Honey

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Tenía vergüenza. En parte era que había un tercero en el departamento, sumando que jamás había ido en un plan muy formal. La flor en su mano se sentía pesada, pero no tenía vergüenza por ella. Xingchen se veía mejor con flores cerca de él

Y de repente una imagen mental de un Xingchen con flores por su pelo se hizo presente, agregando el deseo de querer verlo así en la vida real.

Tocó el timbre con el corazón desbocado.

–¿Quién es?– la voz dulce se coló a través de la bocina, haciendo que temblará más. Aún se escuchaba con sueño, cosa que le hizo sentir culpa.

–Xue Yang – su voz tembló.

Después de regresar a la bebé con su madre, esta preguntó si A-Qing era su pareja, a lo que ambos negaron apresuradamente. La mujer se rió y agradeció que le ayudarán con la pañalera que cargaba.

Xue Yang le compró un postre la bebé porque despertó llorando. Era una preciosura de ser, tan bella y tierna que Xue Yang quiso una igual.

Y en la noche, recordando eso, se propuso parecer un buen papel de novio. O podía ser que no solo quería fingir ser un novio. Así que se levantó temprano, se dió una ducha y se vistió con más esmero que lo normal.

–Espera un poco – el sueño en aquella voz había desaparecido.

Se separó del timbre. Sonrió cuando miró por la puerta y encontró a un Xingchen risueño con su pijama.

–Hola, perdón por lo de ayer – entonces el chico lo besó.

Lo jaló contra él, poniéndolo de puntillas. El corazón de Xue Yang se tranquilizó, al sentir que no lo había tomado mal. Cuando se separaron Xingchen la jaló de nuevo y mordió su labio como si quisiera reclamar algo.

–Auch – se quejó cuando le dejó.

–Disculpado – se burló y se agachó hasta su oído – pero aún tengo ganas de que cumplas con lo que dijiste – mordió su oído al terminar de hablar.

–¿Eres mi Xingchen? Siento que te cambiaron – recibió un golpe en las costillas que lo hizo doblarse un poco.

–Tonto – se rió – voy a cambiarme y podemos irnos – avisó alejándose.

–¡Xingchen! Espera – se apresuró – Voy a... Te traje esto – sacó una rosa blanca detrás de su espalda para ponerla en su rostro.

El blanco resaltaba aún más su sonrojo. El corazón de Xiao Xingchen se exaltó por el detalle, recibiendo con delicadeza la flor. Olió los pétalos, amando el aroma que emitía. Sus mejillas también se tiñieron de rosa y sintió ternura al ver los dedos de su chico bailar entre ellos, nervioso.

Le dió un beso en la frente y lo llevó con él hasta su departamento. Quería presumir su rosa a su progenitora y a su amigo. Ese era su plan, hasta que al entrar, ambos estaban en la mesa esperando el té mientras hablaban de él. Cuando miraron a Xue Yang se quedaron cayados, mirando con curiosidad. Xingchen le dijo que le esperara, corrió por un vaso y metió su rosa en agua, para conservarla con recelo.

Xue Yang saludó, algo enojado por la actitud de los presentes. Cuando su luna estuvo listo, habló.

–Llevaré a Xingchen a desayunar – carraspeó un poco – tal vez volvamos en la tarde, espero no haya problema, señora.

–Ayer, después de que te fuiste, se puso hacer todos sus deberes para ignorarme, así que supongo que no tendrá problema con la escuela – contestó con cierta hostilidad.

–Mamá... – suspiró el chico con tristeza. Le arruinó la mañana.

–Señora, si Zichen no se lo ha dicho, o si usted no se ha dado cuenta, Xingchen es un chico muy trabajador y comprometido con lo que hace; así que estoy completamente seguro de que no hizo sus deberes con la intención de alejarla – concluyó con hastío en la voz – Nos vemos – se despidió.

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