Observatorio

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Hola, si estás leyendo esto: hice doble actualización, puede que te hayas perdido un capítulo, esta es la segunda actualización uwu.

*

Xingchen estaba molesto, masticando con odio las vitaminas que tenía que consumir. Prefería tragarlas, como las otras, pero esas eran especialmente para masticar. Miraba enojado a los dos menores frente a él.

No había sido culpa de ellos, solo miraban la película y el par de enamorados jugaban cuando el joven luna se comenzó a poner pálido, aún más de lo que ya era. Ambos se preocuparon y al instante lo ayudaron con los suplementos.

–¿Me odias?– preguntó Xue Yang acercándose sin mucha prisa, como si fuese un pequeño minino.

–Sí, te odio y me repugnas – le arrojó una almohada. Fue tan rápido que no pudo esquivarlo.

–¡Oye!– le dió un ligero golpe en el hombro con ese mismo cojín – Te atacaré si tú lo haces.

–No golpees a Xingchen – otro cojín se estampó con su espalda. La chica salió en rescate de su otro amigo.

–¡Tu tampoco lo hagas!– iba atacarla, pero recibió otro golpe – ¡Oigan, esto es injusto, ustedes son dos!– Afortunadamente, tenía dos cojines cerca, por lo que les lanzó uno a cada uno.

No contaba con que esos dos lo rodearían y comenzarían a golpearlo entre ambos, estando totalmente indefenso. Recibió golpes suaves, en la cabeza, la espalda, a los costados del torso. En una distracción, pudo huir y tomar un par de cojines de otro sillón, con los que se defendió. Evitaron correr para que Xingchen no se sofocara.

Se dejó ganar, tirándose al piso, siendo masacrado con aquellas figuras suaves.

–A-Qing, maldita traidora ¿De qué lado estás?– cuestionó cuando al fin lo dejaron de atacar.

–¡De Xingchen!– contestó sin dudar y entusiasmada.

–Ya no te quiero.

–Pues yo sí la quiero– Xingchen fue hasta la chica y le dió un beso en la mejilla.

–Entonces yo también–  se levantó del suelo para también darle un beso.

–Gracias por quererme, pero sin besos ¿Sí?– la chica los separó de ella. No le incomodaban las muestras de afecto o el contacto físico, simplemente no estaba acostumbrada a ello.

Xue Yang tomó a Xingchen por la cintura, lo cargó así hasta dejarlo en el sofá, ya que la palidez volvió; aunque su chico seguía sonriendo tenía que asegurarse de que no desfalleciera.

A-Qing les sonrió sin que ellos se dieran cuenta. Era más que obvio lo que sucedía entre ellos, aunque quisieran ocultarlo. Por eso su padre les dijo que durmieran por separado, cosa que no iban a hacer.

La habitación seguía oscura, solo con la luz de la pantalla de una película (que ya no recordaban cuál era) pero ellos brillaban entre sí, mirándose a los ojos, sonriendo como el par de tontos que eran. Xingchen subió su mano a la mejilla de Xue Yang ya que este lo estaba acomodando en el sillón.

–Xue Yang, yo... – te amo.

–¿Te sientes bien?– le acarició la mejilla también.

–Yo, me iré a dormir – comentó la chica, estaban demasiado acaramelados y tenía que llegar a su habitación antes de que comenzarán a besarse frente a ella – Descansen.

–¿Qué hora es?– aprovechando que A-Qing les había distraído, dejó a un lado lo que quería decir.

Se volvió valiente por unos segundos, para después arrepentirse y quedarse en silencio ¿Porqué de repente quería decirlo?

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