Capítulo 25

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Si Eliade Prince hubiera podido utilizar magia, Violet estaba segura que era justo así como se vería.

Llevaban casi una hora encerradas en la habitación número 12. Su madre le había explicado lo de la invitación que el ministro de magia había extendido para ella a su cena, también le había dicho que ya había enviado la respuesta afirmativa con la misma lechuza que había llevado la invitación. La muchacha sabía que no valía la pena reprocharle aquello, sabía que había tenido buenas intenciones al hacerlo, aunque Violet nunca supiera cuales fueran.

Eliade movía las manos alrededor de su hija dando cientos de indicaciones a Clover, quien hacía salir chispas de sus dedos antes de obedecerla y hacer que el cabello, la piel, el vestido, o los zapatos de Violet se convirtieran en lo que la mujer deseaba que fuera.

La chica estaba mordiendo su última magdalena cuando alguien tocó la puerta haciendo que el éxtasis de Eliade se detuviera por un momento.

– Probemos trenzando hacia un lado en espiga... –murmuraba su madre cuando los toques en la madera la interrumpieron– ¿Qué es esto? –Exclamó disgustada– ¿acaso no ven el letrero de 'No Molestar' en la puerta?

Clover miró a Violet con expresión interrogante y la chica asintió indicándole que podía ir a ver quién era.

La elfina se acercó a la puerta y la abrió, sacando la cabeza al exterior para luego introducirla nuevamente a la habitación menos de un minuto después.

– El señor Cedric Diggory solicita audiencia con la señorita Bancroft –anunció Clover casi a voz de bardo.

– ¿Quién es? –preguntó Eliade a su hija antes levantar las cejas de forma interrogativa ante su reacción.

Violet tenía el rostro completamente rojo y sus ojos estaban abiertos como platos; su magdalena a medio morder, había caído al suelo.

¡Cómo se atrevía!

Eliade la miraba fijamente esperando una respuesta.

– Es solo un muchacho que conocí en el Callejón Diagon –se excusó la chica.

Eliade frunció el ceño.

– No tienes tiempo para muchachos en este momento, cariño, despáchalo rápido para que podamos continuar. Es una cena muy importante...

– Sí, lo sé, lo sé.

Violet fue rápidamente hacia la puerta y encaró a Cedric con el rostro lleno de furia.

– ¿Qué quieres? –preguntó con voz cortante.

El muchacho, que estaba dándole la espalda a la puerta antes de que la chica saliera, se giró rápidamente y empezó su diatriba.

– Lo siento mucho, Violet, yo...

Pero lo que muy seguramente era un discurso harto practicado se esfumó en cuanto sus ojos se posaron en la muchacha que estaba justo frente a él.

– Whoa... – murmuró mientras un leve rubor le subía a las mejillas.

La reacción de Cedric provocó que la misma Violet se volviera a sonrojar.

Pero ella aún seguía furiosa.

– Te pregunté qué quieres, Cedric. –le apremió con tono furioso.

Debía deshacerse rápido del muchacho antes de que a su madre decidiera salir y preguntar quién era. No podía dejar que eso sucediera. Pero Diggory seguía sin moverse, con la boca entreabierta y los ojos como platos. ¿Es que nunca había visto a una chica con vestido? ¿O acaso se veía fea? ¿Era eso, se veía mal y él trataba de decírselo con su expresión? Bueno, nada de eso importaba, si Cedric Diggory no pensaba reaccionar le cerraría la puerta en la cara.

Violet resopló exasperada y luego cerró la puerta con furia, haciendo que Cedric reaccionara por fin y detuviera la puerta en el último minuto con las manos.

– Oye, oye, lo siento, es solo que... –volvió a mirarla de arriba abajo. El rubor de ambos aún seguía en sus mejillas– no importa. Solo venía a disculparme por mi forma de actuar en Florean Fortescue. De verdad que lo siento, Violet, fue muy...mmm... infantil e inmaduro de mi parte.

Violet levantó las cejas, asombrada por aquella disculpa. Tanto para Cedric como para ella misma fue una sorpresa cuando una sonrisa apareció en su rostro.

– Acepto tu disculpa, Cedric. –Le dijo– pero, ya que arruinaste un maravilloso helado con tus tontos comentarios, tu penitencia será invitarme a otro.

Esta vez fue el turno de Cedric para asombrarse.

– Claro que sí, mmmm... madame –le dijo haciendo una leve reverencia y tratando de no estallar en carcajadas– si lo desea, ahora mismo...

– No, no –lo interrumpió la chica tratando también de contener la risa– no hoy. A mi ma... tía no le gustaría mucho eso. Ya voy un poco tarde a un... emmm... evento social. –Le explicó– de hecho, me va a matar si no entro ahora mismo.

– Por supuesto –aceptó el muchacho– cuando regreses pagaré mi penitencia.

Violet soltó una suave risita. Los ojos de Cedric brillaban mientras mostraba todos sus dientes en una gran sonrisa.

– Adiós, señor Diggory.

– Hasta luego, señorita Bancroft. –le respondió él, bajando las manos que aún retenían la puerta y Violet por fin pudo cerrarla.

Cuando se giró hacia su madre, ella estaba con la expresión llena de curiosidad.

– No preguntes. –le advirtió.

– No iba a hacerlo.

Violet siguió sonriendo mientras Eliade y Clover terminaban de prepararla.

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora