CAPITULO 12

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Días después que las clases se reiniciaran, Snape se acercó a ellos con la noticia de que la piedra ya se encontraba dentro del espejo, además de algunas salas especiales en la puerta de la última habitación que lo contenía que le avisarían a Dumbledore el momento en el que Harry ingresara al lugar para de esta manera medir el tiempo de su entrada triunfal para salvar al niño que vivió. Lástima, que desperdiciara tanto tiempo en la colocación de hechizos, ya que no utilizarían la puerta y no se activarían además de que no habría ningún enfrentamiento y por ende ningún Harry Potter que salvar.

El día que recibieron la noticia la pareja decidió no ir por la piedra esa misma noche, porque el director podría querer revisar sus protecciones en algún momento, además de que estaba reciente su colocación, por lo que era mejor darles una falsa confianza de que no estaban interesados en nada de lo que estaba pasando alrededor del corredor del tercer piso.

En la cena, se reunieron con sus amigos de la casa Slytherin donde comentaron cómo fueron sus vacaciones de navidad, ya habían intercambiado regalos apenas llegaron del descanso navideño. Entre los relatos Draco, el cual era el más excitado y contento porque todavía no podía creer que le hubieran mandado una escoba además de un kit para cuidarla; ni siquiera sus padres podían creerse que el niño que vivió y su prometida le hubiesen dado regalos tan caros a su hijo, lo que les hacía pensar que debían colocar mejor sus lealtades en un futuro, ya que su primogénito se estaba haciendo parte del círculo de amigos de Harry Potter.

—Harry, Hermione no sé cómo agradecerles que me hayan dado una escoba y un kit de limpieza, es el mejor regalo de navidad que he recibido hasta hora, ni siquiera mis padres me han dado algo asi antes—, dijo Draco en la sala común de Slytherin después de la cena.

—Draco, no tienes nada que agradecer, simplemente fue algo que quisimos darte dado tu gran fanatismo por el quidditch, además de que nos pareció apropiado que tuvieras tu propia escoba para hacer las pruebas el año que viene—, respondió Harry restándole importancia al regalo.

Mientras Harry conversaba con Draco sobre quidditch, en un rincón de la sala común Hermione era cuestionada por Daphne y Tracy sobre lo que le había dado Harry por navidad y es que aunque ya hubiesen pasado algunos días del reinicio de las clases ninguna de ellas le había podido sacar a la prometida del niño que vivió cual había sido el regalo de este hacia ella, además de que le había comprado la misma a él. Y la verdad es que la castaña no quería compartir con nadie, lo que habían sido sus regalos entre ellos, por considerar que era lago personal.

—No insistan que no les voy a decir que me regalo Harry, confórmense con saber que fue algo muy importante para mí—, contesto Hermione por tercera vez a sus amigas mientas se tocaba por encima de la ropa el medallón que yacía entre ellas.

— ¡Ah! Hermione ¿porque no nos quieres contar que te dio Harry?, seguro fue algo especial pero porque no compartirlo con tus amigas, o es que no nos consideras amigas—, respondió Daphne colocando su mejor cara de perrito triste para tratar de obtener la información.

—Lo siento, chicas no es que no sean mis amigas, pero lo que me dio Harry es algo muy importante para mí y no lo quiero compartir con nadie solo con él.

—Está bien, dejaremos de insistir pero algún día no los tendrás que decir—, dijo Tracy para dejar ese tema de conversación cerrado y unirse a los chicos en el otro extremo de la habitación.

Y asi estuvo el grupo de amigos hablando de sus experiencias, hasta que solo quedaron Harry y Hermione en la habitación común, quienes después de un rato se dispusieron a entrar en su cuarto, cuando estuvieron seguros que nadie se iba a dar cuenta de que compartían habitación. Ese era el ritual de todas las noches cuando sus compañeros estaban presentes quedarse hasta tarde para que no hubiera nadie cerca y luego irse a dormir.

UN HARRY POTTER DIFERENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora