Capítulo 37

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Al llegar a la quinta planta, un delicioso aroma a flores y plantas medicinales se adueñó del pequeño espacio del ascensor.

El lugar al que habían llegado era como un típico salón de té inglés, pero la mayoría de las personas vestían el uniforme verde lima y algunos se veían especialmente cansados. Se podían ver más visitantes que personas del personal y los pacientes vestidos con batas blancas se veían felices de ver a sus familiares y amigos. Al lado derecho estaba la barra, en donde bandejas repletas de panecillos y jarras de agua caliente se servían "por arte de magia" en la vajilla de diferentes colores pastel que luego iba a parar en las mesas de los comensales.

Al lado izquierdo, un invernadero dominaba la vista y era de allí de donde salía el refrescante olor de plantas y flores. Algunas personas con delantales rústicos trabajaban en las plantas y Violet pudo distinguir algunas entre en montón, lo que la hizo pensar que utilizaban el invernadero como huerto medicinal para recursos del hospital.

Al fondo del salón de té, una estrecha escalera de metal en forma de caracol conducía hacia una mansarda y allí, en una silla color coral de madera labrada, yacía sentada una mujer de mediana edad vestida con un traje elegante color lila y ataviada con una bata de un blanco impecable. No importaba cuantas veces Violet mirara, no había en todo el lugar nadie que pareciera más la directora de San Mungo que esa mujer.

— Mamá —llamó a su madre—, mira arriba.

Eliade llevó su mirada hacia el lugar y levantó las cejas.

— Un poco pretencioso ¿no crees?

Violet retuvo una carcajada.

— Espérame aquí abajo, cariño, no creo que tarde mucho.

— Está bien. ¡Suerte! —le deseó, mientras su madre subía las escaleras de metal con paso seguro.

Violet fue hacia el invernadero.

En aquellos meses de estudiar con Severus, le había tomado especial cariño a la herbología y las pociones. Su tutor se había empeñado en que Violet aprendiera los ingredientes de las posiciones de memoria, y como la chica no era una fanática de los bichos muertos y las partes disecadas de animales, las plantas y sus propiedades habían sido lo que más le había llamado la atención.

Podía ver Estramonio, Belladona, adelfa y flores de Beleño, conocido por sus propiedades anestésicas, Una parte del lugar había sido separada para crear un pequeño campo de hongos, la chica pudo reconocer algunos como el Oyster, Porcini, Shiitake y Reishi, que ademas de medicinales eran deliciosos.

En el fondo del invernadero se podía ver una habitación de cristal donde una bruja ataviada con guantes de cuero y orejeras de piel de marta —especiales para evitar el sonido—, desenterraba una mandrágora, esta (parecida a un bebé recién nacido hecho de raíces) hacía una mueca y comenzaba a llorar.

Junto a la puerta de cristal se encontraba un chico de cabello rubio oscuro y de rostro redondo mirando hacia adentro mientras hacía una mueca tal que parecía a punto de echarse a llorar como la mandrágora.

— Oye ¿te encuentras bien? —Preguntó Violet instintivamente, lo que hizo que el chico saltara por la sorpresa.

— Eh sí... lo siento ¿necesitas pasar? —se disculpó mientras se hacía a un lado y disimulaba mientras se limpiaba las comisuras de los ojos.

— No realmente, es solo que te veías un poco... incómodo.

— Ah, es que no me gustan mucho las mandrágoras, incluso me desmayé cuando vi una por primera vez en mi primer año de escuela.—dijo mientra hacía una mueca y se estremecía al recordarlo.

— ¿Entonces por qué las ves?

— Eh... ¿Valor? no lo se —el chico miró otra vez hacia adentro de la habitacion de cristal y frunció el ceño, de verdad parecía reuniendo valor— debes pensar que soy un tonto.

— Enfrentar tus miedos es el segundo paso para superarlos, creo.

— ¿Y el primero?

— Aceptar que tienes miedo.

El chico la miró por un momento y luego sonrió.

— ¿Como te llamas? —le preguntó Violet.

— Neville.—respondió, y ahora su voz sonaba un poco menos lacrimosa.

— ¿Por qué estás reuniendo valor, Neville?

— Mis padres... ellos fueron personas muy valientes y yo quiero ser como ellos.

Violet lo miró fijamente. Neville parecía tener su misma edad, así que había una gran probabilidad de que, si hubiera perdido a sus padres, hubiera sido igual que ella, Harry y un montón de chicos huérfanos, doce años atrás, a manos de Lord Voldemort.

— Ellos... —tal vez esto fuera un poco invasivo, pero su instinto le decía que debía preguntar— ¿murieron?

— No, están aquí. Se supone que estoy aquí para verlos, vengo a visitarlos cada año antes de que empiece el año escolar, pero... no lo sé, creo que tengo miedo de que todo cambie o peor, que todo siga igual.

¿Tal vez ella se había equivocado? Realmente no importaba. Violet sentía muchísima empatía por ese chico.

— ¿Quieres que te acompañe a verlos? —le preguntó.

Neville parecía bastante sorprendido, como si no estuviera acostumbrado a que las personas fueran amables con él y su expresión hizo que algo se retorciera en el corazón de la chica.

— ¡Sí! —respondió él de inmediato.



Este fue un capítulo un poco corto pero... ¡Hey! ¡Es un nuevo personaje!

Gracias por seguir la historia y por los mensajes pidiendome que actualice, significa mucho para mi.

Ya casi llegamos a Hogwarts, y se que ha sido un poco largo pero valdrá la pena, lo prometo.

Cuentenme en los comentarios en que casa creen que quedará Violet.

Tambien he visto en las estadisticas de Wattpad que leen la historia desde un monton de países, cuentenme desde que país se conectan!!


Un abrazo virtual a todos!!

Lizz

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora