Capítulo 18

401 43 10
                                    


Las siguientes semanas se concentró en aprender todo lo que pudiera en el menor tiempo posible, incluso encontró una poción que la ayudaba a asimilar más rápido la información que aprendía. El problema era que, como todo en la magia, tenía un efecto secundario y no podía excederse en su uso.

El profesor Snape había cumplido con lo prometido, y ahora una de las habitaciones de la mansión estaba equipada como un salón de entrenamientos en el que Violet pasaba todo el tiempo que no estaba en la biblioteca.

Era un lugar amplio, iluminado por una gran araña de luces; estaba casi completamente vacío, a excepción de tres muñecos de entrenamiento ubicados en diferentes lugares de la habitación, un pequeño librero con sus libros de estudio y armarios repletos de cojines que servían para utilizarse durante el entrenamiento o simplemente para tumbarse luego del entrenamiento y dormirse, justo como hacía cada madrugada cuando ya no era capaz de dar más de sí misma.

Ya había comenzado a tener problemas con su madre, era lo mismo de siempre. Lo descuidada que era consigo misma, que no todo era estudio, que debía comer más de dos veces al día, y no solo sándwiches, que porqué estaba tan silenciosa...

– Solo estoy intentando aprenderlo todo mamá, ¿acaso es eso un problema?

– Es solo que no debes descuidar tu salud, cariño, ¿o acaso quieres llegar como un esqueleto humano a tu primer día de escuela?

Pero a Violet no le importaba ser un esqueleto humano, a pesar de que eso era lo que parecía ser luego de semanas de arduo entrenamiento mágico y poca alimentación.

Aún no había podido dedicarse leer los extraños libros de su padre, pero creía que eran aún muy avanzados para su corto tiempo de incursión en la educación mágica. Pero aun así, creía haber adelantado al menos un par de años con su rápido aprendizaje y su dedicación de tiempo completo a sus estudios. También había leído, sobre todo en sus pocos momentos de ocio, Historia de la Magia de Bathilda Bagshott, que era tan entretenido e imposiblemente académico que lo había devorado en una semana, dándose cuenta, justo cuando pasaba la última página, que había estado leyendo historia. Luego de ello comenzó a leer la Historia de Hogwarts, que resultó igual de entretenido y altamente confuso.

Pero, claro, casi todo en la magia lo era.

Estaba leyéndolo, mientras comía su ración de sándwiches de pavo del día; iba por la parte donde se explicaba la separación de los cuatro pilares de la escuela, los cuatro fundadores, cuando Clover apareció en la puerta de la habitación con una carta en la mano.

– Tiene una carta del profesor Dumbledore, señorita.

La carta no era más que una corta nota en la que el anciano profesor la invitaba a comer a medio día del día siguiente en su despacho en Hogwarts para "discutir sobre algunos temas referentes al siguiente año escolar."

Así que a día siguiente, faltando cinco minutos para el medio día, se dirigió hacia la chimenea del salón de visitas de la mansión y, justo después de lanzar un pellizco de polvos Flu, se adentró en ella y exclamó:

– ¡Despacho de Albus Dumbledore! –justo como este le había indicado en su nota.

La recibió el mismo sonido suave y metálico de la última vez que estuvo allí, emitido por los raros objetos de plata del anciano profesor. El aire olía a té de limón y al aroma que Violet había aprendido a relacionar con la alta utilización de magia.

Un suave resoplido llegó a oídos de Violet desde detrás de la puerta. Había pensado que estaba sola, pero al parecer aquel pájaro había estado allí desde antes de que Violet pisara aquel despacho, quizás incluso mucho más, ya que su plumaje –rojo y amarillo brillante como si de una llamarada volante se tratase– le decía que aquella era una criatura realmente cuidada. Aquel pájaro carmesí y del tamaño de un cisne, estaba parado en una percha dorada mirando fijamente a la chica con creciente curiosidad.

– Veo que has conocido a Fawkes. –dijo una voz detrás de Violet, quien de inmediato aspiró sobresaltada.

Dumbledore bajaba por la escalinata vestido con una túnica jade oscura.

– ¿Fawkes? es un fénix ¿no?

– Así es. Son unas fantásticas criaturas, y esta, en especial, más que todas. –le respondió el director en tono solemne–. ¿has estado estudiando?

Violet asintió.

Llevaba estudiando casi cada minuto de cada día desde que él y el profesor Snape la habían llevado a su mundo. El mundo al que ahora pertenecía.

– Perfecto. Debo hablarte de algo importante, algo que debes saber, pero lamentablemente se me ha convocado para asuntos importantes del ministerio y debo estar en Londres en un par de horas, por lo que nuestra conversación debe ser más corta y concisa de lo que tenía planeado hacerla.

El hombre se acercó al escritorio y depositó allí el cofre con delicadeza.

– Dime, Violet, ¿has leído tus libros de historia?

– Si, profesor, justo estoy leyendo la historia de Hogwarts. Es maravilloso, es como leer cuentos de fantasía.

Dumbledore sonrió.

– Técnicamente eso es lo que son. –Le dijo– iré al grano, ya que, como dije, no dispongo de mucho tiempo. ¿Ya has leído en tus libros sobre un personaje llamado Harry Potter?

– "El niño que vivió", sí, he leído algo; sobre la lucha contra Lord Voldemort y la muerte de sus padres, y de cómo siendo tan solo un bebé, logró librarse de una maldición asesina. –Violet miró al hombre a los ojos– ¿fue eso verdad o solo fue publicidad mediática y morbosa sobre un accidente?

– Debo decir que un poco de ambas, los periodistas son tan amarillistas en el mundo mágico como en el muggle; pero si es verdad que Harry existe, y que, al igual a muchos de nuestros niños, incluyéndote, perdió a su familia en la última guerra mágica.

– ¿Existe? Es decir, ¿vive aquí, en el mundo mágico? ¿Estudia en Hogwarts?

– Sí, no y sí. –Le respondió Dumbledore– existe, claro que existe, pero no vive aquí, vive con sus tíos maternos en Little Whinging; y si, Harry acaba de terminar su segundo año en Hogwarts.

Harry Potter, la única persona conocida en todo el mundo en sobrevivir a la maldición asesina, haciéndolo con tan solo un año de edad y venciendo a su vez al mago tenebroso más fuerte de la historia, Lord Voldemort.

– Bueno, ¿y qué pasa con él?

– Tal vez deba comenzar contándote sobre la segunda guerra mágica. Asumo que ya sabes algo acerca del tema.

– Por supuesto. Ya leí un par de libros sobre ello.

– Bueno, pues, aquellos libros solo dicen parte de la historia –le dijo Dumbledore– la verdadera historia te la diré, o al menos la resumiré, justo ahora.

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora