Stirring Up [EunHae +18]

Capítulo 68

Sus carcajadas se oían en todo el local. Se sujetó de una roca azul para poder inclinarse hacia abajo, aunque él estaba en la parte más alta de la pared y su novio ya se había caído varias veces.

—¡Sujétate bien! —le gritó sin dejar de reír.

—¡Ya lo intento!

Meneó la cabeza. Tiró de la cuerda y se soltó, dejando que uno de los empleados aflojara la cuerda para bajarlo hasta el suelo. Había sabido desde el principio que se iba a divertir viéndolo fallar una y otra vez, pero eso estaba siendo demasiado. Llegó hasta él y le tendió la mano para ayudarlo a levantarse, gesto que el otro aceptó sin dudar mientras se alisaba los pantalones de chándal. Tenía fuerza en los brazos para sujetarle durante el sexo pero no podía levantar su propio cuerpo.

—Tienes que anclarte bien a las piedras.

—Lo intento —repitió.

—Lo intentas mal. Mira, fíjate bien en cómo lo hago. Pero fíjate de verdad —lo apuntó con un dedo—. No sé adónde has estado mirando todo este tiempo.

Creyó escucharlo reír mientras daba media vuelta, sin embargo, cuando lo miró, estaba serio y concentrado. Se acercó a la pared, se aseguró de que llevaba bien puesto el arnés (aunque no creía que le hiciera falta) y comenzó a escalar despacio, explicándole en voz alta todo lo que iba haciendo. Trepó hasta aproximadamente la mitad antes de volverse hacia él.

Frunció el ceño al verlo, no solo sonriendo, sino también distraído, con los ojos puestos en él, pero no en sus manos o sus pies.

—Hyukkie —lo llamó, y los ojos color miel se dirigieron inmediatamente hacia él—, ¿me estás mirando el culo?

—Te estoy viendo escalar, lo que pasa es que tu culo se interpone en mi camino.

Abrió la boca solo para volver a cerrarla al instante. No podía enfadarse con él cuando decía esas cosas y Hyukjae lo sabía. De no ser porque eso le estaba evitando una reprimenda, estaba claro que nunca le hubiera dicho algo tan pervertido en un lugar público. ¿O quizás sí? Últimamente Hyukjae estaba más desinhibido.

Bueno, fuera como fuese, le había gustado, así que volvió a bajar y fingió que estaba cansado. Tenían todo enero para volver al rocódromo. Incluso podían ir con Haneul si querían algún día. Uno en el que las necesidades sexuales de su novio estuvieran cubiertas por completo.

Se quitaron el arnés a toda prisa para poder salir de allí lo antes posible. No estaba realmente cansado, pero sí muy hambriento. Habían salido de casa después de comer para llevar a Haneul a casa de su madre y, entre unas cosas y otras, era ya casi la hora de cenar. El tiempo se le pasaba volando con el mayor, estuvieran o no en una cita, hablaran o se mantuvieran callados, estuvieran ocupados haciendo algo o simplemente tirados en la cama como esa mañana, abrazados, esperando a que la niña se despertara para levantarse a desayunar.