Capítulo 29

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Miró de reojo a Haneul, que contaba contra una pared mientras los otros niños se escondían, y se volvió hacia el frente para fingir que estaba escuchando lo que el resto de los adultos comentaban sobre

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Miró de reojo a Haneul, que contaba contra una pared mientras los otros niños se escondían, y se volvió hacia el frente para fingir que estaba escuchando lo que el resto de los adultos comentaban sobre... algún tema nada interesante. A cada lado, su hermano y Hyukjae aportaban frases a la conversación, lo cual hacía que pareciera que él también formaba parte de ella, aunque en realidad no tuviera ningunas ganas de pasarse horas en un parque charlando con otros padres. Solo lo hacía porque había sido incapaz de resistirse a los pucheros de la niña mientras le rogaba que la dejara ir al parque con sus nuevos amigos.

Metió la mano en el bolsillo y sacó su paquete de tabaco y el mechero. Lo abrió, listo para relajarse con un cigarrillo, pero estaba vacío. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Podría haber comprado uno en el centro comercial. Chasqueó la lengua y se dirigió a la papelera para tirar el cartón. Maldita sea. ¿Cómo iba a aguantar eso sin fumar?

Al volver, se fijó en todos. Ninguno estaba fumando, pero eso no significaba nada. Esperó a que hubiera algún silencio entre frases y se inclinó hacia delante para pedir un cigarrillo tan amablemente como le fue posible. Varias personas le ofrecieron, así que aceptó el que tenía más cerca. Ya con la primera calada sintió que se mareaba. No había hecho bien al acostumbrarse a los mentolados.

—¿Es demasiado fuerte? —preguntó la mujer que se lo había dado.

Negó con la cabeza, dio otra calada y contuvo las ganas de toser.

—Está bien —mintió. Se cruzó de brazos y le golpeó el culo con el pulgar para dejar caer la ceniza. Se iban a dar cuenta si dejaba que se consumiera solo, ¿verdad?

No le dio demasiadas vueltas al tema. Si no quería que lo vieran, solo debía alejarse. Lo importante allí era dar buena impresión frente a los padres de los amigos de Haneul. Porque a él no le importaba que pensaran que era un cretino o que era estúpido, pero odiaba la idea de que alguno de esos padres le dijera a su hijo o hija que no podía juntarse con ella por su culpa.

Fingió que le llamaban por teléfono para irse hacia una esquina. Se aseguró de que no lo miraban y frotó el cigarrillo contra la suela de su zapatilla para apagarlo. Pensó en volver enseguida, pero prefirió abrir un juego y quedarse golpeando la pantalla de su teléfono hasta que sintiera que era suficiente. O hasta que fuese hora de ir a comer. Lo que pasara primero.

—Sabía que era mentira.

Dio media vuelta de un salto, pegándose la pantalla al pecho en el proceso. Sentía que se le iba a salir el corazón por la boca cuando vio al imbécil de Hyukjae delante de él. Estiró un brazo y lo empujó.

—¿Y si lo sabías para qué has venido?

—Han empezado a hablar de política —se encogió de hombros—. Prefiero discutir contigo que con unos desconocidos.

Arqueó las cejas. Quería decirle que eso no tenía sentido, pero él hubiera hecho lo mismo.

Giró la esquina para quedar oculto del grupo, así podría guardarse el teléfono y no tener que fingir más. Se apoyó en la pared mientras el mayor se paraba frente a él con las manos en los bolsillos.

Stirring Up [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora