Capítulo 76

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Se llevó las manos a las caderas y tomó una profunda respiración

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Se llevó las manos a las caderas y tomó una profunda respiración. Aunque al otro lado de la ventana estuviera lloviendo a cántaros, Hyukjae no pudo evitar estirar su cabeza hasta el pequeño hueco para sentir cómo un poco de aire fresco lo golpeaba. Estaba agotado. Lo que había empezado como una simple reorganización de los muebles de su habitación había acabado convirtiéndose en un día de limpieza profunda. No se quejaba, pues era él quien lo había sugerido, pero estaba tan cansado que apenas se sostenía en pie.

Tenían la cama en medio de la habitación, la estantería, la mesita y el armario dispuestos en el pasillo y un montón de cajas todavía cerradas sirviendo como mesa para dejar los productos de limpieza. Bueno, y también como silla para Haneul, aunque ahora la pequeña estuviera quitando el polvo de los estantes subida a los hombros de su papi.

El resto del apartamento también estaba patas arriba. Excepto por la habitación de Haneul, la cocina, el salón y el baño se encontraban llenos de cajas, unas abiertas y otras no. Llevaban toda la semana dejando "para mañana" la parte más aburrida de una mudanza: desembalar, pero debían hacerlo, no podían seguir esquivando cajas el resto de sus vidas. Cuanto antes lo organizaran todo, antes podrían empezar a vivir como tocaba. Antes podría decir que estaba realmente instalado en ese lugar.

—Todavía tienen que traernos el armario que pedí por internet —le recordó el menor desde el pasillo mientras él fregaba el suelo que acababa de barrer—. No veo por qué tanta urgencia en limpiar este.

—Porque no vamos a meter un armario lleno de polvo en una habitación inmaculada.

—¡No está lleno de polvo! ¿A que no, osito?

—Papi limpia a veces...

—¿Ves?

—Pero papá limpia más y mejor, así que papá tiene razón.

—Traidora.

Ella se encogió de hombros y se apoyó en la cabeza de su padre para seguir limpiando. Aunque solo podía ver la espalda del menor, imaginó que estaba haciendo un puchero, y su risa contenida se transformó en una carcajada. Podía llamarla traidora, pero no mentirosa. Hacía tiempo que se encargaba él de las tareas relacionadas con la limpieza. No siempre, pero si la mayor parte de las veces. Le gustaba que todo estuviera perfecto, que pareciera preparado para anunciarse en una revista. Y por supuesto que Donghae lo hacía bien, nunca había visto su casa sucia o desordenada, pero también era cierto que le daba menos importancia a cosas como el olor del suavizante, la forma de doblar la ropa, el polvo que se acumulaba al fondo de los estantes y los cajones, o si había alguna arruga en las sábanas. Ahora que vivía allí, Hyukjae quería que esas cosas se hicieran a su modo. Su novio lo aceptaba, e incluso parecía feliz con ello. Y la niña adoraba ayudarlo hasta el punto en el que regañaba a su padre si veía que hacía algo mal.

Si antes ya parecían una familia, ahora solo les faltaba estar casados para serlo al cien por cien. Quizás algún día. O quizás no. Él era muy romántico, muy cursi, y, como tal, adoraba las bodas, pero había asumido desde bien pequeño que la gente como él no tenía derecho al matrimonio, así que ya no le daba importancia. No iba a estar menos enamorado de Donghae por ser su novio en vez de su marido.

Stirring Up [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora