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La alarma comenzó a sonar, eso indicaba que eran las 7:00 am. Me moví entre las sábanas suaves y calientitas, volví a acomodarme para dormir pero mi cerebro reaccionó después de unos segundos y me senté en la cama. Me quedé meditando mientras veía mis zapatos tirados. Estaba desvelada gracias a la velada que había tenido con Amelie y su amigo.

—¡Despierta Monique!— dije golpeando mi mejilla con mis manos.

Abrí mi closet, saqué un vestido negro a cuadros blancos con un abrigo rosa fuchsia un poco largo. Mis zapatos fueron unos tacones de plataforma bajos, color blanco.

...

Salí casi corriendo de mi departamento, era un poco tarde de la hora que usualmente salía a casa, en la esquina pude ver a Amelie desesperada viendo el reloj que llevaba puesto en su mano.

Al verme hizo señas para que me apresurara y yo traté de correr.

—¿Qué te pasó? Nunca tardas tanto.— rodó los ojos y comenzó a ir de prisa.

—¡Espérame! Vengo corriendo, déjame respirar.— le dije con la respiración entre cortada.

—Maldita, harás que pierda mi trabajo.— dijo Amelie muy a la defensiva.

—Cállate idiota, tú tienes la culpa por querer hacer una reunión en medio de la semana, solo para comer pizza y tomar cerveza.

—¿te cayó bien Harry?— preguntó caminando a mi ritmo.

—es agradable.— afirmé.

—que bien, lo invité a almorzar con nosotras. ¿Te molesta?— abrí mi boca para contestar pero me interrumpió. —por supuesto que no te molesta, no es como que vayas a almorzar con Gerard.

—Solo te tolero porque sabes muchos de mis secretos, maldita Silvana.— ambas reímos mientras llegábamos al lugar de nuestro trabajo.

Empuje la puerta que automáticamente hizo sonar la campana del techo. Ambas entramos y fuimos a nuestro puesto.

Amaba hornear, amaba decorar pastelillos y rellenar macarrones con mezclas de diferentes colores. Me gustaba disfrutar mi trabajo y tener una amiga que lo disfrutara igual que yo. A veces mi forma de ser era muy chillona y estresante, podía ser un dolor de cabeza en segundos. Me conocía y sabía a la perfección que las personas se molestaban conmigo por a veces terminar siendo muy explosiva si algo no salía como quería.

—¿Crees que noten mucho mi ausencia si no voy a almorzar con ustedes hoy?— le pregunté a mi amiga que estaba al otro extremo de la cocina.

—¿Qué estás pensando hacer?— preguntó revolviendo la harina con la mantequilla líquida hirviendo.

—Estaba pensando en ir a darle un vistazo a ya sabes... mi lugar.— esperaba que Amelie se diera cuenta de que hablaba.

—oh... podemos ir los 3.— sacudió sus manos en su mandil mientras sonreía y yo negué rápidamente.

—es un secreto, ¿recuerdas? Nadie debe saber de esto, ni siquiera tu amigo qué acabo de conocer.— rodó los ojos y asintió.

—Ni siquiera Gerard lo sabe, ¿por qué?

—Es algo mío, Amelie. Quiero que todos sepan que Monique cumplió lo que tanto anhelaba. Será una sorpresa para todos. Incluso para mis papás, deseo muchísimo poder verlos felices por mi sueño. Estoy emocionada, Gerard será parte en algún momento.— contesté inspirada y melancólica.

—Entonces te acompaño ya que salgamos del trabajo, hoy almorcemos juntos. Quiero que lo conozcas, por favor.— ¿para qué quería que lo conociera tanto?

—Está bien, pero tienes que acompañarme cuando salgamos.—contesté volviendo a lo mío.

...
Dejé mi mandil en el perchero que había en la cocina y esperé a Amelie que se veía toda emocionada.

—Corre, el tiempo es oro.— mi amiga me jalo del brazo sin ningún tipo de cuidado.

—¿Por qué te emociona verlo tanto? Si te gusta díselo.— rodeé los ojos, viendo al tipo de lejos, estaba viendo su celular atentamente.

—No me gusta, idiota.—rodó los ojos como indignada, pero su emoción me decía que quería a Harry más que su amigo.

—¡Harry! ¿Qué tal el día, cariño?— y ahí la prueba de su amor.

—Silvana, te estaba esperando.— abrazo a mi amiga y beso su mejilla. Luego se acercó a mí y repitió el mismo gesto.

—¿Que tal?—dije tímida cuando estábamos en medio del abrazo.

—Conozco un lugar espectacular, Styles. ¿Tienes tiempo?— preguntó Amelie abrazando el brazo de Harry y luego el mío, los 3 caminábamos al mismo tiempo.

—¿Nosotras tenemos tiempo, Amelie?—cuestioné a Amelie, llamando la atención de Harry.

—Si.. eso creo. No importa.— no quería perder mi trabajo en este momento.

—Hace rato vi a tu novio, me preguntó cómo la habíamos pasado ayer.— dijo Harry y Amelie soltó una carcajada.

—¿Qué te da risa?—pregunté confundida.

—Nada. Ya llegamos.—nos detuvimos en un restaurant con vista a un hermoso lago.—Buscaré una mesa, ustedes espérenme aquí.— Amelie nos soltó bruscamente y yo crucé mis brazos incomoda.

Harry me sonrío y yo le sonreí de vuelta.

—¿Verás a Gerard hoy?— él me preguntó.

—No lo creo, tal vez hasta el fin de semana.

—¿Entonces no se ven seguido?— sus ojos verdes estaban fijamente en mis ojos, su mirada era algo intimidante.

—Se podría decir que nos vemos poco.— mordí mi labio y lleve mis ojos al suelo.

—¿Cómo le hacen?— volví a sus ojos y sin saber cuál era su pregunta, respondí.

—¿Para qué?

—Para hacer que dure. Siempre están ocupados al parecer.

— Es una larga historia.— suspiré.

— Creo que puedo escucharla, Amelie nos va a tener juntos durante un largo tiempo.— ambos reímos y vimos a nuestra amiga hacernos señas para que entráramos al restaurant.

monique, is a London boy :) h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora