Entornó los ojos, enfocando la cabeza de la silueta al final del pasillo. Se llenó el pecho de aire y le quitó el seguro a la pistola. Por mucho que lo intentaba, por mucho que se decía a sí mismo y a sus amigos que ya lo había olvidado, era incapaz de lograrlo. Estaba tan pero tan enfadado que era la octava vez que pasaba por la galería de tiro esa semana ¡y estaban a viernes!Apretó el gatillo con decisión. Al segundo, si no antes, la bala impactó donde habría estado la oreja de una persona real. Resopló con frustración y volvió a disparar, logrando hacer un agujero justo donde quería, en la frente. Era una pena que no hubiera nadie allí delante a quien mostrarle sus logros o con el que lamentarse de sus fallos. Agradecía que la gente respetara su espacio personal, sobre todo cuando pasaba la mayor parte del tiempo de mal humor, pero, vamos, aquel segundo tiro había sido alucinante.
Se relamió, preparándose para un tercero aún mejor. Agachó un poco el cañón, fijó su objetivo en el lado izquierdo del pecho y presionó el gatillo suavemente, pero su móvil vibró de repente en sus pantalones y la bala acabó en el hombro derecho de la silueta. Fantástico. Por ese disparo su profesora de tiro no le hubiera dado ni los buenos días.
Se metió la pistola en el cinturón y se colgó los cascos rojos del cuello antes de sacar el móvil, que seguía vibrando sin parar, y mirar la pantalla a través de las gafas de seguridad. Como no supo de quién era ese número, titubeó. Podía ser Hyukjae, en cuyo caso iba a colgar sin esperar ninguna explicación para después reventar la siguiente silueta a balazos. Pero también podía ser la chica de la hamburguesería a la que había logrado dar su número entre los billetes y la cual había creído que no llamaría nunca. La cosa estaba al cincuenta por cien de posibilidades para cada uno.
Se llevó el móvil a la oreja, listo para que cualquiera de las dos opciones se hiciera realidad. No había llegado hasta allí siendo un cobarde. Lee Donghae iba siempre hacia delante.
Y, a veces, la vida se lo agradecía.
—¿Hola? Soy Stacy Chang, trabajo en la hamburguesería del centro comercial. Nos vimos el sábado y me diste tu número. ¿Lo recuerdas?
—Sí —dijo rápidamente, moviendo un brazo en silencio para celebrarlo—. Por supuesto que lo recuerdo. Aunque creía que tú no, si te soy sincero.
—Bueno, me hubiera gustado llamar antes, pero no conozco bien el horario laboral de un agente de policía y no quería interrumpirte. Espero que ahora no estés deteniendo a un ladrón ni nada parecido.
El tono seguro y coqueto con el que la chica hablaba mejoró considerablemente su estado de ánimo. Se apoyó en la pared y lanzó una rápida mirada a su alrededor.
—Qué va —pasó un dedo por el mango de su pistola—. Solo estaba liberando estrés en la galería de tiro.
—Oh —exclamó ella—. ¿Así es como liberan estrés los policías?
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Stirring Up [EunHae +18]
FanfictionDonghae tiene 31 años. También tiene un trabajo estable como policía y un anillo de matrimonio que ya no se pone. Le gusta encerrarse en la galería de tiro, darle palizas a los maniquíes de boxeo y fumar cigarrillos mentolados, aunque nunca hace nad...