Había muchas cosas que Hyukjae amaba sobre su novio, pero por encima de todas estaba, sin ninguna duda, la forma en la que sus dedos intentaban rodearle la mano por completo incluso cuando sabían que era imposible. En ese momento, por ejemplo, mientras andaban por el centro comercial hacia la bolera. Podía oír las voces de sus amigos hablando a su alrededor, pero no entendía nada porque estaba totalmente centrado en las caricias de las yemas que se esforzaban por trepar sobre su dorso.Rió para sí.
—¿Qué te hace tanta gracia? —la pregunta de Heechul le obligó a salir de sus pensamientos.
Giró la cabeza para mirarlo, una sonrisa tan grande en su rostro que debía de parecer un payaso. Pero le daba igual. No estaba tan feliz desde... bueno, desde que había llamado a Sora para contárselo unos días atrás. Y ahora lo sabían hasta sus mejores amigos. Había soñado con eso más de una vez, no obstante, sabía que eso era real. En los sueños uno no siente dolor y los puñetazos de Donghae cada vez que le decía que lo quería habían dejado ya unos cuántos hematomas en su cuerpo. Nada duradero o muy grande. Solo un recordatorio de que debía volver al gimnasio y trabajar sus reflejos.
—Nada —respondió, una mentira que su amigo no se creyó.
Aun así, éste meneó la cabeza y continuó con lo que, supuso, le había estado contando desde que habían salido del restaurante. La comida gratis le había sentado de maravilla. No iba a negar que le había molestado un poco saber que sus amigos apostaban sobre su vida, pero Donghae estaba contento y verlo así le había ayudado a relajarse. Solo había sido cosa de una vez. No es que los pingüinos tuvieran por costumbre meterse en su relación. Si hasta hacía poco ni siquiera se habían imaginado que había algo entre ellos.
Escuchó una historia sobre los gatos de Heechul llevándose mal con el perro de Siwon, quien defendía a su feo animal sobre todas las cosas. Luego le preguntaron su opinión, pero la pareja comenzó a discutir sin prestarle atención y prefirió callarse y girarse hacia el otro grupo de personas. Seguro que su conversación era más animada.
Aunque Jongwoon presionándose el puente de la nariz indicaba justo lo contrario.
—No te van a devolver el dinero por comerte un bocadillo gigante —decía.
—¿Por qué no? ¡En Estados Unidos lo hacen!
—¡Estamos en Corea, Kyu!
—Y no devuelven lo pagado, solo te dan gratis el bocadillo —agregó Jungsoo con diversión.
—Puedo hacer un trato con el camarero. Creo que me miraba mucho cuando hemos ido a pagar.
—A lo mejor te miraba porque tenías cara de perro.
—O a lo mejor estás celoso, Yeye.
El aludido le dedicó una mirada que habría asustado al mismísimo Lucifer. Lo que Hyukjae no entendía era si lo miraría así porque realmente tenía celos de ese camarero o si odiaba que lo llamaran "Yeye". Intentó adivinarlo a través de los ojos de su bebé, pero éste estaba centrado en la discusión de Heechul y Siwon. La única que se divertía de verdad era Haneul, que saltaba de baldosa en baldosa sin tocar las grietas, agarrada de la mano de su tío Jungsoo.
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Stirring Up [EunHae +18]
FanficDonghae tiene 31 años. También tiene un trabajo estable como policía y un anillo de matrimonio que ya no se pone. Le gusta encerrarse en la galería de tiro, darle palizas a los maniquíes de boxeo y fumar cigarrillos mentolados, aunque nunca hace nad...