Capítulo 14

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Haneul se acurrucó contra él, con sus pequeños brazos alrededor de Koda

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Haneul se acurrucó contra él, con sus pequeños brazos alrededor de Koda. Se aseguró de que seguía durmiendo antes de presionarse el brazo contra la boca para ahogar su gruñido. ¡Lo había dejado en visto! ¡Ese imbécil había leído su mensaje y lo había ignorado!

¿Quién se creía que era? ¿Tanto le costaba poner un "no"? Al menos eso no le habría hecho quedar como un idiota.

Subió hasta el principio para releer su conversación y estiró los labios. Él había sido el primero en hablar. También el último. Justo como en la vida real, Hyukjae había desaparecido sin decir nada. Quería gritar y tirar el móvil contra la pared, pero logró contenerse. Era muy tarde para desquitar su rabia, y más con un aparato que le había costado tanto dinero. La mejor solución iba a ser esperar al lunes e ir a la galería de tiro de buena mañana. Podía imaginar que le metía la bala entre las piernas a todos esos imbéciles que no querían follarlo. Hyukjae incluido.

De momento, no podía ni levantarse de la cama. Hizo lo único que sanaba su orgullo en aquel momento. Eliminó la conversación y se fue a dormir fingiendo que no había existido.

¿Conversación? ¿Qué conversación? Él no hablaba con Hyukjae desde que éste le había ayudado a encontrar a su hija.

Apretó a Haneul entre sus brazos. Lo había pasado tan mal en aquel momento. Todavía se recordaba corriendo por todas partes, preguntando a la gente, enseñando su foto a desconocidos. Recordaba los latidos de su corazón y las ganas de vomitar en su estómago. Y recordaba que por poco había abrazado a Hyukjae cuando se había dado cuenta de que ella no había estado realmente perdida en ningún momento.

Cada vez que parecía que la tensión entre ellos menguaba, pasaba algo que la hacía el doble de fuerte.

Aquella noche no pudo dormir. Pensó en todo lo que no quería pensar y jugó con el cabello de Haneul entre sus dedos durante horas. Cerró los ojos mientras salía el sol, pero solo porque le pesaban como si llevara hierro en las pestañas. Por culpa de esto, pasó todo el domingo tirado en el sofá, viendo la televisión sin realmente verla. Jugó con ella a los superhéroes fingiendo que era una montaña malvada gigante para no tener que moverse del suelo. Ignoró las llamadas de sus amigos. Pidió comida a domicilio para no tener que cocinar, pues sabía que se le iba a quemar todo lo que hiciera.

Fue un día largo y pesado, pero por fin llegó la noche y se fue a dormir después de cenar. Haneul se quejó un poco, aunque no tanto como para que prometerle un helado de desayuno no funcionara.

Al despertar, sus ganas de vivir habían regresado. Se vistió y preparó el desayuno. Mientras untaba la mermelada en las tostadas, la puerta de su apartamento se abrió. Oyó los pasitos de Haneul corriendo a saludar a su tío.

—¡Abu!

Frunció el ceño. Dejó el cuchillo en la mesa y se asomó, sorprendiéndose al ver a su madre en el vestíbulo. Quizás debería haber respondido alguna de sus llamadas la tarde anterior. Posiblemente una de ellas fuera de su hermano avisándolo de aquello. Se encogió de hombros y volvió a su trabajo.

Stirring Up [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora