Capítulo 11: La tormenta

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Nerea volvió de su aturdimiento, su mente tenía una especie de cansancio pesado que se originaba en el lugar donde Delmare había puesto la marca de gota de agua blanco y negro. Nerea apretó el artefacto santo entre sus dedos y sin su conocimiento una cadena dorado transparente rodeo la gota y se sujetó alrededor de su cabeza antes de desaparecer junto la gota de agua. Nerea se veía como si nada hubiera pasado pero ese leve cansancio mental todavía estaba en ella. Nerea suspiró agotada y miró a su alrededor por instinto, hace unos momentos había sentido que alguien la observaba pero ahora parecía que fueron imaginaciones suyas.

Convenciendose a sí misma de esta manera, retrocedió por el camino por el que llegó a un ritmo casi de babosa. Lo primero que hizo al llegar a casa fue acostarse en su cama y caer en un sueño profundo que casi alarmó a la familia Miramar.

****

El cielo se oscureció gradualmente y la noche tomó el protagonismo, la platinada luna emergió en el horizonte y con ella rastros de nubes empezaron a aparecer. La pequeñas nubes se volvieron grandes nubes y la luz de la luna fue tragada por ellas, el mar se agitaba fervientemente y los vientos lloraban siniestramente. La primera centella demostró la llegada de la tormenta. El fuerte ruido del trueno se escuchó por kilometros y la lluvia empezó a caer como cuentas de un collar roto. La noche se volvió sombría y fría, los constantes parpadeos de los rayos le dieron un toque espeluznante.

Nerea abrió bruscamente los ojos para ver el parpadeo del rayo en la habitación parcialmente oscura. Había una perla lumínica en la mesita de noche que iluminaba con un tenue y cálido resplandor amarillo.

Nerea se sentó en la cama y observó sus alrededores mientras su somnolencia se iba. La gran habitación era compartida, además de ella, por sus hermanas Nahir, Itziar y Meredith, esto se debía a una tradición cultural que dictaba que una sirena soltera no podía dormir sola. Nerea observó los pacíficos rostros de sus hermanas que no parecían afectadas por el ruido de la tormenta distorsionado por el agua. Todavía estaba adormilada cuando de repente recordó algo...

¡Mierda! ¡La tormenta eléctrica! ¡El barco humano! ¡La trama desordenada! (╯°□°)╯︵ ┻━┻

Ella no estaba dispuesta a seguir esa trama de la perdición pero... las personas inocentes en el barco, no podía permitir que murieran así nada más. Nerea respiró hondo y tomó una decisión...

¡Salvaría el barco de hundirse!

Si eso no funcionaba, tendría que usar su magia para salvarles la vida a tantas personas como pudiera.

Con esta convicción, Nerea se deslizó silenciosamente por la ventana y nadó cautelosamente hacia la superficie.

Unos momentos después de que ella se fuera, las “dormidas" Nahir e Itziar se sentaron lentamente. Sus expresiones eran complicadas.

— Es como en el sueño de Briseida — Nahir frunció las cejas con dolor en sus ojos.

— La Sabía aseguró que estaría bien — Itziar miró la ventana vacía pero era como si estuviera viendo a una persona irse — Recuerda que el atributo luz de la hermana mayor no es tan puro y lo que ve en sus sueños proféticos suelen ser posibles escenarios. ¿No soñó hace seis años que la quinta hermana moriría?

— Estuvo a punto. El día antes de su cumpleaños casi la perdemos. Solo espero que este sueño no sea acertado — Nahir suspiró dolorosamente.

— Deja que el río fluya en su cause — Itziar consoló a su hermana mayor — La entrenó la Sabía de las Profundidades. La quinta hermana está preparada para poder protegerse a sí misma.

Itziar volvió a recostarse con estas palabras. Aunque ninguna de las dos sabía a quien se intentaba consolar con estas.

****

Un rayo iluminó el cielo siniestramente. En la cabina del yate, Abarne agitaba una apuesta firmada ante los ojos de su hermano de manera petulante.

— Eres una pico de cuervo — Nahele se bebió el vino en su copa de un trago.

Aoki tenía una expresión de piedra pero el aire a su alrededor se sentía más frío. Su corazón se sentía morir desangrado por el dinero que iría a las manos de su hermana, especialmente el artefacto ancestral.

— Esto no me gusta nada — Aoki miró por la ventana los rayos que parpadeaban en el cielo y frunció el ceño.

— Una tormenta eléctrica — Nahele señaló ya que ella era del atributo dial agua-oscuridad y podía sentir la humedad en el aire — Esto es malo.

A pesar de ser un mundo de magia, había algo a lo que los magos terrestres le tenían miedo y eso era las tormentas eléctricas. La lluvia podía ser parcialmente controlada por un mago de agua pero el rayo era una situación diferente. El rayo era un atributo elemental legendario y todo el mundo lo sabía, pero nadie sobre la tierra había nacido con este atributo desde el principio de la historia. Solo verías este atributo en algunas afortunadas y veneradas ondinas.

— ¡Aah!

Un gritó repentino llamó la atención de los ya nerviosos tripulantes. El grito provenía de Dahlia Lyonel y un par de damas a su alrededor. El alboroto se debía a que un rayo había caído muy cerca de su barco.

Las expresiones de Aoki, Abarne y Nahele se endurecieron, fueron las reacciones más tranquilas que se veían en este grupo. Incluso Andrés Geles tenía el rostro algo pálido.

Abarne miró la ventana algo preocupada. Sus pupilas se contrajeron repentinamente y su garganta parecía estar bloqueada por algo, sacudió las mangas de su hermano y su prima y señaló con la mirada la ventana. Tres personas estaban estupefactos y casi espantadas.

A cierta distancia y bajo el destello de los relámpagos pudieron ver una hermosa figura de una sirena. Sus ojos cerrados con fuerza y su expresión dolorosa aparecieron ante la vista. Un halo violáceo la rodeaba y una mirada más cercana se podía ver un delgado hilo de luz bicolor azul-morado que la conectaba a las nubes de tormenta, como las cuerdas de una marioneta.

Nahele y Aoki pensaron al principio que ella provocaba la tormenta, pero después vieron como un hilo de sangre bajaba de sus labios y como su figura parecía que se hundiría en cualquier momento, cambiaron de opinión y sospecharon que ella estaba desviando los rayos. Cuando un rayo pasó rozando su ventana sin causar daño alguno al barco, concluyeron que esa suposición estaba en lo correcto.

— ¿Por qué lo hace? — Nahele tenía un rostro pálido pero sin expresión después de que un rayo cayera tan cerca de ella.

Abarne y Aoki intercambiaron una mirada y no dijeron nada pero sus expresiones estaban congeladas en el shock.

****

— Cof cof — Nerea tosió un bocado de sangre mientras sus pulmones ardían.

Ella debe admitirlo.

Crear una tormenta con su propio maná y controlarla, y tratar de tomar el control de una tormenta eléctrica natural con su nivel actual es muy arriesgado y potencialmente peligroso.

Su cuerpo siempre ha sido débil por una razón y esa es la agresividad del atributo rayo. Crear una tormenta por su cuenta es beneficioso para ella ya que nivela sus cantidades de maná en el cuerpo. Pero para controlar una tormenta natural ella debe tomar el maná innato de la tormenta y guiarlo a su cuerpo antes de volver a lanzarlo al cielo. El proceso no debería ser doloroso, pero ella tenía sus venas de maná atrofiados desde una edad temprana debido a su doble atributo y a la agresividad del maná del rayo, por lo que en menos de veinte minutos ya sentía  su cuerpo desfallecer.

Estaba arriesgando su vida en esto.

Pero pensaba que de esta forma sería mejor. Podría salvar a todos y así no se encontraría con el protagonista masculino.

Ella no quería convertirse en humana y perder su voz por ello.

La sirenita: ¡Así no será la historia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora