Verdadero tú

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El camino fue largo y silencioso. Caminaron toda la distancia, cargando cada quién una mochila. Xingchen se veía cansado, desconcertado y con frío a pesar de traer una chaqueta.

A pesar de la tensión, iban tomados firmemente de las manos, sin querer separarse. Eso tranquilizó el alma inquieta y ansiosa de Xue Yang, quién creía que su noviazgo se había ido por el caño.

Aún seguía molesto consigo mismo por la pelea que tuvo, ahora se había sumado el hecho de que no había hablado sobre ese tema. Temía haber herido a su lunita, haberle hecho daño, haber herido su confianza. Eso añadía una inseguridad más. Su rostro dolía, subestimó la fuerza del idiota de Song Lan; no se quejó, no quería molestar al otro.

Una vez que llegaron al edificio se sintieron más tranquilos; pasaba de la media noche, no había taxis que les quisieran llevar, no querían llamar a MengYao. La primavera había empezado pero el frío seguía presentándose cada que el sol se ocultaba. Al menos ya estaban seguros y cálidos.

Xingchen dejó sus pertenencias cerca del sofá. Sacó una muda de ropa para usarla como pijama. Mientras Xue Yang acomodaba su habitación para que fuera más cómoda, Xingchen se desvistió y vistió para dormir. Fue a cepillarse los dientes, cuando volvió se sentó en el colchón que tantas veces había usado, pero por alguna razón se sentía extraño.

La realidad parecía extraña. De un momento a otro su vida normal había cambiado.

Subió la mirada, encontrándose con los ojos inquisidores de Xue Yang

–¿Estás bien?– le preguntó interesado mientras se acercaba para acariciarle el rostro.

–No – suspiró decepcionado, acunando su rostro en la mano que le acariciaba – Al parecer nunca tuve un amigo ¿No? Song Lan solo quería un novio, no un amigo – hizo una mueca de disgusto, tal vez decepción –Estoy decepcionado de él – admitió poniendo un rostro triste.

Bueno, Xue Yang se alegraba de que aquél sujetó los hubiese encontrado de tal forma, que no hubiese más dudas sobre que Xingchen era su novio y solo de él. Pero al ver la carita triste de Xiao Xingchen solo pudo sentirse culpable. No por Song Lan, él se merecía todo lo malo en la vida.
Deseaba que su lunita no se pusiera triste por ese idiota, por eso se sentía culpable... ¿Y si de él era la culpa? ¿Qué pasaría si él era el causante de los males de Xingchen?

–Quiero dormir – agregó Xiao Xingchen.

–Tienes que descansar, fue una noche muy larga – contestó Yang sin dejar de acariciar el rostro ajeno.

Le dejó un beso en la frente antes de ir a quitarse el traje, enjuagar su nariz de nuevo y recostarse. A pesar de que lo intentó, Xue Yang no pudo dormir en todas esas horas. El dolor no le importaba realmente, podría haber dormido aún con la nariz sangrando. No dejaba de pensar en que ahora Xingchen sabría quién era él, o bueno, su verdadero nombre.

No había cometido otros delitos. Simplemente, buscar a "ChengMei" sería encontrar el historial de un niño que casi se convirtió en un asesino, luego intentó suicidarse porque su vida siendo un niño apestaba, porque sus padres no le querían, porque todos le trataban como el bicho raro solo por un dedo.

ChengMei era lo peor de él, Xingchen no merecía esa basura en su vida. Si bien, él sabía que se intentó suicidar, no sabía la profundidad de ello. Sabía que tuvo terapia, más no que había tenido distintos terapeutas porque con ninguno avanzaba en nada.

Por eso, cuando el sol comenzó a iluminar su habitación, se levantó a preparar té, el desayuno y pensar en alguna forma en que Xingchen se sintiera como en casa. Primero puso el té, así al terminar estaría listo.

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora