Capítulo 17

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El hombre salió de las sombras del pequeño bosquecillo y se puso frente a Violet.

La miró con intensidad, y tras ver las heridas y el rasgado vestido de Violet frunció el ceño.

– ¿Cómo fue que pasó eso?

Violet abrió la boca para responder, pero nada salió de ella. No era algo que le contabas a tu futuro profesor de escuela, ni aunque este fuera tu frío y continuo salvador.

La chica tragó saliva.

– ¿Tuvo este chico algo que ver?

Violet miró a Marco –inconsciente y apacible– y negó con la cabeza.

– Él me salvó. –dijo en voz baja.

¿Porque se sentía tan avergonzada?

– ¿Te salvó...?

Snape la miró con los ojos entrecerrados y, tras un par de segundos de silencio, asintió.

– Muy bien, no es necesario que me lo digas. Pero debemos irnos.

Violet asintió y se mordió el labio.

Era lo mejor.

– Pero... ¿y Marco?

– El muchacho estará bien.

El hombre miró a Marco y luego dirigió la vista hacia la puerta del instituto.

– Tal vez deberías llamar a la elfina. –sugirió.

– ¿A Clover?

El hombre asintió y Violet lo hizo, no tenía ánimos ni ganas de replicar.

Clover apareció junto a ella, sin inmutarse por el hecho de que el profesor Snape y un chico inconsciente estuvieran allí. Tal vez eso venía en la cláusula de confidencialidad del empleado elfo, pensó la chica con sarcasmo.

Antes de que Clover o Violet dijeran algo, Snape le dirigió la palabra.

– Haz que la elfina haga que las personas que lo presenciaron lo que pasó esta noche, lo olviden.

Violet lo miró con los ojos abiertos de par en par.

¿Sabía lo que realmente había pasado esa noche, lo que había estado a punto de sucederle? La expresión del hombre no dejó entrever ningún escaño de información.

Y lo más importante, ¿podía Clover borrar los recuerdos de lo sucedido con Luke de aquellos que lo habían visto?

«Claro que sí» dijo una voz en la parte de atrás de su cabeza.

Violet asintió hacia el profesor.

– Clover, haz que mis amigos olviden...

Entonces recordó la fiesta, los aullidos tras su llegada, su baile con Marco, la desesperación en su voz, a Danielle salvándola la primera vez de la garras de Luke...

– Haz que todos olviden que estuve aquí esta noche. –le ordenó con voz firme a la elfina.


Aparecieron en su habitación. Estaba ordenada –algo supremamente raro en una habitación que ella hiciera llamar suya– con cada cosa en su lugar, fría e inusualmente tranquilizadora.

Violet quería ir directamente al baño para darse una ducha de agua caliente, pero recordó que justo tras de ella estaba el profesor Snape. Se giró a verlo y lo sorprendió mirándola con una expresión dulce, casi paternal. En cuanto se dio cuenta que la chica lo miraba su expresión se volvió la máscara que normalmente era.

– Tu madre me comentó que tenías dudas respecto a la forma en que practicarás los hechizos ya que no tienes con quien hacerlo. –dijo Snape en ese barítono que tenía por voz.

– Eh, sí. Temo que, aunque aprenda los hechizos y los realice, no tendré idea de si realmente los hice bien si no tengo a alguien con quien practicarlos. –le explicó Violet tratando de mantenerse firme sobre sus pies. Se sentía tan cansada...

– Y tienes razón. –Asintió el hombre– tengo una idea para ayudarte con tu problema, pero necesitaré de la ayuda de tu elfina.

Violet no tenía idea de a qué se refería pero estaba muy cansada para replicar.

– Por supuesto. –Dijo– Clover, ayuda al profesor Snape en todo lo que necesite.

La elfina, que estaba junto a ella casi como si estuviera esperando las órdenes dadas, asintió.

– Como ordene, señorita.

– Y, por favor, –comenzó a decir dirigiéndose a ambos– no le digan a mi madre lo sucedido esta noche.

Y entonces se dirigió al baño, cerrando la puerta con suavidad tras ella.


Una hora después de acostarse –pero no dormirse, eso no lo había logrado aún– su madre entró en su habitación.

Se hizo la dormida al instante.

La idea de Snape de que Clover le ocultara el golpe en el rostro con magia había sido lo mejor.

Su madre se sentó junto a ella y le acarició los cabellos con ternura, luego de un minuto le dio un beso en la cabeza con suavidad, tratando de no 'despertarla'.

– Te amo, cariño –le susurró– espero que hayas disfrutado la fiesta.

Luego salió y cerró la puerta de la habitación.

Violet abrió los ojos y miró hacia la apremiante oscuridad de su habitación, después, con un sonido tan bajo que se mezcló con el viento que entraba por la ventana entreabierta, sollozó.

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora