Wake Up

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–No debería estar lloviendo hoy – murmuró, viendo como la primavera había llevado lluvia

Decepcionado por el clima,se detuvo a pensar en lo siguiente que haría. Tenía que llegar a casa, ir por su minino a casa de GuangYao y después hacerle la cena a Xingchen, o tal vez la comida.

Cómo fuera, debía buscar la forma en no mojarse.

Cubrirse con la mochila era una buena idea. Podía pedir un taxi, pero no quería hacer un gasto innecesario. Así que retrocedió algunos pasos y buscó a alguien con un paraguas.

Nadie llevaba uno, era primavera, no tenía que llover.

Resignado a mojarse, comenzó a caminar hacia la salida. Qué más daba, podía llegar a secarse, además, su vieja laptop se encontraba en casa. Justo al cruzar la salida, miró varias siluetas por ahí, incluído alguien con paraguas. No le tomó importancia, debía de ser alguien muy precavido.

–Xue Yang– giró su cuerpo para encontrarse al a silueta con paraguas.

–Ah, Song Lan ¿Viniste a cubrirme con tu paraguas o a golpearme?– bromeó, ya que sin pedírselo le cubrió.

–En realidad, vengo a hablar sobre el asunto de Su She– aclaró.

–¿Su She?

*

Los días habían pasado de manera tortuosa. Xingchen había intentado hablar con Xue Yang, muchas veces, pero no pudo. No podía, se sentía mal de arruinarle los días buenos y sin pesadillas que tuvo.

Se había mudado, de nuevo con Zichen, aunque no llevó todo de vuelta; algunos pantalones, camisetas y más se quedaron en el departamento de Xue Yang. Más allá de querer su vida a la normalidad, se sentía culpable. Ver el rostro sonriente y alegre le hacía sentir peor, ocultándole algo tan importante.

Tenía que decirle, lo sabía.

Así que aquel día, luego de que su horario escolar terminara, caminó hacia el departamento donde estoy viviendo por casi tres semanas. Las mejores semanas en su vida. Estaba decidido a decirle, ese sería el día.

Tal vez debió de tomar el mal clima y la lluvia como un mal presagio, pero a decir verdad le encantaba la lluvia.

Entró como siempre, con la confianza de haber vivido ahí. Tocó a la puerta, primeramente como aviso. Esperó unos cuantos segundos y cuando iba a tocar la perilla de la puerta está se abrió.

Solo con ver el rostro de Xue Yang, supo que había algo mal.

Aún así le sonrió. Tomó su rostro entre sus manos para plantarle un beso.

–¿Y el pequeño Loto? – preguntó después del corto beso.

–Lo tiene GuangYao– contestó secamente.

–¡Oh! ¿Tendré que faltar a clases mañana?– cuestionó luego de enredar sus brazos en el cuello ajeno.

Y la segunda señal de que algo estaba mal llegó en forma de rechazo. Xue Yang quitó los brazos de Xingchen.

Un peso en su pecho comenzó a aplastarlo ¿Estaba jugando? ¿Qué había sucedido?

–¿Qué pasa?– se atrevió a preguntar.

–Creo que no es buena idea que sigamos siendo pareja– sentenció alejándose de él.

–¿De que hablas?– preguntó totalmente confundido.

–Estoy terminando contigo, Xiao Xingchen. Puedes irte – de acuerdo, ahora menos entendía la situación.

–No, espera. Cuál sea el problema podemos solucionarlo, en serio – aseguró acercándose – Solo dime qué sucede – lo tomo por los hombros, pero Xue Yang volvió a quitar sus manos, esta vez sin soltar sus muñecas.

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora