Capítulo 10: Santo Collar de Perlas Neblina

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Nerea nadó detrás de Delmare por la frontera de la Ciudad Roca Cristal (la ciudad submarina capital del  reino marino). Después del suntuoso almuerzo con su familia, Delmare llegó al Palacio Real y habló con sus padres durante más de dos horas antes de decirle de repente que la siguiera para hablar con ella. El ambiente fue silencioso desde que dejaron las puertas del Palacio Real. Nerea no presionó a la mujer, después de todo Delmare es su maestra y Nerea sabe cómo hace las cosas. De esta forma silenciosa llegaron a la frontera de la Ciudad Roca Cristal, el lugar en donde la Matriz de invisibilidad dejaba de surtir efecto.

Pero Delmare no se detuvo allí y en su lugar guió a Nerea a un espacio abierto a unos 600 metros de la ciudad. Delmare se sentó en una roca al azar y le hizo señales a Nerea para que se siente en la arena frente a ella. Nerea se sentó con intriga de lo que Delmare le diría.

— Pecesito, has estado bajo mi aleta durante cinco años. Cinco años en los que te entrené en el uso del maná. Tu gran talento te permitió llegar a ser un Maestro Ancestral (Nivel 7) a tus 18 años. El camino por delante es largo, con práctica y con suerte podrías llegar a ser un Santo (Nivel 13)..... *Suspira* No puedo decirte nada sobre tu futuro. Tu destino es incierto para mí. Debes ir con cuidado en tu futuro, sé prudente.... Pecesito, eres una mujer independiente pro no estás sola. Tienes una familia amorosa detrás de ti, eres la perla en las manos de los Reyes Miramar, la gema preciosa en el recinto de tus hermanos, la luz de los ojos de la Reina Viuda... y mi discípula más querida. No lo olvides ¿entiendes?

— Mhm — Nerea asintió aunque no entendía por qué Delmare dijo tanto, ya que normalmente su maestra no diría nada más que lo estrictamente necesario.

— Pecesito, tengo muchos tesoros a mi alcance pero pocos de ellos te servirán de algo, muy pocos serían adecuados para tu tipo de cuerpo. En este momento solo puedo darte esto — Delmare mostró un collar en sus manos. El collar tenía un hilo de oro y siete perlas eran sostenidas por el hilo dorado; la perla central era más grande que las otras seis, y todas las perlas eran blancas y lustrosas; del collar emanaba una niebla casi invisible y un aire inmaculado y puro lo rodeaba.

La sirenita: ¡Así no será la historia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora