Capítulo 27

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Se ató la corbata frente al espejo con dedos temblorosos, incapaz de dejar de sonreír

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Se ató la corbata frente al espejo con dedos temblorosos, incapaz de dejar de sonreír. Todavía no podía creerlo. Había tenido dos semanas para asimilarlo, pero no lo había conseguido.

—¿Hyuk? ¿Estás ahí o estamos hablando solos?

—¡Estoy! —gritó para que le oyeran.

Tenía a sus amigos en llamada compartida. Su móvil estaba encima del montón de ropa sucia, en el suelo. Lo había dejado ahí mientras se vestía después de la ducha, aunque esto ellos no lo sabían. Les había dicho que estaba tirado en el sofá, leyendo, porque no podía contarles que en media hora había quedado con Donghae para ir al concierto de Cho Sumi.

¡El concierto de Cho Sumi!

—Esto es muy aburrido, chicos. Adoro a Siwon, pero solo llevo dos horas en casa de sus padres y ya me han preguntado cuatro veces por mis gatos.

—Y eso que a ti te encanta hablar de tus gatos.

—¡Exacto! Es sábado y deberíamos estar comiendo en el centro comercial.

—La verdad es que es extraño no quedar con vosotros.

—¿Queréis que me escape y nos vamos al cine?

La risa de Jungsoo llamó su atención. Dejó de mirarse la cara en busca de algún pelo que no se hubiese ido con la cuchilla para observar la pantalla en negro de su móvil. Era obvio que, si aceptaban, Heechul lo haría. Su amigo no se lo pensaría dos veces antes de huir de casa de sus "suegros" para ir a ver cualquier película mínimamente interesante de la cartelera. Necesitaba una excusa.

—No puedo salir, chicos. Estoy... esperando un paquete. En la aplicación pone que llegará esta tarde, pero no sé cuándo exactamente y me hace mucha ilusión estar aquí cuando llegue.

—Qué friki eres, Hyukjae. Menos mal que follas bien.

—¿Gracias?

—De nada, guapo. ¿De qué es el paquete? Pensaba que ya tenías camiseta de Hamilton.

Sonrió al acordarse de eso. Se había encontrado con el repartidor al llegar a casa después de estar con sus amigos, Donghae y los amigos de Donghae hacía catorce días. El trece de mayo exactamente. Lo recordaba porque el hombre se lo había dicho de bastante mal humor. ¿Qué culpa tenía él de que le hicieran trabajar un domingo? Lo sentía, pero no podía molestarse por ello. Tener esa camiseta por fin en su poder le había hecho estar de buen humor el resto del día.

Ahora, veintiséis de mayo, seguía mordiéndose el labio al recordar cómo las pequeñas y rugosas manos de Donghae se la habían quitado. Había sido una noche increíble. Cuatro polvos seguidos. Nunca lo había hecho tantas veces. Quizás sus cuerpos habían querido unirse tantas veces porque sabían que iban a pasar dos semanas sin verse y, bueno, él podía aguantar, pero era obvio que el menor no.

Stirring Up [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora