Capítulo 32

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– Entonces tal vez te coloquen en Ravenclaw. –dijo Harry– Los más inteligentes de la escuela estén ahí, excepto Hermione, que está en Gryffindor.

– Si es tan inteligente, ¿por qué no está en Ravenclaw?

– No lo sé, pero te puedo asegurar que es la más lista del curso, tal vez incluso más que los chicos de cursos más avanzados. –se adelantó a defenderla el muchacho.

– Tal vez es muy valiente. –se apresuró a decir Violet, no quería que Harry pensaba que denigraba a las personas sin siquiera conocerlas.

– Lo es.

Ambos sonrieron y Tom llegó para ofrecerles bebidas. Pidieron un par de zumos de calabaza.

– ¿En qué casa de Hogwarts estuvieron tus padres? – le preguntó Harry cuando Tom se alejó.

– Mi padre estuvo en Gryffindor con tus padres, mi madre era una Slytherin.

– ¿Eran de casa diferentes? –Harry parecía anonadado.

– Si. Y no, mi madre no era seguidora de quien-tu-sabes, luchaba contra Lord Voldemort tan fuerte como tus padres. No importa lo que digan de Slytherin, es una casa tan buena como cualquiera, son las personas las que se vuelven malas, sin importar la casa de la que provengan.

Harry lo pensó un momento.

– Puede que tengas razón, pero hasta el momento no conozco a ningún Slytherin que me caiga bien.

– Yo he conocido a unos cuantos –dijo Violet pensando en los Malfoy, en Severus y por supuesto, en su madre.

Hablaron durante horas sin parar, sobre Hogwarts e Ilvermorny, los Weasley, Eliade, los Dursley, Dumbledore, sobre lo poco que sabía cada uno de sus padres, sus respectivos amigos, sobre hechizos... sobre cada tema que estuviera a su alcance, solo para no parar de hablar.

Tomaron el almuerzo en un restaurante en el callejón Diagon y se separaron poco tiempo solo para prepararse para la cena y después para dormir. Harry otra vez se vio sorprendido por algo esa tarde, que ambos tuvieran habitaciones contiguas.

– ¿Te veré mañana en el desayuno? –le preguntó a Violet cuando ambos abrieron las puertas de sus respectivas habitaciones.

– ¡Claro! –para la chica aquello era algo obvio, no podía parar de escuchar cosas sobre su mundo– descansa.

– También tú.

Cerraron sus respectivas puertas y ambos se fueron a la cama con una sonrisa en la cara.



No había esperado que Harry Potter fuera tan interesante, se habían vuelto amigos de inmediato.

Pasaron la siguiente semana explorando todas las tiendas que el callejón Diagon tenía, ya que ninguno había tenido la oportunidad de conocerlo a fondo. Compraron las cosas que necesitaban para el colegio en ese curso, excepto los libros que Violet ya había comprado. Pasaron por la tienda Madame Malkin para sus nuevos uniformes y la mujer se vio sorprendida pero feliz de tener a ambos en su tienda.

Un día, al bajar al restaurante del caldero chorreante para desayunar, una lechuza aterrizó repentinamente en su mesa.

La carta, repleta de halagos del primer ministro, la invitaba a pasarse por el ministerio ese día para la hora del té, para que le fueran entregadas algunas de las pertenencias de su padre que estaban aún en posesión del ministerio de magia. También decía que su asistente, la señorita Platt, pasaría por ella antes de las 5 para escoltarla al ministerio.

Violet se quedó de piedra y así la encontró Harry cuando bajó a desayunar con ella.

– ¿Te encuentras bien? –le preguntó el chico cuando la vio con una mueca de ira en el rostro.

Violet le entregó la carta y este se sentó para leerla. Su rostro se fue convirtiendo lentamente en una copia del de la chica.

Ambos habían creado un vínculo tan fuerte en aquella semana que eran capaz de contarse todo sin tapujos –obviamente sin contar los orígenes de la vida de Violet, que debía seguir el guión que Dumbledore había escrito para ella.

Harry terminó de leer y le dirigió una mirada llena de incredulidad.

– ¿Y creen que está bien esperar tanto tiempo para entregarte las pertenencias de tu padre?

– ¡Doce años, Harry! ¡Doce! –exclamó Violet.

– ¿Piensas que tal vez trataban de meter las narices en las pertenencias de tu padre?

Violet ya lo había puesto al tanto de ello, más por tener alguien con quien hablar de ello que por ganarse su confianza.

– No lo sé. Pero debo ir. ¿te gustaría acompañarme? –le propuso– me vendría bien algo de apoyo moral.

– Me encantaría... –le respondió el chico inmediatamente, aunque sin mucho ánimo– pero el ministro me ordenó que no debía salir del callejón Diagon.

– ¿Qué? ¿Por qué te ordenaría algo así?

– Creo que es por Sirius Black...

Violet lo comprendió de inmediato.

Según las habladurías que habían escuchado en el caldero chorreante, Sirius Black, el más fiel seguidor de Voldemort, había escapado para intentar hacer resurgir a su amo y vengarse de los que estaban en contra del señor tenebroso en el camino.

– Entiendo.

Cuando estaban terminando de desayunar, Violet vio una cara conocida junto a la barra hablando con Tom.

Harry siguió la dirección de su mirada.

– ¿Lo conoces?

El rubor llegó a su rostro rápidamente.

– ¿Que? ¿a quien?

Harry rió por lo bajo.

– A Digory, ¿Lo conoces?

– No realmente –respondió ella avergonzada mientras bajaba la cabeza hacia su taza de café.

– Bueno pues parece que él a ti sí.

– ¿Que?

Violet miró hacia la barra rápidamente y vio que el muchacho le hacía señas con la mano para que se acercara.

Ay no...

– Será mejor que vaya a ver qué quiere –dijo mientras se levantaba de la mesa y se acercaba a la barra.

Cedric se veía ojeroso pero radiante, su cabello estaba un poco más largo que la última vez, pero estaba igual de guapo.

– Hola –lo saludó con toda la entereza que pudo encontrar– ¿Qué tal la caza?

– Bastante bien, de hecho, capturamos unos buenos especímenes –dijo él, eufórico– no sabía que eras amiga de Potter.

Violet miró hacia atrás y vio que Harry los miraba fijamente. Intentó no sonrojarse más aún.

– Usted no sabe nada de mí, señor Diggory. –le dijo ella, tratando de zanjar el tema.

– Aun... –soltó él con una sonrisa pícara– No nos quedaremos mucho tiempo, solo vinimos a traerle parte de la caza a Tom ¿te veré en King Cross?

– Supongo que sí.

– Bien, debo irme –Cedric le plantó un beso en la mejilla y rápidamente se alejó de la barra– Nos vemos, Bancroft.

Violet volvió a la mesa junto a Harry, confundida y aturdida.

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora