«¿Una bruja?», pensó Violet, «¿de qué está hablando?», quería pensar con todas sus fuerzas que lo que decía el anciano era mentira, pero más y más recuerdos llegaban a su mente, sin mencionar el hecho de la horrible criatura llamada 'dementor' que la había atacado, eso era sin lugar a dudas, sobrenatural.
Violet estuvo callada, perdida en sus pensamientos hasta que el anciano, ahora sentado junto a ella, le hablo.
– Entiendo que estés un poco confundida, Violet, pero debes comprender que todo lo que te está sucediendo es real, en cuanto lo entiendas, todo lo demás será mucho más "sencillo de digerir" como dicen los muggles.
– ¿Qué...? –La voz de la chica estaba un poco ronca– ¿Qué fue lo que dijo?
Estaba segura que jamás había escuchado esa palabra.
– Es el denominativo que tenemos los magos para las personas que carecen de magia.
En ese momento Violet miró a su madre.
– Mamá... tú... ¿tú también...?
Pero no pudo terminar la frase.
– No, cariño, yo no soy una bruja, ni tampoco una muggle, yo soy...
Eliade miro a ambos hombres en busca de ayuda
– Soy una squib, cielo.
Al ver la expresión de confusión de su hija aclaró.
– Los squib son hijos de magos que nacen sin magia.
– ¿Quieres decir que tus padres, mis abuelos, fueron magos? –le preguntó Violet un poco horrorizada.
– Sí, cielo, mis padres y mi hermana fueron todos brujos.
– Esto debe ser una broma –murmuró Violet.
Bajó la mirada y se tomó el cabello entre las manos, un viejo gesto que hacia cuando estaba confundida o desesperada.
– Espera...
Violet levantó la cabeza y miró fijamente a su madre.
– Nunca me dijiste que tenías una hermana.
– Sé que debes tener muchas dudas, Violet –dijo Dumbledore– y puedes estar segura de que todas tendrán una respuesta en su debido momento. Lamentablemente debemos salir cuanto antes de aquí ya que es posible, por no decir probable, que la persona que envió ese dementor venga a confirmar el éxito o fracaso de su plan.
El anciano hizo una pausa y miro a Eliade por encima de sus gafas de media luna.
– Además, como ya mencioné, este lugar ya no es seguro para ninguna de las dos, por lo que sugiero que se trasladen, al menos de forma provisional, a otro lugar. Pienso que el caldero chorreante tendrá algunas habitaciones disponibles...
– Un momento –lo interrumpió la chica– ¿está diciendo que ya no podremos volver a esta casa?
– Sería lo mejor, sí. –le confirmó el anciano.
– A todas estas, ¿Quién es usted? –le pregunto Violet aparentando más valor del que en realidad tenía.
– Por supuesto, aun no me he presentado –dijo el anciano ignorando la insolencia de la chica– Mi nombre es Albus Dumbledore, y soy el director del colegio al que espero próximamente asistirás.
– Ambas deberían ir a empacar sus pertenencias. –Dijo el profesor Snape– como dijo el director, es indispensable que salgamos de aquí lo más pronto posible.
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Violet estaba sentada en el suelo de su habitación, había un gran baúl negro a los pies de su cama que estaba lleno a medias de ropa y zapatos –la ropa que acababa de traer de su escuela–, y junto a este, una gran torre de libros opacaba el resto de cosas regadas por el suelo.
Si en verdad dejarían aquel lugar para siempre no le importaría dejar algunas cosas innecesarias, pero lo que jamás estaría dispuesta a olvidar eran sus libros. Durante años estos habían sido su única compañía. En su vida, los amigos habían sido algo efímero, pues su rápido tránsito por cada grado de la escuela no le permitía estrechar lazos con los chicos o chicas, y el permanecer con personas mayores que ella hacía que las conversaciones con los chicos de su misma edad, que vivían cerca a su casa, la aburrieran.
Había pasado una media hora desde que la conversación con los profesores Dumbledore y Snape terminara. Le habían explicado cosas increíbles, cosas que ella, en definitiva, jamás hubiera imaginado.
En primer lugar, el lugar al que se mudarían era mucho más lejos de lo que pensaba, ya que el caldero chorreante era una clase de hotel que quedaba en Londres. ¡Londres!, no recordaba cuantas veces había soñado con Londres, sus novelas favoritas transcurrían en Inglaterra y si sus heroínas favoritas encontraban la felicidad allí, ¿Por qué ella no? Además de esto, Hogwarts, el colegio de magia al que se supone que iría, quedaba también en Reino Unido, en algún lugar de Escocia.
Cuando les dijo que jamás había escuchado de tal lugar, le dijeron simplemente que aquel inmenso lugar, un castillo al parecer, no aparecía en los mapas.
Bastante raro, sí, pero como había dicho Dumbledore, luego de aceptar la idea de que era una bruja, el hecho de que un lugar no pudiera ser señalado en el mapa le parecía, si no del todo lógico, no totalmente anormal. Después de todo, era magia ¿no?
Lo que más le impactó, y aun la tenía pensativa era la hermana de su madre... su madre.
Al parecer su madre no era su verdadera madre, si no que en realidad era su tía, y aquella hermana que Eliade había mencionado, era su madre biológica.
Según lo que le dijeron, su madre y padre biológicos habían muerto cuando solo era una bebé, dejándola a ella con su familiar más cercano, su ahora madre adoptiva. Esto había sido un duro golpe para Violet. Había crecido engañada toda su vida, pensando que un idiota que trató a su madre como basura, era su padre.
Muy a su pesar, Violet admitía que en el fondo se alegraba de que ese hombre no tuviera nada que ver con ella.
Cuando le preguntó a su madre por qué no le había dicho nada, Dumbledore le respondió en su lugar «cuando el mago que mato a tus padres desapareció, muchos de sus seguidores pensaron que tus padres habían tenido la culpa, así que, por tu propia seguridad, decidimos esconderte. Pensamos que todo sería mucho más fácil si escondíamos tu magia, pero... –aquí sonrió de forma picara– obviamente no pudimos esconderte a ti de la magia» además, pensó Violet, así la relación con Eliade, a la que consideraría siempre como su madre, no había tenido problemas.
Aun así se sentía un poco triste.
En pocos minutos había conocido a sus padres y los había perdido. Además de ello, le habían contado como habían muerto, los había asesinado un poderoso mago oscuro.
Lord Voldemort, le habían dicho que se llamaba.
Ello aun sonaba como uno de los cuentos infantiles que su madre le contaba cuando era niña, solo que mucho, mucho más trágico.
Una lágrima se deslizo por su mejilla y no supo identificar si era por tener que abandonar el lugar donde llevaba viviendo toda la vida, o por la pérdida de unos padres a los que nunca había conocido.
Esta clase de tristeza no era conocida para ella, no estaba acostumbrada a este dolor.
Se abrazó a sí misma y sollozó.
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La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)
FanfictionViolet Bancroft es una chica prodigio pero ademas de eso... Ella es una bruja. Su misión no será fácil, pero deberá sobreponerse a la adversidad y aprender a conocer su nuevo mundo con todo lo que conlleva ser una bruja, una aprendiz de alquimista y...