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- (...) La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja. Este empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente. Luego, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja...
- Abuelo, ya me se esa parte - la niña con dos lindas coletas frunció los labios con descontento - Emperador malo. A Violeta no le gusta.
La niña tenía unos 6 años, estaba vestida con una falda azul y una camisa morada, y su cabello oscuro estaba atado en dos coletas con resortes morados. Su piel estaba un poco bronceada por el sol y parecía una niña vivaz y alegre.
El hombre con cabello y barba canosa acarició la cabeza de la niña con impotencia y cariño.
- A Violette no le gusta, pero al abuelo le gusta leerle libros a mi pequeña flor. Violette es tan sensata ¿puedes complacer al abuelo está vez?
Violette se mordió los labios por un rato antes de asentir.
Leonard sonrió y siguió leyendo con voz pausada hasta terminar la historia.
El sonido de un auto deteniéndose en la puerta se escuchó. Al cabo de un rato una pareja entró para encontrar a un abuelo y una nieta riéndose en voz alta. El hombre era refinado y la mujer era elegante, pero en el momento de entrar a la casa, ambos sonrieron con satisfacción.
- ¡Papá, mamá! - cuando Violette descubrió su presencia, prácticamente corrió para lanzarse a los brazos de su padre.
Andrew sostuvo a su hija en sus brazos y le dio vueltas en el aire mientras ambos reían. Katherin estaba a un lado, sonriendo al ver la armoniosa escena.
La familia charló un rato, después la pareja y su hija subieron al auto para irse a casa.
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*ESTRUENDO*
La escena era aterradora. Los dos autos y el camión involucrados en el accidente eran irreconocibles. Había tanto humo que era predecible que pronto se produjera una explosión de los motores de los autos.
La mujer respiraba con dificultad, casi por completo cubierta de sangre, su visión oscurecida y su mente desorientada. Solo había una cosa en su mente: poner a salvo a la niña en sus brazos. Con dificultad se arrastró a través de los vidrios rotos y salió a rastras del interior del auto.
- Estarás... bien... mi niña...
La voz de la mujer era tan baja como el zumbido de un mosquito y se ocultaba tras su dificultoso jadeo. Con un esfuerzo inhumano la mujer logró poner a la niña inconsciente al costado de la carretera, antes de caer y respirar su último aliento junto a su hija.
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Nerea abrió violentamente sus ojos. Un remanente de miedo todavía en su mirada. Su cuerpo ya no dolía pero sentía un dolor sordo más allá de lo físico. Era como si una sombra helada intentara tragarse su alma entera y ella no tuviera capacidad de resistir.
Estaba tan cansada mental y físicamente que era incomprensible para ella seguir viva.
Al calmarse esa terrorífica sensación, Nerea empezó a recordar lo que pasó.
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La sirenita: ¡Así no será la historia!
FantasyViolette Delfina De la Costa era una prometedora estudiante de la facultad de derecho de la Universidad central, hasta que... en unas vacaciones de regreso a su ciudad natal, el avión en el que viajaba cayó al mar. Como si fuera un mal chiste, rena...
