé, también tú a mí.
Cada vez que nos encontrábamos, lo que parecían simples casualidades, era el destino que quería que te conociera, y me gritaba "Está enfrente de ti"
Siempre traías un libro contigo, recuerdo cuánto amabas leer, eras tan culta, admiraba lo inteligente que eras, cuando te enteraste que estaba boxeando, me golpeaste con un libro, los mismos que me leías de vez en cuando, poesía, drama, romance, todo, me extrañaba como alguien que jamás se interesó en la lectura amaba aquellas historias, pero no eran los libros, solo amaba oírte, y si te hacia feliz, te podría haber escuchado por horas.
¿Cómo una princesa pudo fijarse en un don nadie?
Siempre me pregunté lo mismo una y otra vez, de todas las personas tuviste que elegirme a mí, por alguna razón sentía que yo también te elegí.
Cuando nuestras manos se cruzaban, podía sentir un calor, como una caricia cálida que me recordaba que aún estaba vivo, tus suaves y delicadas manos.
Como si de un parpadeo se tratase, el escenario se prendió en fuego, y todo oscurecía.
¡VLADIMIR! —
Los gritos de las personas, y como todos corrían a la salida del edificio.
Vladimir había mordido a una chica, la cual convulsionaba en el piso, todos estaban aterrados.
¿Qué hago aquí?
Otra vez...
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La Enfermedad Llamada Amor.
VampirEl amor no distingue razas, existe para ser compartido por todos, nos llega en el momento menos indicado, y se puede ir en el momento más inesperado. Silver Blair, un muchacho que al vivir su monótona vida al lado de su mejor y único amigo Axel...