Capítulo 39

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Violet no se sentía especialmente bien luego de la visita a San Mungo, y así se lo dijo a su madre, así que aplazaron sus planes de ir de compras y en vez de eso almorzaron en el caldero chorreante.

A Harry no se le veía por ningún lado, probablemente estaba en la tienda de artículos deportivos babeando otra vez sobre la Saeta de Fuego. Tal vez podría verlo más tarde en la cena y podrían terminar de empacar sus cosas en los baúles.

Eliade estaba contándole sobre su conversación con la directora del hospital cuando una lechuza dejó caer una carta sobre sus papas cubiertas de crema. La chica maniobró con el sobre lo mejor que pudo intentando no manchar la nota que había en el interior.

Reconoció aquella pulcra caligrafía de inmediato.

Querida Violet.

Espero que estos días en el Caldero Chorreante hayan sido agradables y provechosos y que hayas descansado, al menos un poco, de nuestro arduo entrenamiento.

¿Será posible que nos encontremos un momento en el salón de entrenamiento? Es imperativo que tengamos una conversación respecto a tu nuevo año escolar. Estaré allí alrededor de las 3, si te parece bien. No te preocupes, no tomará mucho tiempo y podrás volver a Londres para la cena.

Un abrazo.

S.S.

¿El salón de entrenamiento? eso quedaba en la mansión Bancroft, ¿No podría Severus sólo haber ido al caldero chorreante a tomar el té? ¿que clase de conversación requería que ella se trasladara cientos de kilómetros para ello?En momentos como ese, Violet odiaba que los teléfonos no fueran compatibles con la magia.

Violet y su madre se trasladaron a su casa mediante la red flu y, al llegar allí, las recibió Clover con una reverencia tal que su cabeza casi tocaba el suelo.

— Bienvenida a casa, señorita.—saludó la elfina.

Llevaba tanto tiempo viviendo en el Caldero Chorreante que su casa ahora le parecía extraña, esa extrañeza estaba allí desde la primera vez que había pisado Bancroft Manor, desde que había abandonado Estados Unidos y a sus amigos. Violet se preguntaba si, después de pasar un año completo en Hogwarts, podría llegar a considerar esa como su casa algún día.

— Hola, Clover. ¿Ya llegó el profesor Snape?

— Sí señorita, está esperándola en el salón de entrenamiento.

— Muy bien, gracias Clover.

— ¿Desea que les lleve el servicio de té allí o lo tomarán en el salón?

— Ninguna de las dos, no tardaremos mucho.

La elfina pareció un poco triste y Violet se sintió culpable por dejarla tanto tiempo sola en aquella casona.

— Muy bien, prepara té para los tres—dijo para complacerla— ¿estás bien con eso mamá?

— Por supuesto, no he visto a Severus desde que ambos se fueron a Londres hace semanas, iré a refrescarme mientras ustedes hacen lo que tengan que hacer.

— Muy bien, me retiro entonces, señorita. —dijo Clover con entusiasmo para luego desaparecer con un chasquido.

Severus estaba en el salón de entrenamiento sentado en una silla ojeando un viejo ejemplar de alquimia básica que la chica probablemente había olvidado allí.

Cuando el hombre vio a Violet su expresión, antes concentrada, pareció iluminarse y una sonrisa asomó a su rostro.

— Espero que hayas disfrutado estas pequeñas vacaciones.

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora