Cap 48: Alguien con quién hablar

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— Después de eso.. vague sin rumbo por el continente.. y termine aquí en este imperio, el Imperio Birdwhistle.. y quise morir.. pero alguien me detuvo...

¿Imperio Birdwhistle? Dahlia recordó sus tediosas lecciones de historia. El imperio Birdwhistle fue un poderoso territorio que existió hace más de setecientos años, en ese entonces era el líder del continente rivalizando en influencia con el Templo de la Planta y el Templo de la Roca. A pesar de su gran poder e influencia, la lucha interna y la falta de herederos de la familia Birdwhistle, hizo que el imperio se disolviera y se convirtiera en los actuales reinos de Geles (humano), Tumbler (enano), Edevane (vampiro) y Pussett (cambiante).

— Dijo que era cambiante.. de la tribu Pussett, su nombre era Iñigo... Me cuidó y me case con él.. tuvimos tres hijos y una hija... Mi hija nació sirena, por eso tuve que decirle a mi esposo la verdad... Él me entendió y seguimos juntos... Cuando envejecimos le pedí que.. abrieramos una gran biblioteca para pasar el resto de nuestras vidas... Unos meses antes de su muerte.. mi hermano mayor me encontró y recordé.. todo el motivo por el cual terminé en tierra... Fue muy doloroso... Le dije a mi esposo que yo no podía morir, no mientras.. aún hubieran sirenas llegando a tierra... Él aceptó y me convirtió en un cadáver en este pequeño espacio ligado al diario de mi hermana.. y me pidió que lo esperara, ya que volvería por mi... Ha pasado mucho tiempo... Cuando mi maná fantasmal aún era estable.. podía tomar forma humana y ayudar a las jóvenes sirenas que venían a tierra por curiosidad.. pero conforme paso el tiempo.. solo pude ayudar a través de sueños.. y al final, ya no pude hacer nada.. sin que mi cuerpo y el espacio se vieran afectados... Dejé de intentarlo y quedé atrapada en esta biblioteca... Además.. Iñigo no ha venido por mi ¿dónde está? ¿cuando vendrá por mi?

Dahlia guardó silencio. No tuvo el coraje de decirle a Apanie Koralle que seguramente ya habían pasado más de 700 años desde que su esposo murió. Probablemente ya no volvería y si lo hiciera, nadie garantizaría que recordara que existía esta mujer en su vida.

Este tipo de promesas eran las más inciertas, ya que ningún mortal podría afirmar con tanta seguridad que volvería a la vida por una persona.

Ella tuvo suerte de renacer tres años en el pasado y poder corregir sus errores. Abarne Myrkviar era un caso especial, la razón de su llegada a este lugar era aún más misteriosa. Y en cuanto a Nerea... estaba bastante claro que provenía del mismo lugar que Abarne, y por las narraciones de ambas llegaron en diferentes momentos.

Esta situación de tomar cuerpos inertes para volver a vivir, era aún más impredecible que su propio renacimiento. No había manera de predecirlo o de controlarlo.

La posibilidad de que Iñigo Pusset volviera a la vida y logrará seguir el rastro de Apanie Koralle era demasiado pequeña.

Pero Dahlia no tenía el corazón para extinguir la esperanza de esta sirena, esa esperanza que al parecer era lo único que la mantenía viva... Eso sí ser un cadáver viviente atrapado en un espacio podía llamarse vida.

— Todo esto... todavía no entiendo por qué me trajiste aquí... — Dahlia estaba digiriendo toda esta información, pero con todo aún no podía deducir por qué fue ella la que fue absorbida en el espacio.

No sabía cuánto tiempo había estado Apanie en la Biblioteca real de la familia Geles, pero por como se movía era evidente que había estado aquí al menos un par de años. Ella no era la única miembro de la familia real que ha estado en la biblioteca, a lo largo de los años su hermano mayor Artur, su primo Andrés, su madre, su tío Gregor e incluso su abuelo habían caminado a través de esos pasillos. Entonces ¿por qué fue ella la que entró al espacio del libro?

— Eso... — Apanie pareció estar incómoda por un momento pero al final decidió hablar honestamente — En realidad fue.. porque tu maná me da una sensación muy similar al de mi hija... Se que es imposible pero así lo siento... Además.. tu atributo de hielo puro resultó ser.. el más adecuado para recargar el espacio...

Dahlia tenia líneas negras por todo su rostro (⁠─⁠.⁠─⁠|⁠|⁠)Resultó que terminó allí como reserva de alimento del libro. Eso explicaba su debilidad al momento de despertar en esta cueva.

— Disculpa si te asusté... — al ver la expresión de Dahlia, Apanie estaba muy incómoda y nerviosa.

— ... — Dahlia no supo que decir por un tiempo pero lo superó fácilmente — Tengo otra pregunta. Dijiste que tu esposo y tú habían envejecido juntos, pero tú no te ves vieja en absoluto. ¿Por qué?

— La vejez de nosotras las sirenas.. no se muestra en el rostro.. sino que se nota a través de las escamas — Apanie estaba aliviada de no haber enojado a la primera persona con la que habló en mucho tiempo — Las sirenasp mayores pierden.. escamas con facilidad.. y su apariencia es reseca — Apanie mostró su aleta con mucha cooperación para que la humana pudiera comprobar sus palabras.

Dahlia estaba muy fascinada. Este tipo de información es la que no conseguirás en los libros dispersos e incompletos que un terrestre podía conseguir. Era información de primera mano y obviamente era muy veraz y verdadera. Si podía conseguir datos tan privilegiados con solo perder algo de maná, no le importaría hacerlo un par de veces.

Dahlia Lyonel pudo haber sido una niña arrogante y mimada en su anterior vida, pero siempre fue una persona curiosa de las costumbres de otros lugares y razas. Desde que fue capaz de caminar, ella siempre acompañaba a su madre cuando visitantes extranjeros llegaban al reino. Después de la muerte de su madre, siguió haciendo este tipo de labores con su tía política la Reina Laura. Finalmente, a la muerte de esta última, sus apariciones cómo parte de la comitiva de bienvenida se hicieron cada vez menos frecuentes hasta que sin razón alguna dejó de hacerlo. Quizás porque su ego la cegó, olvidó que disfrutaba mucho haciendo ese tipo de cosas.

— Le diré a mi amiga lo que dijiste de tener cuidado — Dahlia suspiró sintiéndose cansada — ¿Me dices como salir de aquí?

— Por supuesto.. te enviaré de vuelta..

— Gracias — Dahlia sonrió levemente — Si dejó que tu espacio se alimente de mi maná ¿estarías dispuesta a hablar conmigo?

— Solo si estás dispuesta — Apanie se sentía feliz por dentro al tener por fin alguien con quién hablar.

— Lo estoy.

— Bien. Nos vemos luego, niña humana — Apanie envío a la humana fuera del espacio como prometió.

Dahlia solo sintió que caía en la penumbra y perdió gradualmente la conciencia.

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La sirenita: ¡Así no será la historia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora