Intenso

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Leanse el cap anterior otra vez para que se inspiren, ahre.

*

Su cintura fue jalada hacia adelante, chocando con el miembro duro de Xue Yang. Gimió gustoso ante el choque, e incluso abrió más las piernas que fueron sujetadas. Su cuello fue atacado con besos, con ternura; pero sus piernas fueron tomadas con fuerza y rudeza, enterrando los dedos dejando marcas.

Xue Yang sacó el vibrador ya apagado de su entrada y lo cambió por sus dedos. Xingchen aruño la espalda de su chico, queriendo más. Gimió en el oído del otro, a veces lamiendo, a veces besando la oreja. Se acostumbró a tener aquellos dedos hábiles dentro de él, estaba bastante preparando, además de que los dedos tenían lubricante ayudando a que se deslizaran con facilidad. Fue abandonado por unos segundos.

Se quejó al sentir el miembro duro entrando en él, estaba más hinchado de lo normal, lo que le sorprendió. Con ello, un ligero chapoteo. Afortunadamente, el lavabo era también un cajón, que les dejaba con la confianza de moverse sin temor.

Bajó un pierna para intentar impulsarse con el piso. Xue Yang sujetó su cintura y empezó a embestirlo, primeramente despacio y lento, para ir subiendo tanto la rudeza como la velocidad. Los glúteos de Xingchen rozaban con la orilla del mueble, pero no le importó. Se sentía lleno de placer.

Miró el espejo, mejor dicho, la espalda con algunos lunares que se reflejaba en el vidrio. Quería fotografiar esa belleza, quería capturar aquel momento de placer. El chico estaba gimiendo, con los brazos recargados en el cajón. El pelo negro corrompía lo blanco de su piel; el sudor le daba un brillo especial.

Dejó que se bajara, solo para voltearlo y obligarlo a que se mirara en él. Sin avisarle, se introdujo en él de nuevo, causando que su luna cerrar los ojos. Se recargó al igual que él en el lavabo, provocando que el mueble tambaleara, tomó con fuerza la mandíbula y se acercó a su oreja.

– Mírate – ordenó, haciendo que abriera los ojos – Tan lindo, tan lascivo – siguió moviéndose, sintiéndose orgulloso de como Xingchen se observaba más excitado al ver su reflejo siendo invadido – El loto blanco de tu familia – se burló sin dejar de moverse – Al loto blanco le gusta un chico malo, ¿Eh? – sonrió con maldad.

Bajó su mano a la garganta, y teniendo cuidado de no apretar ninguna vena, comenzó asfixiarlo, sintiendo aún más satisfacción al ver la carita perdida en placer. Luego de unos segundos dejó de hacerlo, por miedo.

Xingchen tosió un poco, inhaló aire, y continuó gimiendo como si nada hubiese pasado.

–Al loto blanco le gusta que lo ahorquen – siguió hablando – ¿Qué pensaría Zichen si te viera así?– cuestionó.

Xingchen pareció verse movido por ello, pero no sabía si fue porque uso el nombre con que él le llamaba, o por lo que dijo.

– Cállate – dijo mirándolo por el reflejo.

–¿Qué te molesta, cariño?– endulzó su voz – ¿Que haya nombrado a tu amigo o que te guste el chico malo?– era una pregunta con doble intensión.

–Me encanta el chico malo – contestó con la voz temblorosa, gimió – me encantas Xue Yang – gimió su nombre tan ardiente, que no tuvo más remedio que seguir atacandole.

–Entonces te molesta saber de Zichen – le dió una nalgada – tranquilo, por hoy te vas a olvidar de él – mordió el lóbulo de la oreja.

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora