Xiao Xingchen

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Pasaron dos días.

El fin de semana había llegado sin darse cuenta y ahora no tenía más pretextos para no volver a su departamento.

Pasó esos dos dias escondido de los padres exigentes de Jiang Cheng, o mejor dicho, de la madre exigente.

Ahora tenía que volver con Song Lan y decirle que tenía razón en desconfiar en Xue Yang. Se preguntaba con qué cara le diría. Así que cuando terminó su última clase, tomó el camino a su hogar.

Siguió con su vida normal, aunque le dolía no estar con Xue Yang. Al final del día, el término de su relación no iba a ser el final de su vida; aún cuando su corazón seguía sufriendo, en demasía.

Con las manos temblando, con el orgullo herido, hasta con vergüenza, entró. Lo primero que le recibió fue el olor de carne azada, junto con un aroma cítrico y rico. Pudo observar el departamento más limpio y ordenado que siempre, cosa que le impresionó.

¿Siempre estaba así de limpio o su memoria le comenzó a fallar?

Song Lan le miró con naturaleza, como si solo se hubiese ido por una noche. De hecho, en cuanto lo vió comenzó a cocinar otra porción de carne con jugos de distintos cítricos para darle un mejor sabor ¿Desde cuándo sabía cocinar así?

–¿Tienes hambre? Invité a cenar a Wen Qing y su hermano – contó brevemente – aunque esto es la comida, es un experimento que resultó bien, prueba – cortó un pedazo para dársela con un tenedor.

–Sabe bien – dijo Xiao Xingchen después de tragarlo y saborearlo.

Song Lan sonrió cortarmente antes de continuar con su labor. Xingchen se sentó en el sofá frente a la cocina. A veces se le olvidaba lo pequeño que era su hogar. Desde ahí, podía observar la alegría de su amigo, cocinando, cortando verduras y limpiando cada que ensuciaba. Sintió un pequeño piquete dentro de sí.

Algo se movió.

Sintió que todo se venía encima de él de nuevo, sintiendo cada parte del cuerpo atrapado en cansancio; cansancio por llorar, por estudiar, por tener que ser funcional con el corazón roto. Quiso llorar, pero se detuvo. No quería llorar sin explicación alguna.

–¿Porqué le dijiste a Xue Yang?– pensó en voz alta.

Los recuerdos, así como la culpa y el corazón herido regresaron en cuestión de segundos. Necesitaba saber.

Al escuchar tal pregunta, detuvo sus movimientos. Disminuyó la flama para evitar que su platillo improvisado se convirtiera en humo. Tomó aire y se sentó a la lado de Xingchen.

–No tenía idea de que no sabía, solo quise ayudar – explicó – lo siento sí hice que pelearán o algo, en verdad lo siento – iba a decir algo más, pero los ojos tan bonitos que Xingchen sentía dejaron salir un par de lágrimas silenciosas.

–Terminó conmigo– soltó sin más – ya puedes decir que tenías razón – comenzó a limpiar su rostro porque las lágrimas inundaron la hermosa cara.

–No, Xingchen, no tenía razón – sorprendido, volteó hacia su amigo – Vamos, es un chico que soportó a tu madre y a mí, cualquiera se hubiese ido después de ello – suspiró, resignado –  Aún cuando no confío en él, sé muy bien que él te ama y mucho, no entiendo porqué terminó su relación.

–Tal vez no me ama, no me dió explicación alguna, simplemente me dijo que me fuera – entonces sus cuencas se volvieron en cascadas.

Intentó hablarlo sin llorar, pero no pudo. Aún no podía y no sabía hasta cuándo lo haría. Quería convencerse de que sí, Xue Yang solo quería sexo de él, pero por más que intentara convencerse no podía.

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