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Después de un día agradable, terminé de limpiar mi casa. Siendo las 11:00 pm, los chicos justo se acababan de ir y nos veríamos tal vez mañana. Cómo todos éramos adultos con responsabilidades y trabajos que atender, teníamos que terminar la reunión a una hora considerable.

Mi puerta sonó de nuevo, tal vez a mis amigos se les había olvidado algo por aquí. Caminé hacia la puerta, y abrí, viendo a la persona que menos esperaba por hoy. Los dos nos quedamos viendo a los ojos, en un ambiente que se sentía demasiado incómodo. No dije nada, ni lo iba a hacer.

—Monique...— dijo en voz baja, su cabeza estaba cabizbaja. No contesté, solo me quedé ahí. —Feliz cumpleaños. ¿Puedo?— dijo extendiendo sus brazos, queriendo abrazarme y yo no tuve el valor de decirle que no. Gerard me envolvió en abrazo, sintiendo un poco de desesperación por parte de él, después de varios segundos puedo decir que él sintió tranquilidad y se separó de mí.

—Gerard, agradezco que te hayas tomado la molestia, pero...— me interrumpió.

—Vi llegar a tus amigos, luego te vi llegar a ti. Vine a buscarte temprano y esperé a que ellos se fueran para no ocasionar problemas.

—¿Estuviste afuera del edificio esperando?— pregunté.

—Sí.

—Gerard... yo no sé que buscas. No sé porque me mandaste el anillo, yo te dije que no lo quería, y también dejé en claro que nosotros no podíamos estar cerca.

—Está siendo más difícil de lo que pensaba, Monique. Dime qué tengo que hacer, para qué todo esto se arregle... sigues teniendo una parte de mí, contigo. El anillo es tuyo, nadie más lo tendrá. Está hecho justo cómo lo querías, justo cómo te ilusionaba. Ya no quiero deportar sintiendo este vacío en mi pecho, ni tampoco quiero dejar de llamarte todas las mañanas... no puedo, no quiero irme de aquí. No quiero que todo lo que hemos pasado juntos desaparezca. Yo te amo, ¿tú no me amas?

—Por supuesto que te quiero, Gerard. Nada va a desaparecer de la noche a la mañana, ningún recuerdo va a irse. Pero es tiempo de que ambos pongamos los pies en la tierra y nos preocupemos por nosotros mismos. Nuestro noviazgo se terminó convirtiendo en una tontería al final. Caímos en la rutina, caímos en lo aburrido, caímos en las peleas. Te decepcioné y me decepcionaste. Y sé que no fui la mejor en la historia, porque nadie lo fue, pero; recuerda cómo te comportaste conmigo los últimos días. Recuerda que me pediste matrimonio solo por asegurar que no íbamos a terminar. Y sobre todo, recuerda que siempre te puse primero a ti que a mí, y aún así, jamás recibí lo mismo que yo daba. Yo no era la única ahí y sin embargo, parecía que sí.— sus ojos estaban tristes, tenía unas ligeras ojeras marcadas y su rostro mostraba un poco de dolor tal vez.

—Tú jamás me dijiste que te sentías así.— él dijo.

—¿Pero por qué tenía que decirlo? ¿Para que me pusieras atención? ¿Acaso tenía que decírtelo para que me hicieras sentir amada? Siempre expresé lo que sentía, pero yo jamás iba a rogar tú atención. Jamás te iba a pedir que me pusieras como tú prioridad, ¿sabes por qué? Porque eso no se pide, Gerard. La atención no se ruega, era más que claro que otras cosas eran tus prioridades.— no quería llorar, no quería volver a lo mismo. Todo se repetía una y otra vez.

—nunca pensé que te sintieras así, Monique. Si te soy sincero, creí que estaba dando todo de mí, incluso me preguntaba que si qué estaba haciendo mal. Eso jamás volverá a pasar, amor. Tan solo démonos una oportunidad... no me veo sin ti y no quiero imaginarlo.

—Ya es demasiado tarde, Gerard.— dije bajando la mirada al suelo, dejando caer una lágrima en mi cara.

—No lo es... aún estamos a tiempo.

monique, is a London boy :) h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora