FIN VOL II. Cap 50: El hechicero de la cascada dorada

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En un carruaje en movimiento, en la frontera entre el Reino Geles y el Reino Pusset.

Lirio estaba apoyada en la ventana del carruaje, con un rostro totalmente aburrido. Ya habían viajado por más de seis días deteniéndose en las posadas en los pueblos cuando se hacía de noche. Este tipo de viaje habría demacrado a una persona normal, afortunadamente Lirio era un Aprendiz ancestral (nivel 4) en la etapa inicial, por lo que el viaje no la ha desgastado tanto como se esperaba.

— Rosa, estoy muy aburrida ¿juegas al poker conmigo? — Lirio estaba cansada de no hacer nada a lo largo del viaje. Había intentado socializar con la princesa hada Silvia y el príncipe driade Heriberto, por supuesto sin éxito. La primera era demasiado perezosa para prestarle atención a Lirio, lo que casi enfureció hasta las lágrimas a esta última; y el segundo estaba demasiado interesado en las plantas como para prestarle atención. Aunque a Lirio le gustaba coquetear con hombres aparentemente indiferentes pero apasionados por dentro, cuando intentó usar sus encantos en el Príncipe driade, se dió cuenta con decepción de que su indiferencia no era una máscara, él en verdad era tan indiferente hasta los huesos, así que Lirio perdió el interés. En cuanto al resto del séquito, o eran sirvientes y guardaespaldas, o eran nobles de bajo estatus que obedecían a Silvia en todos sus movimientos. Al final, las únicas con las que Lirio pudo hablar fueron sus sirvientas personales, Rosa y Margarita.

— Como desee alteza — Rosa levantó la mirada del libro que tenía en las manos y miró con indiferencia a la princesa humana. Ella no tenía mucha lealtad por Lirio Geraldine pero le debía mucho a la sirvienta mayor Estela, por lo que había aceptado ser la sirvienta personal de esta niña calculadora. Rosa es 5 años mayor que Lirio, y su talento innato es superior, llegando a cultivar hasta el nivel 5 intermedio a sus 23 años. Considerando su talento innato y su coeficiente intelectual le habría ido bien en la vida, si no hubiera tenido la mala suerte de nacer en la condición de esclava y crecer en un lugar tan sucio como el establecimiento de esclavos y las familias nobles que los compraban.

— Resista un poco más alteza, solo quedan cuatro días de viaje — Margarita habló mientras bordaba las mangas de un vestido. Ella no sabía jugar a las cartas por lo que Lirio no le pidió a ella que lo hiciera, pero las tres sabían de manera tácita que Margarita y Lirio eran más cercanas.

— *Ah* Solo cuatro días... Espero que al final este viaje valga la pena — Lirio refunfuñó por lo bajo mientras barajaba las cartas.

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— ¿Está segura de esto, su majestad? — el tritón preguntó con inseguridad — El sacerdote ha dicho que el hechicero de la cascada dorada no es una buena persona.

— ¿Qué otra opción tenemos? — la mujer suspiró con malestar — Evacuamos a las mujeres, niños, débiles y enfermos hace casi un año. Tenía la esperanza de que las cosas mejorarían, pero no fue así. Nuestro ejército está en sus últimos alientos, y los humanos han empezado a tratar de cazar la parte del clan que huyó al mar. Si no hago algo, esto puede terminar en nuestra extinción.

— Pero majestad...

— No digas más. En primer lugar fui yo la que provocó todo esto, y debo arreglarlo sin importar qué precio deba pagar — Marina sacudió la cabeza con cansancio — Espera aquí. Haré un trato con el hechicero y salvaré a toda nuestra raza antes de que sea demasiado tarde.

Marina nadó hacia la cascada y encontró la cueva subterránea escondida bajo esta. Cuando ella traspasó el oscuro pasadizo se encontró con una gran caverna cuyo interior contenía 3/4 partes de agua y 1/4 parte de aire. Habían diversas formaciones rocosas dispersas a lo largo de la extensión de la caverna, y en una de estas formaciones rocosas estaba sentado un hombre.

El hombre de joven apariencia vestía una túnica simple color negro y su largo cabello oscuro estaba atado con un lazo rojo sangre. Su piel color trigo contrataba de alguna manera con sus ojos dorados. Tenía una apariencia muy andrógina, por lo que sería muy difícil diferenciar su sexo si no estuviera vestido con ropa de hombre. Marina apostaría que podría confundir a este ser con una mujer si lo viera de espaldas. El hombre estaba remojando sus pies descalzos en el agua mientras tarareaba distraídamente una melodía.

Marina se acercó al hombre a una distancia prudente antes de hablar.

— ¿Eres al que llaman el Hechicero de la Cascada Dorada?

— ¿Quién pregunta? — el hombre levantó las cejas juguetonamente, sin responder directamente la pregunta.

— Mi nombre es Marina Miramar. Vine a buscarte porque me dijeron que tú podrías ayudarme — Marina sintió que nunca había hablado tan seriamente en toda su vida.

— Ah — el hombre chasqueo la lengua con poco interés — Yo no revivo a los muertos, niña. Tampoco hago que personas se enamoren de la nada. Así que si estás aquí por alguna de esas dos cosas, eres bienvenida a irte por dónde llegaste. No me hagas perder mi tiempo — el hombre joven agitó sus mangas con desprecio implícito en sus acciones.

— No es por eso por lo que vine — Marina suspiró con alivio al saber que había encontrado a la persona correcta — Quiero que me ayudes a detener una guerra y que borres la memoria sobre la existencia de mi raza a todo el que se pueda.

— Tut tut — el hombre sostuvo su mentón con su mano derecha mientras con la izquierda jugueteaba con una piedra redonda color blanco — Cuéntame más de las razones de tus peticiones.

Marina relató su historia con pocos cambios de expresión. A estas alturas su único objetivo era salvar lo que quedaba de su raza.

— Que interesante historia — el hombre sonrió con una emoción que Marina no pudo entender — Pero sabes... ¿que hay un precio que pagar por cada favor que me estás pidiendo?

— Pagaré cualquier cosa, siempre que se cumpla lo que pido.

— ¿Sin arrepentimientos? — el joven de ojos dorados levantó las cejas con coquetería.

— Sin arrepentimientos.

— Que así sea entonces — Matesu tenía una sonrisa siniestra en sus delgados labios, luciendo como si hubiera conseguido un nuevo juguete.

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Nerea despertó sobresaltada con sudores fríos corriendo por su rostro. Su corazón latía con rapidez y su pecho tenía una punzada de dolor. Estaba muy desorientada pero había una imagen muy clara en su mente, era un lugar.

Nerea tomó con rapidez y dificultad el cuaderno que solía usar para comunicarse con otros. Con la tenue luz de las velas, dibujó con desesperación mientras la escena en su mente se iba desvaneciendo poco a poco. Con un estallido de agilidad y con un gran estrés sobre sus hombros, Nerea logró dibujar una imagen 3/4 partes clara del lugar que apareció en su sueño.

Era la primera vez que recordaba algo al despertar y estaba casi segura de que era algo importante.

No podía olvidar esto, no debía olvidar esta vez.

Sosteniendo la libreta en una mano y su pecho adolorido en la otra, Nerea se dirigió con dificultad fuera de la cama y se dispuso a buscar a Abarne para mostrarle.

******* FIN VOLUMEN II *******

******* FIN VOLUMEN II *******

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La sirenita: ¡Así no será la historia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora