Capítulo 4

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En ese momento tocaron la puerta, que no estaba cerrada, y esta se abrió mostrando la patética figura de una chica sentada sobre los talones, con los brazos alrededor de sus costados y con una expresión de desconsuelo en el rostro.

– Violet.

El profesor Snape pronunció su nombre con una clase de adoración a la que la chica no estaba acostumbrada

– ¿Te encuentras bien?

Se adelantó un poco pero Violet levando una mano indicándole que se detuviera, a la vez que giraba el rostro escondiendo sus lágrimas de aquel hombre.

– Estoy perfectamente –dijo Violet con voz firme.

Ese era el tono de voz que usaba siempre con su madre para que no se preocupara cuando la veía triste por algo que había pasado en la escuela.

– Es solo que... aún no sé cómo reaccionar a esto.

– Lo comprendo, pero debemos salir de inmediato.

Dirigió una mirada a la montaña de libros que había junto al baúl.

– ¿Es eso lo que llevaras contigo?

La chica asintió, un poco apenada mientras se levantaba.

El hombre sonrió divertido mientras miraba la pila de libros.

– ¿Qué tal si te vas cambiando mientras te ayudo a terminar de empacar?

La chica no sabía cómo haría para meter todos esos libros en el baúl, pero el hombre parecía lo suficiente seguro de sí mismo para que Violet no replicara, así que asintió. Tomó la ropa que tenía preparada sobre la cama y de dirigió al baño que había en su habitación.

Al salir, su habitación estaba casi completamente ordenada y del baúl y los libros no había rastro. Incluso las cosas que había en su tocador habían desaparecido junto con toda la ropa de su armario. ¿En serio ese hombre había logrado que por arte de magia casi todo el contenido de su habitación cupiera en ese baúl?

Incluso eso era difícil de creer.

Severus Snape entró en la habitación mientras se guardaba en los pliegues de su extraña vestimenta algo, que por lo que alcanzó a ver Violet, era una clase de palito de madera.

– ¿Ya estas lista? –le preguntó el hombre al verla parada en medio de la habitación.

La chica asintió.

– Entonces bajemos, Dumbledore nos espera.

Dumbledore y su madre estaban en el salón junto a dos grandes baúles, su madre llevaba su sobretodo beige y, en cuanto estuvo junto a ella, envolvió a Violet en una chaqueta y puso una bufanda alrededor de su cuello. De inmediato Violet sintió un inmenso calor y fue allí cuando vio la chimenea encendida. ¿Por qué encenderían la chimenea en pleno verano?

– Viajaremos por Red Flu –le dijo Dumbledore a Violet al notar que observaba la chimenea con curiosidad– mucho más sencillo y rápido que esos grandes pájaros a los que ustedes llaman aviones.

Antes de que la chica preguntara como rayos usarían una chimenea para cruzar el océano, el profesor Snape había lanzado algo en el fuego causando que este creciera y cambiara a un color verde brillante.

– ¡Wow! –Exclamó la chica sin pensar– ¿que se supone que fue eso?

– Los polvos Flu, crean una clase de pasaje entre esta chimenea y una totalmente diferente en cualquier parte del mundo, en este caso, la chimenea del salón del caldero chorreante en Londres –explicó el anciano director.

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora