Capítulo 7

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Le costaba abrir los ojos

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Le costaba abrir los ojos. Llevaba al menos diez minutos despierto, intentando separar los párpados, pero todavía no había visto el techo cuando estos se volvían a cerrar. Le pesaban tanto que comenzaba a pensar que alguien había enganchado un hilo a sus pestañas y estaba gastándole una broma cruel.

Y ese alguien tenía nombre y apellidos: RESACA DE MIERDA.

Se echó los brazos a la cabeza, odiándose por todas y cada una de las decisiones que había tomado la noche anterior después de dejar marchar a Stacy. Se había emborrachado, se había llevado a Hyukjae a casa para hablar y... ¿qué? ¿Se habían pasado la noche peleando? Esperaba no haberle pegado. Esperaba que Hyukjae no le hubiera pegado a él. Se palpó la cara, buscando alguna herida. Lo único que descubrió fue que le ardían los labios. Tal vez había comido fideos picantes después de echar a ese imbécil de su casa a patadas.

Se frotó los ojos, testarudo, y poco a poco luchó hasta poder mantenerlos abiertos. Primero miró el techo de su habitación y luego se giró a buscar su móvil sobre la mesita. No estaba ahí. Así que probablemente estuviera sin batería en alguna parte entre el salón, el baño y la cocina; y no iba a poder llamar a Jongwoon para pedirle que lo excusara en el trabajo el resto del día, ni a Donghwa para suplicarle que se quedara con Haneul todo el fin de semana.

Gruñó con frustración. Un gruñido que le fue sorprendentemente devuelto. Frunció el ceño y miró a su derecha, donde un cuerpo se removía suavemente, cubierto hasta arriba por la sábana. Lo único que podía ver eran unos cuantos mechones castaños.

Entonces y solo entonces levantó el trozo de sabana que lo cubría y se dio cuenta de que estaba desnudo. ¿Se había acostado con alguien? ¡Se había acostado con alguien! Pero ¿con quién? Si la única persona que había ido a su casa la noche anterior era...

—No —se apretó la sábana contra el pecho—. ¡No, no, no!

—Cállate, por favor, me duele la cabeza.

Se le revolvió el estómago al oír esa voz. Una voz masculina. Una voz que conocía demasiado para su gusto. Se tragó las ganas de vomitar y tiró de la sábana que tapaba al otro para verlo y ser plenamente consciente del error monumental que había cometido. Lo primero que reconoció fue el pelo corto, luego los arañazos en su espalda y los chupetones en su cuello. Y, al ver las líneas rojas en el culo de Hyukjae, llegó a dudar.

Tomó aire y se impulsó hasta quedar sentado. Apretó los labios con fuerza. Le dolía el culo. Eso tenía que ser una broma. No es que Donghae no hubiera experimentado antes consigo mismo, pero sus dedos y el pene de otro hombre eran cosas muy diferentes.

—Gaegul, la sábana...

Soltó aire bruscamente por la nariz. ¿"Gaegul"? ¿Eso no era lo que hacían las ranas? ¿Se estaba burlando dé el o qué?

Stirring Up [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora