Haneul tenía miedo a la oscuridad. Era una de esas niñas que necesitaba tener una lamparita encendida en su habitación antes de dormir y que se quedaba más tranquila si comprobabas el contenido del armario y lo que había debajo de la cama. Eran pocas las veces que Donghae estaba en casa para hacerlo, pero, cuando tenía suerte y llegaba a tiempo o cuando le daban la tarde libre como aquel día, disfrutaba hablando con ella hasta que caía rendida junto a su osito de peluche. Al igual que adoraba peinarla y vestirla cuando surgía la posibilidad.
Esa noche le aseguró que no había ningún monstruo rondando su habitación y luego se acomodó con ella con la espalda contra el cabecero. Estaban hablando sobre cómo le había ido el día en el colegio.
—... y entonces el profe Lee ha hecho que nos pongamos en círculo y hemos dicho las tablas del dos y del tres en orden de lista. Se ha quedado bocuabierto cuando he acertado tres por nueve. No me tocaba, pero nadie más se la sabía a parte de yo.
—¿En serio? —exclamó con exagerada sorpresa— ¿Así que soy el padre de la niña más lista de clase?
—¡No! El profe Lee dice que no debemos compararnos entre nosotros. Cada uno es especial a su manera, papá.
Se sentía orgulloso de Haneul por pensar así, por supuesto, y se lo demostró dándole un fuerte abrazo y un fortísimo beso en la frente. Estaba encantado con que creciera rodeada de valores. Pero eso no le impedía recordar lo ocurrido horas atrás en aquel aula y sentirse herido y confuso. Era demasiado reciente como para asimilarlo del todo. Tenía que hablar con alguien, desahogarse un poco, y estaba seguro de que entonces le sería más fácil aceptar que ya no quedaba ni un rescoldo de su amistad con Hyukjae.
—¿Qué más dice el profe Lee? —preguntó con dulzura, intentando que no se le notara la decepción en la voz.
Ella pensó durante unos segundos antes de responder.
—Dice muchas cosas todo el tiempo. Pero no importa —se encogió de hombros—, me gusta su voz. Hay adultos que no saben hablar o se creen que los niños somos tontos. El profe Lee no —sacudió la cabeza—. Y casi nunca se enfada, aunque... Papi... —ladeó la cabeza— ¿el profe Lee está enfadado contigo?
«Sí, y no me preguntes por qué porque ni yo mismo lo sé»
—¿Qué? No, claro que no. Los adultos hablamos así todo el tiempo.
—¿Así? —frunció el ceño, los labios y la nariz para simular enfado.
Donghae no pudo evitar echarse a reír. Le revolvió el pelo y asintió.
—Exacto, así.
—Pues los adultos sois raros. ¿Mamá también era rara?
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Stirring Up [EunHae +18]
ФанфикDonghae tiene 31 años. También tiene un trabajo estable como policía y un anillo de matrimonio que ya no se pone. Le gusta encerrarse en la galería de tiro, darle palizas a los maniquíes de boxeo y fumar cigarrillos mentolados, aunque nunca hace nad...