Capítulo 44

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La selección de los chicos de primero continuó mientras sus compañeros de Gryffindor la felicitaban y le preguntaban un montón de cosas que ella no alcanzaba a entender del todo.

En la mesa de profesores, Severus, vestido con un elegante atuendo completamente negro, la miraba con una sonrisa política en el rostro. Violet quería correr y abrazarlo, sabía que aquello tranquilizaría sus nervios, pero estaba segura que no estaba bien visto que los nuevos alumnos dieran muestras de afecto a los profesores en su primer día, sin importar que fueran familiares.

Harry no se veía por ninguna parte y Violet comenzaba a preocuparse. Él y Hermione aparecieron cuando ya todos los niños fueron seleccionados y Dumbledore recitaba un discurso. Aunque, a decir verdad, no es que fuera el mejor motivador:

— ¡Bienvenidos a un nuevo curso en Hogwarts! —exclamó con euforia— Tengo algunas cosas que decirles a todos, y como una es muy seria, la explicaré antes de que nuestro excelente banquete los deje aturdidos. —Dumbledore se aclaró la garganta y continuó—: Como todos saben después del registro que ha tenido lugar en el expreso de Hogwarts, tenemos actualmente en nuestro colegio a algunos Dementores de Azkaban que están aquí por asuntos relacionados con el Ministerio de Magia. Están apostados en las entradas a los terrenos del colegio y tengo que dejar muy claro que mientras estén aquí nadie saldrá del colegio sin permiso. A los dementores no se les puede engañar con trucos o disfraces, ni siquiera con capas invisibles. No está en la naturaleza de un dementor comprender ruegos o excusas. Por lo tanto, les advierto a todos y cada uno de ustedes que no deben darles ningún motivo para que les hagan daño. Confío en los prefectos y en los últimos ganadores de los Premios Anuales para que se aseguren de que ningún alumno intenta burlarse de los dementores. —Dumbledore hizo otra pausa. Recorrió la sala con una mirada muy seria y nadie movió un dedo ni dijo nada— Por hablar de algo más alegre —continuó—, este año estoy encantado de dar la bienvenida a nuestro colegio a dos nuevos profesores. En primer lugar, el profesor Lupin, que amablemente ha accedido a enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras.

Algunas pocas personas aplaudieron efusivamente —Harry y sus amigos entre ellos— pero nadie más, ningún alumno parecía conocer a aquel extraño hombre con ropa de vagabundo que regalaba chocolates.

— En cuanto al otro último nombramiento —prosiguió Dumbledore cuando se apagó el tibio aplauso para el profesor Lupin—, siento decirles que el profesor Kettleburn, nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, se retiró al final del pasado curso para poder aprovechar en la intimidad los miembros que le quedan. Sin embargo, estoy encantado de anunciar que su lugar lo ocupará nada menos que Rubeus Hagrid, que ha accedido a compaginar estas clases con sus obligaciones de guardabosques.

¿Aquello era una ovación de pie?

Los alumnos aplaudieron con emoción al gigante que, con el rostro completamente rojo, se levantó torpemente de la mesa de profesores y dio una exagerada reverencia al público mientras se miraba las manos avergonzado. El aplauso fue acompañado de silbidos de celebración y a Hagrid se le escaparon un par de lagrimones de la emoción.

—Bien, creo que ya he dicho todo lo importante —dijo Dumbledore—. ¡Que comience el banquete!

Violet sentía que moría de hambre así que se sirvió un gran plato lleno de todo un poco, el lugar se llenó de conversaciones alegres e intercambios de las experiencias vividas en las vacaciones. Los gemelos ya las estaban incluyendo en algunos en sus planes y eso la hacía sentirse... como en casa.

Era la primera vez que se sentía así, algo caluroso se extendía por su pecho y la chica tuvo que reprimir las lágrimas. no sabía de dónde provenía aquella emoción pero le gustaba.

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora