Extra: Luna llena

342 53 22
                                    

Xiao Xingchen se encargó de terminar el nudo de la corbata. Lo dejó en paz cuando se sintió satisfecho con este. Acomodó el cuello de la camisa y aprovechó para poner un pisa corbatas.

–Me siento como un muñeco – dijo su novio con una sonrisa.

–Lo siento – se disculpó, alejándose de Xue Yang.

–¿Cómo me veo?– cuestionó al ver la mirada encanta de Xingchen.

–Tan hermoso – contestó con un suspiro – Si no fuera por el tiempo no te dejaría salir de esta habitación – admitió acercándose de nuevo.

Su novio vestía un traje negro, algo formal. La camisa de blanca contrastó con la corbata de color sangre. Por esa razón lo veía tan lindo y sexy. En verdad quería que lo sometiera en la cama vestido así.

Xue Yang se rió, lo tomó de la cintura y comenzó a besarlo con intensidad. Su novio comenzó a reírse entre el beso, pero dejó que lo atrapara contra la pared.

Aquel día era especial: la graduación de Xue Yang y A-Qing. Habían pasado algunos años. Xingchen y A-Qing se mudaron con Xue Yang unos meses atrás por cuestiones de trabajo.

El Dr. Xiao Xingchen había conseguido trabajo en un hospital infantil. Era feliz ahí. Sus pacientes eran tan lindos, pequeños y curiosos. Se había graduado, luchó por encontrar un buen trabajo. Xue Yang estuvo con él durante todo ese tiempo, y viceversa.

Xue Yang había sido de alta de terapia, aunque de vez en cuando debía ir a una "revisión". Las pesadillas eran menos regulares, casi inexistentes, además de que ya sabía cómo tranquilizarse.

En esos últimos años se habían vuelto un tipo de matrimonio. Xue Yang había escrito otro libro que publicó con un seudónimo, al igual que el primero. No quería que supieran quien era, tampoco que conocieran su rostro. Quería cuidar a su pequeña familia, su novio, su casi hermana.

Nunca creyó que iba a poder graduarse, ni siquiera llegar a ese punto dónde tenía una pareja estable, trabajo, un departamento bonito.

Hasta parecía que era otra persona.

Siguió besando a Xingchen con devoción. Su chico nunca dejaba de ser tan divino como para no adorarlo. Su rostro, sus ojos, su ser. Un par de manos intentaban despertarlo del trance apasionado, tocando su rostro, su cuello, el saco de color negro.

No le importó si arruinaba el traje de Xingchen, lo tomó de las piernas y lo levantó contra la pared.

–Xue Yang, vamos a llegar tarde – le dijo entre besos. Cuando aceptó su beso no creyó que pasaría eso.

–¿Y qué? Mi apellido es de los últimos – bromeó al dejar de besarlo. Lo bajó poco a poco, procurando que no se cayera.

Xingchen se rió desde su lugar. Arregló el cabello de Xue Yang, el cuello de la camisa y su propio saco. No le gustaba usarlos a menudo, lo hacían sentir demasiado "serio". Igual que Xue Yang con las corbatas.

Xue Yang lo miró con adoración. Podrían cumplir años siendo novios, pero siempre lo miraría de esa manera, su chico era demasiado lindo con él. En cuanto terminó de arreglar el cuello de la camisa, tomó su mano y la besó.

Su lunita rió algo avergonzado. También lo miró, cara a cara. Observó la adoración que tenía en aquellos ojos, así que le dió un beso en la frente.

–¿Qué pasa?– preguntó después del beso.

–Estoy tan enamorado – dijo Xue Yang.

Las mejillas de ambos se pintaron de color rojizo, volviéndose un lindo par de tomates. Xingchen lo tomó de la mano antes de que alguno de los dos siguiera. Amaba esa parte dulce de Xue Yang, pero darle rienda suelta terminaría en otro encuentro sexual.

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora