Capitulo 30: Amor en la tormenta

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Tu lealtad te trajo a mi. Por tu amor me protegiste. Y mi amor nos condenó a los dos.

~ Dahlia Lyonel ~

La última vez que vio a ese hombre, él estaba empapado por la lluvia y chamuscado por el rayo. Su rostro estaba negro carbón y ya no quedaba pista del atractivo hombre que alguna vez provocó los suspiros de muchas mujeres (y hombres). Solo sus profundos ojos color negro, que después del rayo ya no tenían vida. Después del rayo, él era un frío e irreconocible cadáver.

El rayo se cobró su vida por haber intentado protegerla (a Dahlia). Por proteger lo improtegible.

Johan Rhine, un hombre de 30 años, muy atractivo de cabello castaño y ojos negros, Rey Regente del Reino Geles por más de 10 años. Un hombre exteriormente indiferente, pero maduro y contemplativo por dentro. Su lealtad incuestionable durante los últimos años y sus maneras de administrar el reino fueron muy acertadas y cuidadosas.

Esa misma lealtad le hizo educar al príncipe heredero en las artes de la política, la ley y la guerra. Lastimosamente, por su falta de experiencia, no pudo brindarle a Andrés Geles el calor de un verdadero hogar. Fue un buen maestro, pero nunca pudo ser un padre, hermano mayor o tío con una mínima calidez y amor familiar.

Esa misma lealtad a la familia real Geles, produjo un mayor contacto entre Dahlia y Johan.

Dahlia lo recuerda muy bien. Cuando la mitad del reino fue tragado por el mar, muchos se vieron obligados a emigrar de la ciudad capital (y otras) hacia otros lugares tierra adentro, incluidos ella y su primo. Rhine se dedicó a proteger a tantos civiles como le fuera posible durante ese desplazamiento forzado, pero también los protegió a ella y Andrés de ser linchados por esas personas.

Para ese momento ya no era un secreto la razón de la catástrofe, después de todo las sirenas ya lo habían dejado bastante claro. Y el miedo provocó en muchos intenciones asesinas hacia los señalados causantes (Andrés, Dahlia, Lirio, Margarita, etc, etc). De no ser la fuerte protección de Johan, Dahlia Lyonel y Andrés Geles habrían muerto mucho antes.

¿En cuanto a Lirio Geraldine y su séquito? Después de la "desaparición" de "Marina", Andrés casi enloquece buscando la manera de regresarla a la vida, atormentado por la culpa que su muerte le puso sobre los hombros. Un esfuerzo inútil en todo sentido. Lirio se dio cuenta que después de que se convirtió en la princesa consorte, el Rey Regente no parecía querer entregarle el poder a Andrés, por lo que instó en repetidas ocasiones a su esposo para "hacer valer sus derechos como heredero" pero el príncipe heredero estaba demasiado ocupado lidiando con la depresión y buscando la manera de traer de regreso a esa persona, por lo que poco o nada de atención estuvo dispuesto a darle a Lirio. Esto llevó a Lirio a inmiscuirse en la política poco a poco, pero dio un paso en falso y fue acusada de malversar dinero del estado por el Conde Fritz, quién era conocido por su excesivamente eficaz y silenciosa red de información.

En efecto Lirio Geraldine era culpable del crimen del que se la acusó. Todo el dinero malversado era enviado para apoyar al Reino Geranio a través de sus sirvientes de confianza. Sus lacayos fueron enviados a la cárcel, y ella fue prohibida en la corte y se le dio 5 años de arresto domiciliario (el ser princesa consorte debía darle algún beneficio). Pero sus confidentes más cercanos lograron escapar y ella, ante la inminente guerra del mar contra los humanos, halló la mejor y más rápida manera de fugarse para volver a su reino.

Para Lirio fue muy fácil escapar. Con un esposo tan ausente como Andrés y la inherente indiferencia de los trabajadores del castillo, más la ayuda de sus dos confidentes más cercanas y una baja rigurosidad de la vigilancia, cualquiera con un poco de planeamiento detallado habría podido huir.

Su escape le salvó de casi ser linchada por los plebeyos múltiples veces.

Fue muy diferente a Dahlia, quien estar al borde de la muerte en muchas ocasiones la hizo madurar y limar sus asperezas hasta ser casi irreconocible. Dahlia Lyonel se convirtió en una persona capaz de sobrevivir en la era catastrófica gracias a Johan Rhine.

Pasar tanto tiempo juntos hizo que entre ambos creciera cierto sentimiento. Pero jamás se dijeron lo que sentían el uno por el otro, Dahlia por timidez y baja autoestima (a causa de los repetidos intentos de asesinato hacia ella), y Johan porque nadie nunca le enseño lo que significa amar.

Tal amor silencioso provocó la muerte de Johan. Dahlia nunca podría olvidar todo lo que pasó ese día. Nunca olvidaría como tuvo que sepultar ella misma el cadáver de su amado que murió protegiéndola del rayo.

La tristeza y el dolor de ese día todavía están frescos en su mente. El recordarlo es como clavarle un cuchillo en el corazón.

De todos los arrepentimientos en la vida de Dahlia, el más profundo y doloroso es haber perdido a Johan Rhine, el no haberle declarado sus sentimientos, el haber perdido el amor sin haberlo obtenido oficialmente.

Y es la situación que más quiere evitar en esta segunda oportunidad. Pero al tener a Johan Rhine frente a ella, de repente se sintió impedida. Quería hablar con el hombre pero no se sintió capaz de hacerlo. Ella consideró que realmente no lo merecía, que tal vez solo volvería a causar dolor, que su presencia no era más que un mal augurio, y que era mejor no volver a entrar en la vida de Johan Rhine por su bien (de JR).

Que ironía... Lo que más desea cambiar es en lo que menos impulso tiene para transformar.

Con una sonrisa autocrítica en su corazón, Dahlia comió lentamente esa cena a la que difícilmente le encontró sabores. Una comida insípida y sosa que solo logró aumentar su malestar.

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Ser tu compañero en el difícil camino, al menos por un pequeño fragmento del sendero, nunca fue un arrepentimiento para mí.

~ Johan Rhine ~

La sirenita: ¡Así no será la historia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora