La cuarta planta estaba mucho más vacía que el salón de té del quinto piso, tras traspasar unas puertas dobles de madera donde había un letrero que rezaba «DAÑOS PROVOCADOS POR HECHIZOS»
Neville le informo que aquella sala era para los residentes permanentes del hospital y Violet tuvo que tragar con esfuerzo el nudo que se le hizo en la garganta.
Había varias camas con sus respectivos ocupantes y cada una se dividía por cortinas de las otras, los espacios personales de los residentes estaban decorados con fotografías plantas e incluso posters de Quidditch. La pared detrás de la cama de un hombre rubio bastante apuesto estaba repleta de fotografías de sí mismo que saludaban al que pasara como si fuera el primer ministro.
Neville la guió hasta el fondo de la sala donde habían dos camas juntas, un hombre vestido con una bata de hospital estaba sentado en una de las camas y miraba por la ventana el pasar de los pájaros —o al menos eso creía Violet—, aunque estaba de espaldas, la chica podía notar el parecido con Neville.
Una mujer menuda, de cabello plateado, ralo y sin vida, con la cara idéntica a la del chico, aunque más delgada y con la expresión apagada, al ver a su hijo se acercó lentamente, moviendo los pies como si estuviera siguiendo el ritmo de un silencioso vals, y se quedó frente a él e hizo...
Nada.
Se limitó a estar cerca de él, sin mirarlo ni tocarlo, mientras se balanceaba y tarareaba una canción en voz baja, de esas que no puedes olvidar la melodía por mucho que lo intentes.
Violet realmente no esperaba aquello. Después de saber que los padre de Neville no estaban muertos, había imaginado que tal vez tuvieran una leve enfermedad o un resfriado complicado, pero esto...
— ¿Neville? —Preguntó Violet sin poder aguantar la curiosidad—¿qué fue lo que les pasó?
— Fueron torturados hasta la locura por los seguidores de Quien-tu-sabes. —respondió sin dudar mientras levantaba la mano y tomaba uno de los largos mechones de cabello rubio de su madre y una leve sonrisa aparecía en su rostro.
Violet tuvo que aguantarse las ganas de llorar a la fuerza mientras apretaba los puños hasta clavarse las uñas en las palmas.
La mujer levantó una de sus manos y le entregó algo al muchacho, aunque Violet no pudo distinguir qué era, luego, aun siguiendo el ritmo de la melodía que tenía en la cabeza, se alejó hasta que desapareció tras la cortina.
Neville se giró y le sonrió, luego lideró el camino hacia la salida.
— Gracias por acompañarme, me hubiera arrepentido si no los hubiera visto antes de ir a Hogwarts. —le dijo el chico cuando llegaron a las puertas del ala de «DAÑOS PROVOCADOS POR HECHIZOS».
Violet no sabía qué responder, sentía una presión tan fuerte en el pecho que sentía que si abría la boca se pondría a llorar de inmediato. No recordaba ser tan sensible pero, al ver a la madre de Neville con la luz de la vida casi apagada por completo, había tocado una fibra en ella que había despertado sentimientos que no había sentido ni cuando pensaba en sus padres... que sí que estaban muertos. Así que ¿qué era aquello que le oprimía el pecho?
Justo en ese momento, vio bajar por las escaleras a una anciana bruja de aspecto imponente, que llevaba un largo vestido verde, una apolillada piel de zorro y un sombrero puntiagudo decorado con un buitre disecado y, tras ella, estaba Eliade.
— Oh, tesoro, así que decidiste verlos después de todo —Dijo la anciana a modo de saludo al ver al muchacho—, eso está muy pero que muy bien —luego pareció reparar en Violet y levantó las cejas con curiosidad— ¿Quién te acompaña, Neville? ¿Es una amiga?
— Oh, Violet, querida, así que aquí estabas, comenzaba a pensar que te habías extraviado, te dije que me esperaras en el salón de té. —dijo Eliade al verla— Augusta, esta es mi sobrina, Violet —la anciana alargó una mano huesuda con perfecta manicura hacia la chica y Violet la tomó por educación— Cariño, la Sra. Longbottom es la abuela de Neville.
Eliade, como siempre, había logrado leer la situación y había sacado a Violet rápidamente de un apuro.
— Mucho gusto, Sra. Longbottom, Neville me estaba presentando a sus padres, espero que no le importe.
La Sra. Longbottom pareció supremamente sorprendida al escuchar aquello y Violet pudo ver como Neville bajaba la cabeza con las mejillas rojas.
— Oh, todo lo contrario, querida. Ya era hora de que Neville le presentara sus padres a sus amigos, su condición no es nada por lo cual avergonzarse, por lo contrario, Frank y Alice son nuestro más grande orgullo, son héroes, ¿Verdad, Neville?
— S-si, abuela.
Violet podía verlo en Neville, pesaba sobre la cabeza del chico tanto como en la suya propia: Unos padres famosos, legendarios por sus hazañas, nombrados héroes por sus actos de valentía contra el Señor Tenebroso.
La Presión.
Era difícil vivir bajo la sombra de unos padres que habían pasado su vida siendo personas increíbles, y luego estabas tú, un niño de trece años abriéndose paso en un mundo que te juzga porque no eres ellos.
Violet posó su mano sobre el hombro de Neville con gentileza y él levantó la cabeza y la miró con sorpresa. Luego, una pequeña y avergonzada sonrisa se posó en su rostro. Si se daba la oportunidad cuando se cruzaran en la escuela, podrían intentar ser amigos, tenían muchas cosas en común y eran ese tipo de cosas las que formaban las amistades: la empatía.
¿Quién sabe? Tal vez Harry y Neville eran amigos y Violet aun no lo sabía.
Cuando Violet levantó la mirada, Augusta Longbottom tenía los ojos clavados en ella y una pequeña sonrisa se asomaba a sus labios.
— Tu padre y mi Frank fueron buenos amigos, ¿sabías? durante su época de colegiales e incluso después, cuando tanto tu como neville eran recién nacidos.
— ¿De verdad? —preguntó Neville antes de que ella pudiera pronunciar palabra.
— ¡Por supuesto! Robert me enviaba siempre una caja de dulces turcos por mi cumpleaños, era un encanto.—decía la mujer con expresión soñadora— debo tener algunas fotografías en los viejos álbumes, las buscaré y se las enviaré, así tendrán algo de que platicar ustedes dos.
Ambos chicos se veían supremamente sorprendidos por aquel dato, el mundo era definitivamente un pañuelo.
La Sra. Longbottom y Neville tenían algo de que hablar con el sanador encargado de los padres del muchacho así que se disculparon y se despidieron de Violet y Eliade.
Neville se vio muy sorprendido cuando, justo antes de desaparecer tras las puertas del ascensor, Violet le gritó un fuerte: ¡NOS VEREMOS EN HOGWARTS!
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La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)
FanfictionViolet Bancroft es una chica prodigio pero ademas de eso... Ella es una bruja. Su misión no será fácil, pero deberá sobreponerse a la adversidad y aprender a conocer su nuevo mundo con todo lo que conlleva ser una bruja, una aprendiz de alquimista y...