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¿Valió la pena la espera?

Esperaría otros miles de años, solo para saber que estás bien, o que eres feliz... aunque no sea conmigo.

Fue lo que pensó Damon mientras seguía abrazando al menor, ese sentimiento de miedo, pensar que, si lo soltaba, se volvería a ir de su lado, pero al mismo tiempo, era feliz de saber que estaba ahí, y de no ser porque no duerme, pensaría que era un sueño.

Esto no es normal... no los conozco de nada... ¿pero por qué me siento tan molesto? -se preguntó a si mismo el pelinegro mirando en la oscuridad entre los árboles del bosque a la casa, donde vio que Damon soltó al mortal y platicaron un momento en la cocina.

La puerta de la entrada estaba destruida, así como gran parte de la entrada, por lo que era fácil ver al interior de la casa, al menos la sala y la cocina tenía las ventanas por lo que no era problema para el pelinegro mirar.

El pelinegro, solo miró al castaño durante unos momentos más, era algo adictivo mirarlo, comenzó yendo solo para vigilar a la familia, pero sus ojos no podían dejar de ver al chico de ojos azules, cuando estaba en la casa de los Ossian se le hizo curioso el mortal, pero en cuanto más lo veía, más sentía cosas extrañas, primero algo familiar y nostálgico, su mirada era como si la hubiera visto, su olor era como si ya lo hubiera tenido cerca, y pese a no saber quién es, no fue capaz de hacerle nada, lo que es peor, algo dentro de él se alteró al saber que podrían lastimarlo, eso no pudo explicárselo para nada, fue como un impulso de cuidar del chico, como si su cuerpo actuara por cuenta sola.

¡SILVER, CAÍN ME QUIERE MATAR! -el gritó de Abel se escuchó hasta donde el pelinegro, quien miró curioso como este salía corriendo hasta donde el mortal quien estaba en la cocina.

¡PEQUEÑO BASTARDO, NO PUEDO CREER QUE LE DISTE MI NÚMERO A LA LOCA! -el grito del chico de ojos amarillentos corriendo tras el castaño de ojos verdes.

Sebastián miraba curioso la escena, una risilla salió de su boca, le pareció algo divertido ver que actuaban como niños, aunque se preguntó, si de verdad aquellas personas eran tan malas como decía Velasco.

Miró como Silver reía y bromeaba con esas personas, se veía feliz.

Quizá si te hubiera encontrado en otras circunstancias... me hubiera gustado conocerte- dijo el pelinegro algo triste y dándose la vuelta para regresar al palacio del sur, aunque se giró por última vez- adiós mortal- dijo y por fin se fue de ahí.

Silver miró el bosque un momento, recordó al chico de cabellos oscuros, se sintió mal por él, quizá no había pasado por cosas buenas, y estaba mal, o algo terrible debió pasarle para tener aquella mirada tan triste.

Cuídate- dijo Silver mirando al bosque, lo dijo al aire, ninguno de los presentes le prestó atención ni lo escuchó, pues seguían discutiendo y metidos en su tema.

La distancia entre ambos comenzó a crecer más y más, estaban en cada extremo del mundo, ya no tan ajenos el uno del otro, pero sin poder recordar que alguna vez uno fue lo más importante para el otro, y su razón de seguir peleando, el ancla inicial en este mundo terrenal que parecía que se esmeraba en dañarlos.

Israel había tomado una decisión, irían con la familia Belladona a terminar con todo el asunto de una vez por todas, y evitar la guerra contra la humanidad.

Desde hace unos días no se han registrado nuevos ataques de los seres que comenzaron con la masacre en zonas de la ciudad, entendimos que las clases podrían reanudarse en dos semanas, el gobierno tomó acción rápido contra los seres, y aunque pudieron repeler a muchos, lo cierto es que ellos mismos dejaron de aterrorizar a los ciudadanos, no sabemos si esto será para siempre o regresaran, aun se investiga qué son esos seres con forma humanoide capaces de destruir una casa con sus propias manos, hasta aquí el informe- decía el hombre de las noticias.

Vaya, las cosas van mejorando poco a poco- dijo Silver mirando las noticias mientras desayunaba en casa de Israel, donde estaba en la cocina y a su lado Damon.

Empeorará, seguramente dejaron de atacar las ciudades para unirse y hacerlo de una forma masiva- dijo Damon tomando una taza de un líquido espeso rojizo.

¿eso es sangre? -preguntó Silver mirando que Damon daba sorbos pequeños.

Sí, lo siento, no me gustaría estar comiendo frente a ti, pero llevó un buen tiempo sin ingerir nada- decía el chico sin mirar al mortal.

Tranquilo, no me molesta, es como si yo me disculpara por comer una hamburguesa, todos necesitamos comer- dijo el menor sonriendo y comiendo su desayuno.

Damon sonrió ante la amabilidad y comprensión del chico, siempre es agradable tenerlo cerca.

Buenos días- dijo Abel saliendo de su cuarto con el pelo revuelto.

Si no fueras inmortal, pensaría que acabas de tener un sueño pesado- dijo Damon inexpresivo bebiendo de su taza y Silver tomando su jugo de naranja.

Una cosa es que no pueda dormir, y otra que no pueda recostarme- dijo el mayor sacando una taza como la de Damon y un sobre rojo del refrigerador, donde guardaban sus suministros.

Buen día chicos- saludó Israel dirigiéndose a donde las tazas e imitando la acción de Abel.

Buenos días- respondieron Damon y Silver viendo la escena de ambos sirviéndose su alimento.

¿veían la tele? -preguntó Israel al notarla prendida.

El canal de noticias, los ataquen se detuvieron y los mortales tratan de regresar a su estabilidad, pero pienso que solo es temporal, planean atacarlos de forma más dura, y seguramente Velasco prepara todo para declarar la guerra- dijo Damon tomando un sorbo final a su taza.

Pienso igual, pero por el momento, me prepararé mentalmente para ir con los Belladona y acabar con todo- dijo Israel bebiendo de su taza.

No lo mataran, ¿verdad? -preguntó Silver, refiriéndose a si los Belladona no le harían nada por decir lo de Axel.

No... espero- dijo acobardándose y tomando todo lo de su taza de golpe y dejándola en el fregadero al igual que Abel.

Como sea, deberás hacerlo tarde o temprano, y si no saben lo que pasa no podrán ayudarnos- dijo Damon refiriéndose a la memoria de Silver y de Axel.

Malditos, no son capaces de hablarme para comer- dijo Caín enojado caminando donde las tazas.

No quería despertarte- le burló Abel sabiendo que ninguno de ellos duerme.

Imbécil- dijo el pelinegro dirigiéndose al refrigerador para servir su alimento, aunque se detuvo en seco al mirar- oigan... ¿Dónde está? -preguntó sin mirar a nadie.

¿el qué? -preguntó Abel sin entender e Israel miró curioso.

No te hagas el idiota, mi bolsa de sangre, saben que mi favorita es la sangre AB Negativo, y me costó mucho conseguir esa bolsa, tuve que esperar a que una vieja se muera y estuve en espera durante mucho- decía enojado y reclamando.

Oh...- Israel se aterró y tocó su boca al darse cuenta que fue él quien la bebió- eeehh...

A mí ni me mires, yo tomé las de arriba, con cualquiera estoy bien- dijo Damon tomando de su taza, pues a diferencia de Israel y Abel, él tomaba despacio.

La Enfermedad Llamada Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora