44

260 26 2
                                    


Estaba en un estado de shock, las palabras pronunciadas por mi madre, no lograba digerirlas. Reaccioné yendo a la estación de trenes, ni siquiera pase por mi departamento antes, todo fue demasiado rápido.

Sinceramente, no lo podía creer, ni quería hacerlo. Impaciente le di mi boleto de viaje al encargado de recogerlos y me dejo entrar al tren. No sabía que hacer, no quería ponerme a llorar, mis manos temblaban y se mantenían en puño. Lo único que llevaba conmigo era mi celular, dinero en efectivo y las llaves de mi departamento.

Me senté en uno de los asientos, viendo hacia la ventana, mis piernas no dejaban de temblar, mi cabeza no dejaba de dar vueltas y el tiempo comenzó a pasar lento. ¿En qué momento? No me imaginaba que algo así pasara en mi vida, mi padre estaba perfecto y de pronto comenzó a sentirse mal.

El tren se detuvo en la estación de Normandía, en el camino había llamado a alguien de mi familia para que pasara por mí y habían decidido mandar a un chofer de mi abuela. Salí y en cuanto subí al auto, el golpe cayó en mí como un balde de agua fría. Estaba en Normandía porque mi padre estaba muerto.

—Siento mucho su pérdida, señorita Monique— dijo el chofer y yo asentí, él condujo a mi casa, no sabía si mis abuelos ya se habían enterado de la situación, yo solo me dejé venir.

Llegamos a mi casa y yo baje del auto, caminé hacia la puerta y cuando entré vi a mi madre rota en llanto, a mis hermanos  sostenidos por mis tías que los abrazaban,  yo me quedé paralizada por unos segundos, hasta que mi abuela vino hacia mí y me abrazo.

—Monique, tu padre...— dijo en medio de sollozos, yo no podía llorar, estaba haciendo todo lo posible para no romperme ahí.

—Yo sé, tranquila— dije mientras pasaba mi brazo sobre su espalda, dándole la calma que necesitaba.

Mis abuelos habían perdido a su hijo.

Mi madre había perdido a su esposo.

Mis hermanos habían perdido a su padre.

Yo había perdido a mi padre.

—Ay mi niña, lamento mucho que hayas recibido la noticia así...—mi abuela habló mientras acariciaba mi cabello con su mano, ella estaba temblado y podía sentirlo.

—¿En qué momento pasó todo esto?— Pregunté con mi cabeza recostada en su hombro.

—Tuvo un infarto masivo...— cerré los ojos por unos segundos, que difícil era ver a mi familia así, mi madre ni siquiera se había percatado cuando llegué, ella estaba hundida en un mar de lágrimas. Mi abuela me soltó y me acerqué a mi madre, me puse de rodillas frente  a ella y le tomé las manos.

—Ya estoy aquí, mamá, todo va a estar bien— sus ojos vidriosos vieron los míos, no dudo un segundo en abrazarme, yo podía percibir el dolor que sentía, sabía que estaba preocupada, dolida, rota.

—Se fue... y no pude hacer nada— su estaba temblorosa y apagada.

—Él no se ido, ni se irá— contesté.

Que difícil intentar asimilar todo y tratar de ser fuerte para los demás, saber que tu vida justo en ese momento esta yendo mal y te vas a caer al precipicio en cualquier momento.

...

No quiero oír más gritos de dolor, ni llantos frente a mí, no quiero ver como todas las personas de mi alrededor están tan mal que no pueden sostenerse. Veo el ataúd en frente de mí y me limito a verlo, no soy lo suficiente capaz de ver a mi padre así, pero tengo miedo porque sé que será la última vez que lo vea.

monique, is a London boy :) h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora