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Desperté por un molesto sonido en mi mesita de noche, era mi celular vibrando. Vi la hora, 4:45 a.m y luego el contacto, era Gerard, maldecí pero luego recordé que el tipo no me llamaba en vano, tal vez se trataba de una emergencia, inmediatamente sentí la preocupación y no perdí un segundo en levantarme y contestar la llamada.

—¿Qué? ¿Qué tienes? ¿Qué pasó?— pregunté de golpe.

—Yo... maldición, sé que es muy tarde y que deberías estar descansando— ni siquiera termino cuando lo escuché retorcerse de dolor.

—¿Qué, Gerard? Dios, voy ahora mismo.— me levanté de la cama y seguí con el celular en mi oído.

—¿Recuerdas las indicaciones del doctor, sobre el dolor de abdomen? Es que siento una punzada muy fuerte, tengo mucha ansiedad por romperme las puntadas y...— lo interrumpí, mientras corría por mi departamento en pantuflas y pijama.

—¡No! Solo... aguántate el dolor. Los medicamentos, te los dejé en orden, busca las pastillas del dolor.— Busqué las llaves de mi auto por todas partes hasta que las encontré.

—Me las tomé hace una hora, justo como dice en la receta. Desde que me desperté no he podido dormir.

—Ya voy, te llevaré a urgencias, Donna dijo que estas cosas pas...— Gerard adolorido y casi chillando, habló.

—Por favor ven ya.

...

Aquí estábamos, una vez más en la sala de espera, todo había sido muy rápido, llegué con Gerard casi en los brazos, incluso me pareció raro que no me moliera los huesos. Donna estaba de turno así que nos reconoció de inmediato y lo ingresó, lo último que me habían dicho era que la cirugía que le habían hecho era muy dolorosa y por eso sus síntomas intolerables.

Suspiré al ver mi celular, eran las 7 a.m y tenía que alistarme para ir a trabajar, no podía perder otro día, me iban a despedir y necesitaba el dinero.

—¿Donna?— llamé a la enfermera que se posicionaba detrás de su escritorio. —Tengo que irme a trabajar, a eso de las 2:00 p.m podría darme una vuelta por aquí, ¿o le darán el alta antes?

—No se preocupe, puedo hacer que lo den de alta a la hora que llegué, igual y lo sedaran un rato para hacerle unos estudios. Yo la llamaré cualquier cosa, señorita— asentí con un poco menos de preocupación y salí del hospital.

Vaya madrugada, vaya situación, vaya Gerard. Por lo menos estaba mejor, esperaba que ese dolor que lo estrangulaba y debilitaba, se curará pronto. Esos sustos de media madrugaba, me metían un miedo horrible.

...

—¿Qué tan mal está? Del 1 al 10— preguntó Harry mientras caminábamos hacia el hospital después de bajar del coche. Ambos estábamos en nuestro horario de almuerzo y le pedí que me acompañara.

—En la madrugada puedo decir que era un 10, lloraba impresionantemente, cuando entré a urgencias ya no supe de él, solo me dijeron que era normal.

—De nuevo no me llamaste— dijo con su tono de voz neutral, sin intimidar.

—Pensé que Gerard estaba muriendo, y cómo fue muy rápido, no me dio tiempo de llamar, además eran las 5 a.m.

—Solo llámame la próxima vez, no importa la hora, ni el lugar, ni quién esté muriendo— asentí, sabiendo que él solo se preocupaba.

—Espero que Gerard se encuentre bien.

—Espero que se alegre de verme— soltó Harry y me reí, pues sí, de seguro mostraba su lado más contento.

monique, is a London boy :) h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora