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desperté muy temprano para terminar de alistar mi maleta, teníamos el vuelo de regreso a Paris en unas horas y no quería retrasarme con nada.

—Monique, quiero hablar contigo.— dijo Amelie entrando a la habitación.

—¿Sobre qué?— pregunté mientras cerraba la maleta.

—Sobre lo qué pasó con Molly y conmigo.— asentí, y me senté frente a ella.

—Dime.— contesté.

—Molly me dijo que todo fue bien en su vida desde que me fui, y eso está bien. Ella me preguntó qué si podíamos tocar el tema, de nuestro noviazgo y yo le dije que no veía la razón de que habláramos eso, pero que estaba bien. Me dijo cuánto le había hecho falta, e incluso me dijo que después de que me haya ido, no pudo amar a nadie como a mí. Siempre estuve presente para ella. De cierta forma, me dejo en claro que para ella seguía siendo difícil tratar de buscar a alguien, si todo el tiempo pensaba en mí, y en cuándo iba a volver. Me preguntó si existía alguna posibilidad de que lo volviéramos a intentar y yo le dije que sí.— me quedé viéndola a los ojos, mientras ella sonreía como si fuera culpable de algo.

—¿entonces eso significa qué...?— pregunté.

—Que me quedaré en Londres con ella.— sentí que me habían tirado un vaso de agua fría encima, tratando de comprender lo que me decía. Esperaba que fuera una broma, pero la cara de Amelie estaba seria.

—¿Qué?— pregunté en shock.

—Es broma, Mon.— el aire volvió a mis pulmones.

—¡Maldita idiota! No vuelvas a jugar con eso.— dije aliviada.

—Significa que tengo novia y no me puedo besar con quien sea en una noche de fiesta.— reí ante su comentario.

—¿y ella irá a Paris?— pregunté.

—Si.— contestó.

—Entonces... conociéndote, Molly se unirá a todos nuestros próximos planes, ¿no es así?— cuestioné.

—¡¿No es emocionante?!— dijo emocionada y yo me reí disimulando que lo era. —Espera a conocerla, serán buenas amigas, lo presiento.

—no me vas a cambiar por ella, ¿verdad? Nosotras hacemos todo juntas...— dije seriamente.

—Mon, jamás te cambiaría. Haremos todo juntas; como siempre.

—Oh, está bien. ¿Lo juras?— sonreí como niña pequeña.

—Lo juro.

...

Mensaje de Gerard

"Monique... ¿cómo estás? Sé que llegas hoy por la noche, sé que quieres descansar pero necesito hablar contigo."

Leí el mensaje de Gerard y lo único que hice fue ignorarlo, efectivamente quería descansar y sí él iba a mi departamento, pelearíamos. Ya estaba en el avión, tenía mis audífonos puestos, sentada a lado de la ventana. Amelie no me había hecho caso desde que salimos de la casa y vio a Molly. Era evidente que lo hiciera, pero no me molestaba; no por ahora. A Harry le había tocado otro lugar, así que no estábamos juntos.

Estar sola, escuchando música y viendo el cielo mientras el avión volaba, me hacía despejar la mente y reflexionar sobre mi vida. El viaje a Londres, fue mejor de lo que esperaba; Amelie iba con miedo de pelear con su familia y no volver a verlos nunca. Sin embargo, volvió con un hogar unido, esperando volver, y con su novia. Y lo mejor de todo era que me hizo parte de eso. 

...

Arrastré mi maleta hacía mí departamento, eran las 7:00 pm y el pasillo estaba silencioso, llegué a mi puerta y la abrí. Entré a mi hogar, queriendo tirarme en la cama, prendí las luces y fui hacía mi habitación.

Vi el desastre que había dejado antes de irme, y comencé a acomodar para luego tomar un baño y dormir.

La puerta de mi departamento sonó, y se me hizo extraño; no esperaba a nadie.

Caminé hacia la puerta, y abrí, viendo la cara de Gerard, ambos nos vimos en silencio, yo estaba esperando a que me dijera que hacía en mi departamento pero al parecer no iba a decir nada.

—¿puedo pasar?— me hice a un lado, dejándolo pasar y cerrando la puerta.

—¿Qué haces aquí?— pregunté viendo cómo movía sus manos de una forma extraña, como si estuviera nervioso.

—Monique... no puedo estar sin ti.— dijo queriendo acercarse a mí pero yo di un paso hacia atrás.

—Gerard, en verdad no quiero hacer esto ahora. Ni siquiera...— me interrumpió.

—No vengo a pelear.

—Gerard, ¿podemos dejar todo por la paz?— pregunté.

—Escúchame. Haz sido mi vida durante los últimos años, Monique. Todos los días nos veíamos, almorzábamos juntos, íbamos a casa de tus padres, intentábamos cocinar juntos. Todo lo hacíamos juntos. ¿Cómo te explico qué no soy nada sin ti? No puedo hacerme a la idea de despertar sin tenerte, y no quiero hacerlo. Sé que lo nuestro no ha tenido un buen camino últimamente, pero si lo hemos manejado durante tanto tiempo, ¿por qué tendríamos que dejar todo ahora? ¿Por qué no intentamos salir de los problemas? Sé que me equivoqué, y te pido perdón por eso, porque me di cuenta que por mi pésima actitud, te lastime... Monique, yo te elijo a ti, sobre cualquier cosa, te elijo a ti. Quiero quedarme a tu lado toda mi vida, no puedo desprenderme de ti. Tan solo te haz ido unos días, y yo he sentido que desde el primer instante, te necesitaba. Mon, no dejemos todo así, te amo, y sé que me amas tanto como yo. Amo estar contigo, tú forma de ser cuando estamos juntos, como siempre me apoyas en todo, me ayudas a mejorar, me haces ver mis errores... quiero estar contigo.— mis ojos se llenan de lágrimas, no sé cómo reaccionar, tampoco sé qué decir.

Él se pone de rodillas y yo retrocedo un paso más hacia atrás, por un momento me da miedo que haga lo qué pasa por mi mente.

—No.— murmullo con la voz temblorosa.

Mete la mano a la bolsa de su pantalón, y saca una pequeña caja.

Por favor no lo hagas. Dice mi menté repetidas veces, con dolor y confusión.

—Monique... no estamos en el mejor momento, pero sé que es algo que siempre haz querido, estaba preparando algo para que fuera más especial, pero no pude esperar. Quiero que sepas que te amo, y tú eres con quien quiero estar siempre.— abre la caja frente a mis ojos, dejándome ver un anillo de compromiso, era pequeño con un diamante que brillaba y lucía hermoso. —Monique Solange, ¿te quieres casar conmigo?— mis manos estaban temblando, me encuentro paralizada, tenía lágrimas en mis ojos y no podía decir nada.

—Amor...— la voz de Gerard cambio, ahora era más suave y vulnerable.

El tomó mi mano izquierda, y deslizó cuidadosamente el anillo sobre mi dedo anular. Yo no podía hablar, pero tampoco podía dejar de llorar, lo que si estaba segura es que no era de emoción, y algo dentro de mí estaba roto y vacío.

monique, is a London boy :) h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora