CAPITULO 11

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Los días previos a la navidad fueron los más tranquilos que pasaron la pareja dentro de Hogwarts ya que disfrutaron el silencio de los pasillos gracias a la poca población estudiantil que había en el castillo, y es que solo pocos alumnos se estaban alojando en ese momento en la escuela, simplemente porque la mayoría había ido a pasar las fiestas junto a sus familiares.

Lastimosamente, para su gusto los Wesley formaban partes de aquellos que no dejaron la escuela para navidad y tenían que soportar al menor siguiéndolos de acá para allá tratando de entablar conversaciones con Harry, lo que les hacía dudar que el pelirrojo en realidad tuviera un cerebro dentro de su cabeza, porque no entendían que pasaba con la mente del muchacho que no procesaba los rechazos que recibía con frecuencia, en pocas palabras creían que Ronald Wesley tenia tendencias masoquistas.

Y asi llego por fin la mañana de navidad, la cual encontró a Harry y Hermione acurrucados en su cama sin el menor indicio de querer moverse de su posición, y es que las mañanas de navidad en el orfanato las gastaban asi, encerrados en su cuarto sin nadie que los molestara, debido a que nunca habían recibido un regalo de navidad en su vida.

Pero, esta navidad en realidad era diferente porque por primera vez en su vida tenían personas a su alrededor que podían llamar amigos y sabían que ellos iban a estar enviándoles presentes y por eso se habían tomado el tiempo de ordenar algunos presentes por catálogos para ellos, con la finalidad de que se sintieran apreciados como personas cercanas, además de fomentar el camino para obtener la lealtad de los mismos y que puedan servir a algún propósito en el futuro.

—Harry, amor, despierta hay que levantarse, yo también quisiera quedarme en la cama todo el día, pero hoy empieza la primera fase de nuestro plan—, hablo Hermione tratando de salirse del abrazo de oso que le estaba dando su prometido.

—No, un rato más, es navidad y tú sabes que me encanta pasar este día solo contigo enredada en mis brazos mientras estamos aún en la cama—, respondió Harry medio adormilado por no querer despegarse de la niña entre sus brazos.

—Lo sé, pero este de año de verdad tenemos regalos y debemos abrirlos y mandarle una nota de agradecimiento a nuestros amigos, además de que veremos que es ese artefacto que te iba a enviar el viejo que serviría para explorar el castillo sin que nadie te vea—, dijo ella más firme para que su lindo novio se despertara de su letargo.

—Bien, solo me levanto porque quiero ver qué es lo que me envió el anciano y porque esta navidad te compre un hermoso regalo que espero que te guste—. Suspiro él mientras se desenredaba de ella no sin antes atraerla y plantarle un tierno beso en los labios para luego desearle feliz navidad.

Una vez levantados y aseados se dispusieron abrir los regalos de sus compañeros, de Draco recibieron un libro de hechizos muy prometedor y un reloj de oro respectivamente, mientras que sus otros compañeros enviaron dulces y una que otra suscripción a alguna revista lo que les hizo apreciar lo pensativo del regalo del menor de los Malfoy, además de alegrarse de que a él le habían mandado un buen regalo también, pues Harry sabiendo lo obsesionado que estaba con el quidditch decidió regalarle una escoba y Hermione un kit de mantenimiento para la misma.

—Antes de abrir el regalo del anciano quiero que abras mi regalo, porque sé que sea lo que sea te vas a molestar—, expresó Hermione colocando su mejor cara de niña inocente a lo que Harry no se pudo resistir.

Cuando abrió el regalo de Hermione no pudo evitar sorprenderse gratamente debido a que le había dado un álbum de fotos con todos los momentos que habían pasado juntos, desde que se conocieron en el orfanato hasta ahora, y no solo eso sino que la inscripción en la portada del mismo le hizo ver todo lo que su prometida le amaba porque en la misma decía "Harry y Hermione Unidos Hasta la Eternidad".

UN HARRY POTTER DIFERENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora