Dahlia miró sorprendida a la muchacha frente a ella. La chica tenía cabello castaño ondulado y largo, ojos verdes con pestañas largas, piel clara y enfermizamente pálida, vestida de color violeta, su belleza inmaculada tenía las calificaciones para provocar la caída de un continente. Dahlia jamás olvidaría este hermoso rostro, ya que fue el causante de la caída de la raza humana, y lo que es peor, ella fue la persona más inocente en todo este asunto; Dahlia había interactuado con ella antes y sabía de su extrema ingenuidad, Nerea Miramar era una niña en todo el sentido de la palabra. Dahlia se enteró por un libro antiguo que las sirenas se desarrollaban de manera diferente, sus cuerpos crecían de manera similar a los humanos pero sus mentes eran inmaduras hasta que tuvieran 40 años (N/A: Aclaro, son las sirenas femeninas quienes son inmaduras mentalmente hasta los 40 años, por el contrario los tritones son racionales y lógicos desde una edad temprana); por lo que el "amor" de Nerea Miramar por su primo no era más que un enamoramiento adolescente, tristemente este enamoramiento la condenó ya que si una sirena se enamora de otra especie y no es correspondida se convertirá en espuma de mar en cuerpo y alma. Esta información también fue extraída de libros antiguos, lastimosamente en ninguna parte se podía encontrar la razón de este extraño fenómeno. No importa que tan profundo cavarán, ni siquiera el Templo de la Luz, en su amplia antigüedad y profundidad, tenía la respuesta. Era un callejón sin salida.
Una molestia ancestral.
Lo más extraño es que parecía que no era la primera vez que la muerte de una sirena arruinaba a una persona, familia, vecindario, pueblo, ciudad o país. El Templo de la Planta y el Templo de la Roca poseían antiguos manuscritos con testimonios sobre las tragedias que ocurrían periódicamente debido a las apariciones de sirenas adolescentes en el mundo terrestre. Lo más impactante es que de tantos testimonios e historias, ninguna terminaba bien. Todas tenían un mismo final: espuma de mar + muertes.
Si bien Dahlia tenía un revoltijo en su mente, externamente no perdió la cortesía básica de una señorita, por lo que se alejó de la chica después de que ella se estabilizará y le hizo una pequeña reverencia muy amigable.
- Discúlpeme, no miré por dónde estaba caminando.
Nerea recordó de repente que aunque hablara nadie iba a entenderle, por lo que sabiamente cerró la boca e imitó el movimiento de la muchacha frente a ella.
- ¡Lluvia! - Abarne trotaba desde la bifurcación del camino con la expresión preocupada - ¿Por qué vas tan rápido, acabas de olvidar que tu cuerpo está débil?... Ah Lady Dahlia - Abarne recupero su expresión indiferente al darse cuenta de que había otra persona presente.
- Princesa Myrkviar - Dahlia volvió a saludar con cortesía.
- ¿Qué ocurrió aquí? - Abarne sintió intuitivamente que pasaba algo así que pregunto directamente.
Nerea no tenía su libreta a la mano por lo que se encogió de hombros con despreocupación y usó maná de agua para escribir en el suelo.
"Estaba distraída y choqué contra ella"
Abarne miro de reojo a Dahlia para verla asentir.
- En efecto, eso fue lo que pasó. También es culpa mía, no estaba prestando atención al camino - Dahlia también se encogió de hombros, sin poner este incidente en su corazón. De lo que tenía más curiosidad era de por qué Nerea Miramar se convirtió en humana tan rápido y por qué la Princesa Myrkviar parecía conocerla tan bien - Le pido disculpas a la señorita... Lluvia? - Dahlia estaba algo confundida ahora, parecía que todos los que se encontraban a esta sirenita por primera vez querían ponerle nombre: su primo la llamo "Marina" porque la conoció en la playa; ahora Abarne Myrkviar la llamo "Lluvia" quién sabe por qué.
«Ash.. Me rindo. Estás personas son demasiado creativas»
- Exacto, Lluvia. Ella viene conmigo y con mi hermano.
- Es un placer conocerla, Señorita Lluvia. Mi nombre es Dahlia Lyonel.
Nerea asintió con una sonrisa estándar en su rostro.
- Aquí están - Aoki interrumpió la conversación mientras caminaba hacia ellas - Lady Lyonel.
Dalia le devolvió el saludo con indiferencia, queriendo tener una conversación decente con Nerea Miramar pero dándose cuenta de que con tantas personas presentes sería imposible.
Nerea se acercó discretamente a Aoki y jalo su manga, haciéndole una seña con las manos para que tratara de sonreír un poco.
Aoki se sintió impotente antes esto. A esta niña le gustaba ver a las personas sonreír, incluso él no pudo con su insistente y tuvo que intentarlo de vez en cuando, aunque muy pocas veces lo logró. Ganando constantes burlas de Abarne y desdén silencioso de Nahele.
Dahlia observo con sorpresa está interacción armoniosa. «¿Se invirtieron las cosas? ¿Ya no es mi primo, sino el príncipe de los elfos? ¿Qué está pasando con este mundo?»
Nerea no logro ver una sonrisa decente en Aoki, pero se conformó ya que sus ojos sonreían. Después de un rato Andrés Geles se puso al día, y esta pequeña multitud con pensamientos diferentes empezó con una conversación miscelánea, mientras Nerea seguía explorando aquí y allá dentro del jardín para satisfacer su curiosidad.
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*****Fragmento La sirenita*****
Nerea miraba con estupor su aleta convertida en piernas humanas, quería decir algo en voz alta pero su garganta no podía emitir sonido alguno, era como si no tuviera cuerdas bucales para usar. Le tomó mucho tiempo descubrir cómo se usan las piernas humanas, pero gracias a que los vio en el barco, por lo menos tenía un referente. Cuando se puso de pie, sintió un incómodo hormigueo en sus piernas, y no importa cuánto tiempo pasará esa sensación no desaparecía. Entonces Nerea supo que tenía que resignarse y continuar viviendo así.
Caminar con piernas humanas, no es tan emocionante como imaginó. Pero al menos, podrá conocer a esa persona, pasar tiempo con él, descubrir cómo es su mundo y tal vez, con el tiempo, hacer parte de este interesante mundo también.
Ella tiene esperanza por esta nueva experiencia.
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La sirenita: ¡Así no será la historia!
FantasyViolette Delfina De la Costa era una prometedora estudiante de la facultad de derecho de la Universidad central, hasta que... en unas vacaciones de regreso a su ciudad natal, el avión en el que viajaba cayó al mar. Como si fuera un mal chiste, rena...